La única escuela de la Mancomunidad que sigue de pie
El centro centenario de la Masó lo inauguró Eugeni d'Ors y ahora atrae a alumnos de otros lugares como Tarragona o Salou
La MasóEn Cataluña hay 3.933 escuelas, pero sólo hay una que pueda presumir de haber sido inaugurada por el escritor y filósofo Eugeni d'Ors. No sólo eso: también puede jactarse de ser la única escuela que sigue en activo de las cuatro que creó la Mancomunidad como modelo para la regeneración pedagógica que quería impulsar. Se trata de los Til·lers, una pequeña escuela rural que funciona desde 1919 y que se encuentra justo donde empieza (o termina) el pueblo de la Masó, en el Alt Camp. "Allí éramos contentos y felices", recuerda Anton Banús, un hombre de 53 años que parece añorar esa infancia. "El pueblo ha cambiado mucho porque la agricultura va a menos", lamenta. La Masó está completamente rodeada de avellanos, uno de los árboles frutales que más ha pagado la reciente sequía. Hay tantos en el pueblo que incluso uno se ha colado en el patio de la escuela, con el permiso de los tres tilos centenarios que la vigilan y le dan nombre.
La escuela tiene 23 alumnos repartidos en sólo dos clases. Está el aula de los mayores, con niños de cinco cursos diferentes, y la de los pequeños, con cuatro niveles distintos. Esto significa que este miércoles, cuando Martina ha celebrado en clase su sexto aniversario, lo ha hecho con compañeras de tres años. "Trabajar aquí sólo tiene ventajas, pero si tuviera que decir un pequeño problema, sería tener tantos niveles distintos", dice Carol Bujaldón, la maestra de los pequeños. Antes de ocuparse de los más pequeños, Carol había sido directora de esta escuela, y si aún vamos más atrás, la veríamos como alumna. "Cuando yo era pequeña sólo había una maestra y en tercero tenías que ir a otra escuela", recuerda. En esa época, todos los niños eran vecinos del pueblo, una característica que ha cambiado completamente. Actualmente, en los Til·lers hay alumnos que vienen de Tarragona o incluso de Salou, que está a 28 kilómetros.
La culpable de que una de las escuelas con más historia de Catalunya tenga lista de espera es la directora, Aurora Roca Gayete. Empezó a dirigir el centro en el curso 2018-19 y sólo asumir el cargo transformó la escuela por completo. Influida por las ideas de la docente alemana Rebeca Wild, Roca Gayete buscaba cómo llevar a la práctica todas las ideas que tenía en la cabeza, y después de dirigir una escuela en Pratdip y de trabajar durante nueve años en la Escuela el Martinet de Ripollet fue encontrando la manera. Nada más llegar a La Masó lo puso en práctica: "Reuní a los padres y madres y les expliqué que lo haríamos de otra manera, y les expliqué los motivos del cambio y también que todo estaba avalado por eso y por eso", recuerda Roca Gayete.
También les dijo que tendrían siempre las puertas abiertas para venir a clase a observar. "Ponemos sobre todo la mirada en la infancia, respetamos sus ritmos y les damos mucha autonomía", explica. De hecho, la autonomía es clave para poder gestionar un aula con tantas edades distintas. La directora reconoce que algunas personas confunden estos términos con la falta de límites: "¡Y claro que ponemos límites! ¡Si no pones límites no los estás respetando! Hay que guiarlos y poner límites, pero respetando su ritmo", insiste. Algunas familias del pueblo abrazaron el nuevo proyecto, mientras que otras no acabaron de verlo claro y prefieren escuelas más tradicionales.
Escuela Nueva
El nacimiento de esta escuela, hace más de cien años, también supuso cambios pedagógicos. La Mancomunidad de Cataluña quería modernizar el país y, en el ámbito educativo, estaba deslumbrada por la Escola Nova, el movimiento pedagógico de finales del siglo XIX que impulsaba un aprendizaje activo en contraste con la escuela tradicional. La Mancomunidad impulsó cuatro escuelas (una en cada demarcación) que debían servir de prototipo para la creación del resto de centros catalanes.
La primera de ellas, y la única que todavía funciona como escuela, fue la de los Til·lers. Su historia se interrumpe durante la dictadura franquista, contraria a las nuevas ideas pedagógicas. Aún así, el centro reabrió a principios de los 70, gracias a los Movimientos de Renovación Pedagógica. Desde entonces, la Escuela Els Til·lers, que forma parte de la ZER Francolí, ha sufrido altibajos, pero ha continuado educando a los niños del pueblo y del entorno.