Macroeconomía

Francia estudia suprimir un festivo para reducir el déficit

Los empleados trabajarían un día más sin cobrarlo, una medida que permitiría ahorrar alrededor de 3.000 M€

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante un acto este sábado en París.
15/11/2024
3 min

ParísLos trabajadores franceses podrían quedarse a partir del próximo año con un festivo menos. No sólo deberían trabajar un día más sino que lo harían gratis, sin recibir ningún tipo de remuneración adicional. El gobierno estudia medidas drásticas para reducir el déficit público sin subir de forma generalizada los impuestos y una de las ideas sobre la mesa es la de suprimir uno de los 11 festivos que hay en el país. El primer ministro, Michel Barnier, ha mostrado sus reticencias a aprobar tan impopular medida, pero los macronistas presionan para salir adelante. La razón es que supondría para la Seguridad Social un ingreso anual adicional de entre 2.400 y 3.400 millones de euros, cifra que serviría para contribuir generosamente a reducir el déficit.

El mecanismo de la medida es tan sencillo como sorprendente: los asalariados trabajan un día más sin remuneración y la empresa, que aumenta su productividad sin tener que pagar a sus trabajadores, como contrapartida paga al Estado una tasa 0,3% de la masa salarial. Los pensionistas también verían aumentado en un 0,3% un tipo de impuesto llamado "contribución a la solidaridad".

El día festivo, sin embargo, no se suprimiría completamente. Formalmente, seguiría siendo festivo, con escuelas, universidades y la administración pública cerrada. También los comercios que habitualmente están cerrados los domingos. Pero los asalariados deberían ir a trabajar, si la medida se aprueba sin ningún tipo de flexibilidad.

Precedente

El sistema no es nuevo en Francia: en el 2004 ya se suprimió un festivo para la mayoría de trabajadores, el lunes de Pentecostés. una ola de calor histórico. Como respuesta política en medio del trauma, el gobierno, en el que estaba Barnier como ministro, decidió que debían dedicarse más recursos a la gente mayor y las personas con discapacidad. Pero movilizar dinero nunca es fácil. de solidaridad y las empresas pagaran al estado una compensación. Desde entonces, el dinero va a parar a la llamada Caja Nacional de Solidaridad para la Autonomía (CNSA), que sirve para contribuir a las políticas de dependencia, como la financiación de las residencias de la tercera edad o de las ayudas públicas destinadas a personas con discapacidad.

La medida siempre ha sido controvertida y nunca ha terminado de funcionar porque su aplicación es complicada De entrada se implantó sólo en el sector privado y teniendo en cuenta que las escuelas están cerradas, para muchas familias suponía un problema de conciliación. 2009, el gobierno flexibilizó la medida y suprimió la obligatoriedad de ir a trabajar ese día. A partir de ese momento, las empresas pudieron decidir si los suyos asalariados deben trabajarlo u optan por repartir las siete horas de la jornada de trabajo a lo largo del año. Otras empresas permiten a los trabajadores tomarse el día de vacaciones.

En cualquier caso, financieramente sí ha sido un éxito para las arcas públicas Aunque las horas se repartan a lo largo del año o que los trabajadores hagan fiesta, las empresas deben pagar el 0,3% de la masa salarial en el Estado Según la CNSA, en el 2023 la llamada jornada de solidaridad ha aportado 3.200 millones de euros adicionales. ~ Déficit exorbitante

Según las previsiones económicas del gobierno, el déficit público de Francia subirá hasta el 6,1% este año, una cifra exorbitante si se tiene en cuenta que la pandemia ya queda lejos y no hay ningún contexto de crisis económica que justifique un déficit tanto por encima de lo que fijan las normas europeas. Ingresar en torno a 3.000 millones adicionales es un caramelo difícil de rechazar.

El proyecto de presupuestos para 2025, que incluye el de la Seguridad Social, ha sido debatido esta semana en el Senado. Los senadores de Los Republicanos, el partido conservador del primer ministro, han propuesto que en vez de suprimirse uno nuevo festivo, las empresas repartan las siete horas a lo largo del año, como muchas ya hacen con el lunes de Pentecostés. Son 35 minutos al mes. La patronal ha advertido que la medida va en contra de la política de aligerar los costes salariales y advierte que podrían perderse entre 15.000 y 40.000 puestos de trabajo si se acaba aplicando la medida.

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