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Así se gestó la victoria de Santacreu en la Cambra

La estrategia de una campaña silenciosa, un cálculo exacto de los votos necesarios y el boca a boca han sido las claves del vuelco en la institución

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El empresario Josep Santacreu, en la presentación de la candidatura Va de Empresa a la Cámara de Comercio, acompañado de miembros de su lista.

Barcelona"Hemos demostrado que ganar ante la fuerza de movilización de la ANC es posible", decía Josep Santacreu, flamante ganador en las elecciones de la Cambra de Comerç de Barcelona, en una entrevista en el diario ARA. Una victoria, la de la candidatura Va de Empresa, que cogió a todos por sorpresa: se esperaba un resultado más ajustado que hace cuatro años, pero derrotar a la fuerza movilizadora del independentismo parecía imposible.

Hacía meses que se sabía que el establishment movía los hilos para tejer una candidatura alternativa a los independentistas de Eines de País que, bajo el paraguas del ANC, hace cuatro años habían conquistado la Cambra de Comerç de Barcelona. Desde que en el 2019 este grupo de empresarios tomaron el control del organismo por una mayoría amplísima –31 sillas, cuando la candidatura más cercana obtuvo 4–, el empresariado tradicional empezó a analizar dónde había fallado. El error estaba claro: en unas elecciones donde la participación es tan baja (este año ha votado un 2,8% del censo), presentar cuatro listas era diversificar demasiado el voto. La solución: crear una lista conjunta, con sensibilidades políticas de todo tipo pero con un talante de empresa más tradicional.

No fue fácil. Era mayo de 2023, quedaban poco más de cuatro meses para las elecciones y, pese a las múltiples conversaciones y llamadas entre despachos de las grandes empresas, la lista unitaria no se conseguía materializar. Varios pesos pesados del mundo empresarial catalán fueron los promotores de esa candidatura creada in extremis. Eloi Planes (Fluidra), Oriol Guixà (La Farga), Miquel Martí (Moventia), Imma Amat (Amat Inmobiliarios), Martina Font (Fuente Packaging Group), Xavier Pujol (Ficosa) y Enric Jové (McCann) se reunían en el despacho de este último, situado en el 22@ de Barcelona, para tratar de llenar la lista de candidatos para los 52 epígrafes bajo sufragio. Algunos, explican fuentes cercanas al ARA, fueron fáciles de encontrar; otros cayeron en el último momento y los dejaron sin candidato.

Encontrar al cabeza de lista tampoco fue sencillo: después de varias propuestas –se había especulado con nombres como el del exconseller de Economia, Jaume Giró; el del presidente de Fira de Barcelona, Pau Relat; la presidenta de Webhelp Spain, Helena Guardans, o incluso el consejero delegado de Factor Energía, Emili Rousaud–, fue finalmente el nombre del doctor Josep Santacreu el que generó unanimidad. Era una figura que despertaba simpatías entre la mayoría de sensibilidades y que hacía poco que había dejado de ser director general de DKV Seguros, por lo que cumplía muchos de los requisitos: tiempo, influencia y reconocimiento.

Una campaña silenciosa

Ni debates ni entrevistas. Estas fueron las premisas que desde Va de Empresa se impusieron durante la campaña electoral, planeada por el publicitario Enric Jové. Una decisión que sorprendió a muchos y que dejaba a los medios de comunicación a oscuras. La estrategia se basaba, por un lado, en "evitar debates genéricos y entrevistas al mismo nivel con la otra candidatura", explican fuentes de la lista ganadora. "Entrevistas en las que uno habla de una cosa y otra de otra, discutir sobre la independencia o el Consell de la República... Todo esto no nos interesaba, no queríamos entrar en este juego; nosotros hablamos de las nuestras cosas y nuestras empresas", explicaba Santacreu al ARA.

El juego estaba claro: no se trataba de una campaña de marketing ni de medios. A diferencia de Eines, que dedicó todos los esfuerzos a realizar spots publicitarios por medios audiovisuales, llenar las redes sociales de mensajes recordando las elecciones y haciendo actos territoriales, Va de Empresa optó por asegurarse, con precisión exacta, los votos necesarios. La lista de Santacreu evitó toda movilización pública: en unas elecciones en las que la participación es históricamente tan baja, movilizar a los votos sin un control claro era un riesgo. Así, se urdió silenciosamente una estrategia quirúrgica: se analizó cuántos votos hacían falta en cada epígrafe para ganar las sillas necesarias –observando los votos de Herramientas del 2019 y sumando un hipotético 10% más– y se optó por hacer "una campaña comercial, de convencer, de explicar que la gente fuera a votar, no que se quedara en un 'te apoyaré y ya está'", explica Santacreu. "Hemos trabajado mucho el voto a voto. Yo sé a toda la gente que nos ha votado, porque lo he gestionado", dice.

De hecho, tener los votos contados fue clave. Desde Eines de País lamentan que hay tres sillas que perdieron por menos de diez votos: en una, se perdió por tan solo un voto, en otra por tres y en otra por nueve votos. "Nos ha ido de veinte votos para tener cuatro sillas más", lamenta la presidenta saliente de la Cambra, Mònica Roca, en el ARA. Y hacía autocrítica: "Habríamos que hacer una campaña más sectorial, enfocada a cada grupo y no tan general, pero creemos demasiado en el trabajo de equipo".

En cuanto a la estrategia de Va de Empresa, fue justo lo contrario. "Recibíamos llamadas diarias, mensajes por WhatsApp y una presión directa y organizada para votar a los suyos", explicaba un destacado empresario en el ARA. "Incluso directivos importantes de mi empresa han venido a recordarme que debía votar", decía la misma fuente. "Y me consta que ha habido empresarios que se presentaban llamando a sus proveedores para pedirles el voto", asegura.

Todo ello ha funcionado. Eines no era invencible y una candidatura creada a última hora ha logrado, contra todo pronóstico, demostrarlo.

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