Macroeconomía

China crece pero muestra debilidades

La economía china aumenta un 5,2% en 2023, por encima de las previsiones de Pekín

El fuerte frenazo del sector inmobiliario ha ralentizado el crecimiento de la economía china.

PekínLa economía china creció un 5,2% en el 2023, pero sin lograr superar los problemas que le amenazan. La caída del consumo interno, la larga crisis del sector inmobiliario y un sector privado paralizado ralentizan su crecimiento. Son asignaturas pendientes que el gigante asiático deberá afrontar en 2024.

China, una vez más, ha cumplido los objetivos del gobierno, que preveía un crecimiento en torno al 5%. El incremento del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica) interanual del 5,2% es una cifra envidiable para otros países, pero para el gigante asiático representa una de las tasas más bajas fuera del período de la pandemia.

A los problemas internos, además, se suman la desaceleración global y un contexto internacional incierto, con la guerra de Ucrania y Gaza desestabilizando a los mercados.

Los estímulos del gobierno no han sido suficientes hasta ahora para estabilizar la recuperación. Pekín ha apostado por el recorte de tipos de interés, la emisión de bonos, las ayudas a la compra de vivienda y los incentivos al consumo. Pero la crisis del sector inmobiliario, motor motor del crecimiento durante décadas, se alarga. En 2023, la inversión en construcción se redujo un 9,4% y el inicio de obra nueva se desplomó un 20,4%. Las ventas también descendieron un 6,5%.

Los precios de la vivienda en las principales ciudades chinas han caído al ritmo más rápido de los últimos casi nueve años. Es un dato que hace perder la confianza a los compradores. Además, la deuda del sector inmobiliario impacta directamente a las cuentas de los gobiernos locales, que han sido los principales financieros de las inmobiliarias.

La presión sobre el sector privado, con un exceso de regulación y burocracia, ha ralentizado su reactivación. La situación impacta en la contratación y el paro es otro de los grandes problemas. Los datos oficiales sitúan la tasa de paro en las zonas urbanas en el 5,2% y el paro juvenil (entre 17 y 23 años) en el 14,9%. Representan una reducción, pero las cifras generan dudas, ya que no contabilizan a la población flotante de trabajadores que emigran del campo a las ciudades a trabajar, unos 200 millones. Tampoco genera confianza en que, en julio, con una tasa de paro juvenil superior al 21%, el gobierno anunciara que dejaba de publicar este indicador y ahora informa de una reducción interanual.

Los datos de la Oficina Nacional de Estadística muestran cómo la economía se reactivó en el primer trimestre de 2023 tras la eliminación de las restricciones de la política de cóvido cero. El impulso se frenó en el segundo semestre del año.

Preocupación en Pekín

La ralentización preocupa al gobierno. En Davos, el primer ministro chino, Li Qiang, llamó a los inversores y prometió facilidades para entrar en el mercado chino. El gobierno ha propuesto a largo plazo impulsar el crecimiento desarrollando los sectores tecnológicos. El objetivo es rebajar la dependencia del sector inmobiliario y hacer frente a las sanciones de Estados Unidos a sus tecnológicas.

Pekín no anunciará sus objetivos de crecimiento para 2024 hasta marzo, durante el pleno anual del Parlamento. El Banco Mundial ha avanzado que contempla una desaceleración del gigante asiático y que el crecimiento no superará el 4,5%.

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