La economía española mantiene el ritmo de crecimiento

MadridLa economía española no pierde su ritmo. Tampoco parece que le afecte el contexto de la eurozona –apenas muestra síntomas de crecimiento, con un rebote del PIB de un 0,3% en este segundo trimestre, después de un estancada 2023–, ni la resaca de la crisis energética y de precios, o la subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Al menos en términos macroeconómicos. Y la razón principal es la sorpresa de que, de nuevo, deja el sector turístico, pero también el consumo privado.

Entre abril y junio de este año, el producto interior bruto (PIB) del Estado creció un 0,8%, es decir, lo mismo que en los primeros tres meses del año, según los datos avanzados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) este martes. En comparación con el mismo período del año 2023, la economía española repuntó un 2,9%. Aunque el ente estadístico confirmará estas cifras el próximo mes de agosto, son una constatación de que la economía española sigue creciendo con vigor. De hecho, esto ha llevado a la mayoría de organismos supervisores, pero también al gobierno español, a revisar al alza las previsiones macroeconómicas para España para este 2024. El ejecutivo central lo hizo hace justo dos semanas, elevando hasta al 2,4% el crecimiento del PIB en 2024. Esto sitúa a la economía española entre las que más crecerán, por detrás de grandes potencias como Alemania.

El sector exterior, sobre todo las exportaciones de bienes y servicios –incluido el turismo–, fue el principal motor de crecimiento de la economía española en el segundo trimestre de este año, con un impulso del 1,2% en comparación con el primer trimestre. El Banco de España ya destacó el pasado mes de junio el "contexto de notable afluencia de turistas" con "cambios en los patrones estacionales de las llegadas, mayor diversificación de los destinos turísticos, así como un gasto por turista mucho más elevado" , lo que tiene sentido en un momento en que los precios siguen altos. De hecho, el ente supervisor ya anticipaba que esta actividad explicaría gran parte del crecimiento económico de este segundo trimestre. Sin embargo, el organismo se mostraba moderado, y preveía un aumento del PIB del 0,5% entre abril y junio.

Sin embargo, también destaca el buen comportamiento de todas las ramas de actividad, especialmente de la industria manufacturera, pero también la inversión, sobre todo en bienes de equipo y vivienda (construcción). Aunque este elemento es uno de los que sigue sin atrapar el ritmo de antes de la pandemia, se prevé que evolucione favorablemente a medida que el sector privado vuelva a recuperar la confianza, tal y como ha indicado el Banco de España.

Sin embargo, a todo ello se suma el dinamismo del mercado laboral. "La excelente evolución del empleo, junto con los datos [macroeconómicos], confirman la fortaleza de la economía española con un crecimiento fuerte y equilibrado, muy superior al de nuestros principales socios", ha destacado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, después de conocer los datos del INE. "Queda mucho trabajo por hacer, pero las reformas y medidas están permitiendo mantener unos excelentes datos macroeconómicos, que se están trasladando también a los datos micro, mejorando la situación y las perspectivas económicas de familias y empresas", ha añadido Cuerpo.

"Los datos son muy buenos porque muestran crecimiento a buen ritmo ya lo largo del tiempo", destaca el secretario general del Colegio de Economistas de Catalunya, Àngel Hermosilla. Sin embargo, esta buena marcha no evita que se mantengan algunos riesgos. Hermosilla destaca que a medida que los mercados europeos se recuperan, las exportaciones de bienes pueden ralentizar su ritmo. Asimismo, pone el foco sobre la inflación: "Habíamos sido muy competitivos [por los precios energéticos], pero ahora nos estamos alejando de la media europea", apunta, y asegura que el descenso de la inflación de este julio supone un balón de oxígeno.

Respiro de la inflación

La otra buena nota de este segundo trimestre la dejan los precios. Según los datos adelantados por el INE este martes, el índice de precios al consumo (IPC, el indicador que mide la evolución de los precios de bienes y servicios que consumen las familias) cae al 2,8% en julio en comparación con un año atrás, mientras que la inflación subyacente –la que no incluye ni la energía ni los alimentos frescos, más volátiles– desciende también hasta el 2,8% interanual. En el caso del IPC general cae hasta seis décimas en un mes, mucho más de lo previsto por los analistas, mientras que la inflación subyacente se sitúa en su nivel más bajo en un año. En comparación con un mes atrás, es decir, con junio de 2024, los precios también caen: un 0,5% y un 0,3% respectivamente.

Tras este buen comportamiento se encuentra la menor presión de los precios energéticos, en particular de la electricidad, pero también de los alimentos. Sin embargo, las tasas siguen por encima del 2%, que es la barrera que se han marcado las economías europeas para poder hablar de una normalización de los precios.