La gasolina toma el relevo de los alimentos como gran enemigo de nuestro bolsillo
El coste de la vida para las familias catalanas aumentó un 2,5%, una décima menos que la media española
BarcelonaEl encarecimiento de los carburantes empujó al alza el coste de la vida de las familias en agosto, aunque los precios de los alimentos moderaron sus subidas después de meses con fuertes incrementos, según datos del índice de precios al consumo (IPC) del pasado mes publicadas este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En Catalunya, el coste de la vida en agosto subió un 2,5% por encima del mismo mes del año pasado, una cifra dos décimas superior al 2,3% interanual registrado en julio. Además, los precios incrementaron un 0,5% entre finales de julio y finales de agosto, una tasa de crecimiento también dos décimas por encima de la del pasado mes.
El INE ha confirmado que los precios subieron en España un 2,6% en comparación con el mismo mes de 2022, tal y como ya había avanzado el organismo hace dos semanas. Respecto a julio, los precios de servicios y bienes de consumo aumentaron un 0,5%. En cuanto a la inflación subyacente –la que no incluye ni el coste de la energía ni el de los alimentos frescos, más volátiles–, creció un 6,1% respecto a un año atrás en el conjunto del Estado, una décima menos que la tasa interanual registrada en julio.
Justamente la inflación subyacente es uno de los indicadores que más demuestran la solidez de la inflación en el último año y medio. El jefe del gabinete de estudios de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Ramon Rovira, apunta que "la tendencia a la baja es prácticamente inapreciable" y muestra que "costará" volver a situar al IPC en el orden del 2%, la cifra marcada como objetivo por el Banco Central Europeo.
La vicepresidenta económica del gobierno español, Nadia Calviño, ha presumido de que el Estado registra la inflación más baja de la Unión Europea. "España se consolida como la economía europea con mayor crecimiento y menos inflación, lo que beneficia la competitividad de nuestras empresas y también el poder adquisitivo de los salarios", ha apuntado en un comunicado Calviño, quien también ha dicho que la política económica del ejecutivo estatal "funciona", puesto que ha permitido "bajar la inflación ocho puntos en el último año en un contexto inflacionario en toda Europa".
La alimentación frena las subidas
De toda la cesta de la compra, la alimentación había sido el elemento con mayores incrementos de precios durante los últimos meses, una tendencia que las cifras de agosto apuntan a que se podría ralentizar: en Catalunya el coste de la comida aumentó sólo un 0,1% entre el pasado mes y el anterior, bastante por debajo del 0,5% registrado entre junio y julio.
De hecho, un estudio de la Cámara de Comercio de Barcelona publicado en febrero de este año ya apuntaba que el coste de los alimentos sería el principal elemento inflacionario durante buena parte del 2023, pero auguraba un frenazo en el encarecimiento a partir del verano, gracias a los alimentos elaborados (los que no son frescos). "Es lo que se está produciendo", ratifica Rovira.
En el conjunto de España, el encarecimiento de la comida fue de un 0,2% en agosto. Según el INE, el elemento que más contribuyó a esta subida fueron los aceites y grasas, algo derivado de la escasez de aceite de oliva y el consiguiente incremento de los precios en los supermercados. Las verduras y legumbres y, en menor medida, el pescado y la carne también han subido el precio, pero mucho menos.
Llenar el depósito, cada semana más caro
Los combustibles se han convertido de nuevo, pues, en el motor inflacionario en España. La gasolina y el gasóleo han encadenado aumentos de precios en las últimas ocho semanas y el precio por litro de combustible se encuentra en los niveles más altos desde julio de 2022, cuando tocaron techo en un contexto de encarecimiento generalizado del petróleo y de productos energéticos debido a la invasión rusa de Ucrania.
Estas subidas del coste de los carburantes tienen un impacto directo en la partida de transporte del IPC, que en el caso de Catalunya se encareció un 3% entre julio y agosto, un incremento notable. La raíz de estos aumentos es la subida del coste del barril de petróleo en los mercados internacionales por decisión de los países productores, entre ellos Rusia.
Sin embargo, la situación en cuanto a la energía no es la misma que en los meses inmediatamente posteriores al inicio de la guerra, la primavera y el verano del año pasado. Este agosto el precio del gas natural, disparado durante buena parte de 2022, ha caído, lo que se ha notado en la partida dedicada a la vivienda (que incluye gastos como la factura del gas, pero también de la luz o la agua, entre otros costes del hogar), que redujo los precios un 0,4% en sólo un mes en Catalunya.
Según Rovira, el abaratamiento del petróleo es uno de los puntos clave para entender las frenadas en la escalada de precios de este año, algo que con las recientes subidas del coste del crudo puede cambiar pronto. De hecho, si se elimina la energía en los cómputos del IPC de los últimos meses, "la caída de la inflación se desvanece", añade el economista de la Cámara.
En este sentido, los servicios han experimentado subidas de precios que los han convertido en el otro gran factor que empuja al alza al IPC, un fenómeno que se debe a "la transmisión de costes" empresariales a los precios finales, comenta Rovira. El encarecimiento energético y las subidas –aunque muy moderadas– de los salarios en sectores como la hostelería o el comercio han llevado a muchas empresas a aumentar precios ya la vez a incrementar márgenes de beneficios.
En un futuro próximo, sin embargo, estos márgenes "se moderarán si el ritmo de actividad económica afloja" y, por tanto, las compañías ven cómo les cae el volumen de negocio, hecho que la mayoría de organismos internacionales auguran para los meses que quedan de este 2023. También apuntan que España será uno de los estados menos afectados por la ralentización económica en el Viejo Continente.