Macroeconomía

La renta de los jóvenes cae un 10% desde la crisis, mientras que la de los mayores de 65 años sube un 8%

La pérdida de estabilidad laboral y habitacional también agrava la brecha generacional

Jubilados por la calle
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BarcelonaCon una sociedad cada vez más envejecida, los más jóvenes tampoco tienen mucho margen para mejorar la situación. Hay menos que hace décadas y, además, tienen trabajos peor pagados y menos estables, y no encuentran dónde vivir a un precio razonable.

Desde la crisis económica que comenzó en 2008, la renta de los jóvenes españoles ha disminuido un 10%, mientras que la de los mayores de 65 años ha crecido un 8%, según datos recopilados por el Consejo General de Economistas de España (CGE) y la Fundación de Estudios de Economía de Economía. En el conjunto de la población, la renta subió un 3%.

Esta es una de las diferentes brechas que alejan cada vez más a las diferentes generaciones, pero no es la única. Sólo un 43% de los jóvenes pueden acceder a una vivienda –en comparación con el 70% de hace dos décadas– y la edad de emancipación supera ya los 30 años.

Pero también afecta a un paro juvenil de los más altos de toda Europa y que quienes tienen entre 20 y 24 años cobran un 45% menos –unos 15.400 euros– en comparación con el salario medio estatal –28.000 euros–. "Las pensiones actuales están muy por encima de los salarios bajos", resume el subdirector de Fedea, José Ignacio Conde-Ruiz. Para el experto, los jóvenes deberían tener voz en la discusión sobre las pensiones por no hipotecar su futuro. También apostar por que por cada euro adicional que se destina a las personas mayores se replique para los más jóvenes.

Con estos ingresos más bajos, cuando los tienen, la carga fiscal actual tampoco ayuda a los ciudadanos jóvenes. "No pagan más que otros colectivos, pero les supone un mayor esfuerzo", sostiene Raquel Jurado, especialista en términos fiscales del CGE. Por ejemplo, en el caso del IVA, los menores de 35 años son los que destinan un mayor porcentaje de los ingresos a pagarlo –7,7%–, una proporción que disminuye con los años, según datos publicados por Eurostat.

Para rematarlo, existe el empeoramiento de las condiciones laborales respecto a las generaciones previas. Así, la tasa de temporalidad se sitúa en el 60,5% para los menores de 30 años y la mitad de los jóvenes firman contratos a tiempo parcial de forma involuntaria. "Dos de cada cinco jóvenes trabajan en condiciones precarias", subraya Mar Villares, asesora del CGE en cuestiones laborales.

Freno para la productividad

Cuando se habla de todos estos problemas muchas veces no cree que todo esto también impacta en la economía. Alguien que no sabe si le renovarán el contrato después de las vacaciones o si subirán el alquiler este año lo tendrá más difícil para concentrarse en el trabajo y, en términos económicos, ser más productivo. Toda esa incertidumbre también acaba empeorando la redistribución de la riqueza y agravando las brechas generacionales existentes.

Para Conde-Ruiz, "cualquier política que mejore la productividad es una política a favor de los jóvenes". Los mecanismos tradicionales para conseguirlo pasan por invertir más en formación y en I+D o aumentar el ahorro. Pero el experto también apuesta por aumentar la estabilidad laboral o la oferta de vivienda de los jóvenes. Unas vías para reequilibrar el contrato intergeneracional, que puede perder aún más terreno con una priorización del gasto en defensa.

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