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'Telecos', defensa, bancos o aerolíneas: los tambores de fusiones resuenan con fuerza

Indra admite conversaciones con Escribano para crear un gigante de la defensa y cae un 2,3% en bolsa

Marc Murtra, presidente de Telefónica, en el MWC 2025
25/04/2025
5 min

Madrid"Debemos unir esfuerzos". "Necesitamos entidades financieras con escala". "Debemos consolidarnos y crecer para competir con nuestros homólogos estadounidenses y asiáticos". "Se hace difícil entender por qué la UE está poniendo obstáculos en la consolidación". Estos son sólo algunos ejemplos de un mensaje que desde hace tiempo comparten altos directivos de empresas de sectores muy distintos, pero todos ellos estratégicos: la firme defensa de más integraciones empresariales en Europa. Un anhelo que –en medio de un tablero geopolítico en crisis– ha encontrado en la autonomía estratégica promovida por Bruselas una oportunidad para consolidarse. Hoy resuena con fuerza en sectores como las telecomunicaciones, la defensa, la banca o las aerolíneas.

En el caso concreto de la defensa, Indra ha reconocido este viernes en una comunicación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que, entre otras alternativas, está estudiando una "posible operación" con Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) en el marco de su plan estratégico. Se da la circunstancia de que uno de los cofundadores de esta empresa familiar, Ángel Escribano, es actualmente el presidente de Indra, de la que EM&E Group tiene el 14% del capital social. Indra ha contratado a KPMG para analizar la operación y estima que el valor de EM&E Group se sitúa entre los 1.000 y los 1.500 millones de euros, según explicaba Expansión. La posible operación no ha sido bien recibida por los accionistas de Indra, que este viernes ha caído un 2,32% en la bolsa española –el mayor descenso en la sesión de un valor del Ibex 35–, y cerró a 26,94 euros el título.

Entre los argumentos de quienes defienden esta estrategia de fusiones aparece la necesidad de mucha más inversión privada para que Europa y sus empresas no se queden a años luz de Estados Unidos o China; también la mejora de la rentabilidad y poder superar las dificultades financieras sin problemas. "Los distintos reguladores tendrán que actuar y realizar los cambios necesarios para tener compañías tecnológicas con la escala necesaria para poder invertir [...], si no Europa seguirá perdiendo relevancia y la capacidad de seguir de forma autónoma", afirmaba el presidente de Telefónica, Marc Murtra, durante la última junta general de accionistas de la compañía. Desde que aterrizó como máximo responsable en la teleco española, el catalán ha defendido día tras día ese rumbo.

"Hay que diferenciar entre tener grandes monopolios u oligopolios y empresas grandes y fuertes. No es incompatible", reflexiona el economista y miembro del Colegio de Economistas de Catalunya Begoña Castro. "No es lo mismo competir [a escala internacional] con cuatro empresas pequeñas que con una empresa grande, sobre todo en el ámbito tecnológico, que es lo que marcará la capacidad para mejorar en competitividad", añade la experta, que asume que "[en Europa] no seremos los primeros, pero ganaremos peso".

Persuadir a Bruselas

El hecho de que mensajes como los de Murtra apunten a la Comisión Europa no es en vano. La consolidación empresarial siempre ha estado bajo la atenta mirada del ejecutivo comunitario en lo que se refiere a su impacto en la competencia. "Buscar ese equilibrio es lo más difícil", reconoce Castro. El economista asegura que si este debate está siempre latente en Europa es porque –a diferencia de Estados Unidos– Bruselas se ha preocupado por que un alto grado de concentración no dé pie a "pactos alegales" como fijar precios. "Sería perjudicial para la sociedad", anticipa.

De hecho, no hace falta mirar fuera de las fronteras españolas para encontrar un ejemplo reciente de cómo una integración empresarial puede acabar descarrilando por las objeciones de la Comisión Europea por el impacto en materia de competencia. En agosto del año pasado Iberia decidía abandonar la compra de Air Europa. Oficialmente, la aerolínea apuntaba que "en el actual entorno regulador continuar con la operación no suponía un beneficio para los accionistas". Sin embargo, fuentes de la compañía precisaban que detrás estaban los compromisos en materia de competencia de la Comisión Europea sobre Iberia para dar luz verde a la operación.

En todo caso, el contexto actual ha abocado al ejecutivo comunitario a empezar este melón. Aparte de las múltiples presiones empresariales para avanzar hacia una desregulación, también ha ayudado el informe Draghi, en el que directamente se pide poner punto y final al veto de fusiones entre las empresas de telecomunicaciones, donde la fragmentación ha ganado peso con cuentagotas. La Comisión Europea contempla este segundo trimestre del año abrir en consulta pública una reforma de las directrices que regulan las concentraciones empresariales.

"Se ha puesto en marcha un proceso de revisión de las directrices de las fusiones horizontales y no horizontales", indica la portavoz de Competencia del ejecutivo comunitario, Lea Zuber, en declaraciones al ARA. En concreto, la Comisión Europea se plantea si la forma actual de evaluar una fusión horizontal (cuando afecta a empresas iguales que compiten por el propio mercado) y una no horizontal sigue teniendo sentido. Por lo general, el ejecutivo comunitario siempre se ha mostrado más reacio cuando las integraciones son horizontales. "Las realidades del mercado actual, como los ecosistemas digitales y las complejas cadenas de suministro, difuminan las líneas de una fusión entre competidores o entre actores con distintos intereses", apunta Zuber.

Para Castro, dar alas a integraciones de compañías complementarias tiene "más sentido". De hecho, pone de ejemplo la reciente compra de Hispasat, el operador de satélites del gobierno español, por parte de Indra. "Si te fusiones con alguien con el mismo modelo de negocio, acabas teniendo a dos personas [trabajadores] haciendo lo mismo. Uno se acaba yendo a la calle", apunta el economista, quien cree que el resultado suele ser "diferente" cuando se trata de una fusión complementaria: "Por ejemplo, entre una matriz que hace teléfonos y alguien que coloca cables".

El salto a las fusiones transfronterizas

Quien pilotará esta labor es la exministra española Teresa Ribera, actual vicepresidenta primera del ejecutivo comunitario y comisaria europea de Competencia. Más allá de tener en cuenta la resiliencia, la sostenibilidad o la innovación a la hora de estudiar una integración, en la reforma también se quiere incluir el impacto en la productividad y la competitividad de la economía. "El objetivo es proporcionar los parámetros que guiarán a la evaluación de la Comisión en futuras fusiones empresariales", explica Zuber.

Mientras estos cambios no llegan, los países miran dentro de sus fronteras, o eso daba a entender a la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, durante la presentación de los resultados del 2024: "No hay un marco europeo que favorezca compras transfronterizas", afirmaba la banquera a finales de febrero. En el caso de la banca, un sector en el que históricamente Bruselas no ha puesto grandes reticencias en cuanto a las integraciones, el ejemplo más evidente de ello es lo que se vive en España con la opa del BBVA en el Banc Sabadell. Aún así, no es el único: el gobierno italiano acaba de autorizar la opa de Monte dei Paschi sobre Mediobanca, ambos bancos italianos.

El hecho de que los primeros pasos se puedan dar dentro de los Estados miembros va más allá del ámbito financiero. "La consolidación europea debe empezar dentro de los países. Si no es así, no tendrá racionalidad económica", afirmó Murtra hace unas semanas. En el caso del sector de la defensa, el presidente de Indra, Ángel Escribano, ha situado en la diana a dos empresas del mismo sector: la asturiana Santa Bárbara, y la empresa y accionista de Indra EM&E Group, de la que Escribano es el cofundador.

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