El Mobile no da suficiente oxígeno a restauradores y hoteleros

Los congresistas, con más presencia de público local, optan por planes de ocio más discretos que otros años

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Uno de los pabellones del Mobile World Congress del 2021.

L'Hospitalet de Llobregat"Siempre teníamos grupos grandes. En una edición incluso vino a cenar Mark Zuckerberg con su mujer". En la sala del restaurante Caelis de Barcelona, con una estrella Michelin, la llegada de congresistas del Mobile no se ha apreciado esta semana. El chef Romain Fornell no ha notado "aquella alegría y opulencia" en las reservas que traía la feria a muchas mesas de restaurantes de alta cocina de la ciudad. El pinchazo de asistentes del congreso se ha trasladado en el impacto de sus planes de ocio nocturno, mucho más discreto que en años anteriores. En el restaurante 7 Portes, al lado del puerto, han contado más reservas de última hora y unas cifras inferiores a las del 2019. El Mobile ha significado, sin embargo, recuperar el clientes corporativos y están "muy contentos" de su regreso.

Es el mismo mensaje que transmite Manel Casals, director general del Gremio de Hoteles. A pesar del pinchazo de reservas en un momento muy delicado para el sector, responde con alegría: "Obviament, hay menos gente de lo habitual, pero celebramos que se haya hecho". Menos reservas, pues, y más concentradas en los hoteles más próximos a la Fira. Casals admite que la patronal no hará seguimiento de las cifras, pero insiste en el mensaje. "No queremos dar datos que parezcan una queja porque son pequeños detallitos en comparación con la reactivación de los congresos", dice.

¿Cómo han vivido los congresistas este Mobile fuera de la norma? En el pasillo que une los pabellones 2 y 3 de la Fira, el Frank mira de cerca un mapa plegable de Barcelona. Es la tercera vez que viene a la capital catalana desde Holanda para el congreso, pero la primera vez que ha tenido que gestionar la visita con meses de antelación para adaptarse al entorno cambiante de la pandemia. “Es factible, solo hace falta algo más de preparación por los timings y los test”, explica. Admite, sin embargo, que la edición del 2021 se la ha tomado con más calma que las anteriores. “Hay menos cenas, pero tienes más tiempo para las reuniones”, explica. Su empresa ha dedicado menos esfuerzos al evento que antes de la pandemia y solo lo ha acompañado otro directivo a Catalunya. “Normalmente veníamos cinco o seis, pero este año no tenía sentido. Espero que el próximo ya sea más normal”, añade.

Los congresistas que esta semana han cruzado continentes para llegar a Barcelona no lo han tenido fácil. Harpreet es de los pocos que han hecho el viaje desde Hong Kong para pasar una semana en Catalunya. Llegó el sábado y se estará hasta domingo, pero la logística del vuelo (más de 20 horas) le complicó los tiempos para presentar los tests de antígenos negativos para entrar en España. “Esla primera vez que vengo, pero hemos hecho un despliegue bastante grande. Somos diez en el equipo”, explica. A pesar del contexto sanitario, su compañía no se ha ahorrado los planes nocturnos postcongreso y lunes lo invitaron a cenar al restaurante Torre de Alta Mar (en el teleférico del puerto), donde el menú de degustación cuesta 100 euros. “El trabajo es trabajo, lo separamos del descanso”, coincide Serguei, que también ha aprovechado las tardes para hacer un tour por el Parc Güell y el Barri Gòtic.

Extra de público local

El Mobile del 2021 cuenta con un extra de público local. Entre las invitaciones y las entradas a 21 euros que puso a la venta la GSMA para atraer a profesionales españoles (querían colocar 30.000, pero fueron “miles”), el acontecimiento se ha abierto a perfiles como el de Victoria. “Me llegó una entrada y tenía curiosidad porque siempre había oído hablar como un gran acontecimiento, pero nunca había tenido la posibilidad de asistir”, explica mientras hace fotos a los estands más bien vacíos del pabellón 1. Solo ha tenido que pagar los 15 euros que cuesta hacerse el test de antígenos. Shinpei es japonés con residencia española y ha podido aprovecharse de las entradas con descuento. “Trabajo en el sector tecnológico y me interesa todo lo que pasa aquí, pero normalmente la entrada es muy cara. En un año normal no habría venido nunca”, apunta. 

La pandemia y las dificultades para los viajeros internacionales también han condicionado el despliegue de directivos que algunas empresas asiáticas y norteamericanas acostumbraban a hacer por el congreso y, de rebote, ha afectado restauradores y hoteleros. Una gran multinacional de electrónica china que había llegado a reservar varias plantas de un hotel en Barcelona para su plantilla explica que este año prácticamente solo han venido desde Asia algunos miembros de la cúpula, para participar en conferencias y reuniones de alto nivel. El resto de los trabajadores que han acreditado para el Mobile vienen, pues, de las diferentes sedes europeas de la compañía.

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