Automoción

El nuevo aeropuerto aleja la fábrica de baterías de Catalunya

El Estado quiere equilibrar territorialmente las inversiones y El Prat resta opciones a la debilitada candidatura catalana

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Treballadors de Seat, a la salida de la fábrica de Martorell.

BarcelonaEl anuncio del acuerdo entre Generalitat y gobierno central para la ampliación del aeropuerto de El Prat ha desencadenado una cruenta pugna argumental entre partidarios y detractores de un proyecto que supondrá una inversión de unos 1.700 millones de euros. Por un lado está la lectura más económica; por el otro, los grupos ecologistas y académicos que desconfían del plan.

Un nuevo ingrediente se suma al debate. Varias fuentes consultadas coinciden en que el anuncio del lunes resta todavía más opciones a la candidatura catalana en la codiciada fábrica de baterías de Volkswagen, a la que aspiran diferentes comunidades autónomas. Desde hace meses, fuentes gubernamentales coinciden en señalar que la idea de la Moncloa era equilibrar entre comunidades las nuevas grandes inversiones para evitar agravios territoriales, y especialmente con Catalunya, tradicional arma arrojadiza para la derecha española. Los 1.700 millones que invertirá Aena (empresa donde el Estado tiene un peso mayoritario) serán la gran inversión que se anuncie en Catalunya en este momento de la recuperación post-covid. 

La fábrica de baterías ha sido motivo de controversia desde que la ministra de Industria, Reyes Maroto, anunció en marzo que se haría “cerca” de la fábrica de Seat de Martorell. Después del optimismo inicial catalán, enseguida se hizo patente que el término “cerca” podía implicar otra comunidad, en una incógnita que ha ido acompañada de declaraciones a menudo encendidas de diferentes presidentes autonómicos.

Ya antes del anuncio del proyecto de ampliación de El Prat, las opciones catalanas de obtener la planta de baterías ya eran escasas. Según confirman al ARA fuentes conocedoras de la cuestión, la planta no vendrá a Catalunya. “Hay una terna, con dos candidatos que juegan muy fuerte, y Catalunya no está entre estos tres finalistas”, exponen. “Este proyecto tiene muchas dificultades para Catalunya”, añade otra voz conocedora de la situación. 

Las fuentes consultadas apuntan que la comunidad que hará la fábrica (con una inversión que los expertos cifran en cerca de 3.000 millones de euros) se sabrá después de vacaciones, en septiembre o en octubre . La comunidad que en los últimos meses se ha visto mejor posicionada es Aragón, con un desierto, Los Monegros, donde se pueden situar grandes instalaciones de autoconsumo energético, a medio camino entre Almussafes, donde está Ford, Pamplona, con Volkswagen, y Martorell, donde está Seat.

Las razones que hacen que Catalunya no esté entre las comunidades candidatas a esta inversión clave para el sector automovilístico son varias. Por un lado señalan que los compromisos de Volkswagen con su suministrador de baterías no han ayudado. También se apunta que la Generalitat no ha hecho el trabajo institucional que sí han desplegado otras comunidades. Hay que recordar que desde marzo hasta mayo la Generalitat estuvo en una situación de interinaje debido a las complicadas negociaciones entre partidos para tratar de investir a un nuevo president. De hecho, el conseller de Empresa saliente (que tenía las responsabilidades de Industria), Ramon Tremosa, ocupó el cargo solo entre septiembre de 2020 y el mayo de este año. Y su sucesor, Roger Torrent, lleva solo tres meses en el cargo. Esta inestabilidad institucional ha venido acompañada de un episodio que fuentes del sector aseguran que hizo daño a Volkswagen: la negativa del Govern a asistir al acto del 5 de mayo en Martorell, en el que Pedro Sánchez y Felipe VI acompañaron al presidente del grupo alemán, Herbert Diess, el día que anunciaba que la planta catalana fabricaría modelos eléctricos

Otras voces sí mantienen un cierto optimismo respecto a la posibilidad de que la planta de baterías se acabe haciendo en Catalunya. “En marzo había mucha convicción de que así sería; para mí sería una sorpresa que no viniera”, explica un importante directivo que quiere mantener el anonimato. Esta voz recuerda el histórico vínculo entre el PSC y el sector de la automoción en Catalunya, e insiste en que sería una “enorme sorpresa” que la planta acabara fuera del Principat.

Otra voz recuerda que los planes de electrificación de este sector, del que España es el séptimo fabricante de coches a escala mundial, dejarán espacio a plantas de baterías que no son el proyecto de Volkswagen, pero sí tienen grandes posibilidades de hacerse en Catalunya.

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