¿El ocaso de los salones del automóvil?
La cancelación del Salón de Ginebra por falta de expositores pone en entredicho la viabilidad de estas grandes exhibiciones tal como las conocemos y abre la puerta a su evolución
Los grandes salones del automóvil están heridos, y quién sabe si se recuperarán del todo. La pandemia, los requisitos sanitarios y la crisis de producción por la falta y escasez de microchips semiconductores han sido una tormenta perfecta que pone en entredicho la viabilidad de estas grandes exhibiciones tal como las hemos conocido hasta ahora.
La gota que ha hecho derramar el vaso ha sido el anuncio por parte de los organizadores del Salón de Ginebra de la cancelación de sus actividades hasta, como mínimo, 2023. Con esta ya será la tercera ocasión seguida que el gran certamen suizo –históricamente el más relevante de Europa y donde las marcas presentaban sus mejores novedades– deja de celebrarse. El motivo oficial son las restricciones sanitarias y las escasas cifras de vacunación en los países de origen de muchos de los participantes, pero en el trasfondo está el escaso interés de las grandes marcas en participar en un acontecimiento que les cuesta tiempo, explotación de recursos humanos y (mucho) dinero.
El caso de Ginebra no es un caso aislado, y en el nuevo Salón de Múnich (que toma el relevo al ya desaparecido Salón de Frankfurt) solo participaron las marcas locales –con la excepción de Opel– y una extranjera, como es el caso de Renault. En el Automobile de Barcelona ha pasado algo similar: sí que es cierto que en la capital catalana han participado un número representativo de marcas, pero no se puede esconder que la edición de este año ha contado con menos presencia de marcas internacionales, puesto que varios fabricantes declinan la asistencia a este tipo de acontecimientos al no ver una oportunidad comercial evidente y priorizan otros canales de interacción con el gran público.
Las marcas apuestan por la digitalización
Uno de los paradigmas trastornados por la pandemia y los confinamientos derivados ha sido la necesidad de efectuar actos multitudinarios y presenciales para presentar vehículos nuevos. De hecho, las marcas han visto en las presentaciones virtuales una gran ventaja: les permiten modular un discurso unidireccional, ahorrar dinero y asegurarse de que al gran público le lleguen las imágenes y las informaciones que el fabricante quiere que lleguen. En este sentido, algunos fabricantes como el grupo Stellantis –que integra a gigantes como Peugeot, Citroën, Fiat, Jeep, DS, Lancia, Alfa Romeo, Dodge u Opel, entre otras– ya ha anunciado que de momento no participará en ningún gran salón automovilístico.
Y es que el perfil de los compradores de automóviles nuevos ha cambiado en los últimos años. Los potenciales compradores miran cada vez más las reseñas digitales en varios formatos de los modelos que les pueden interesar, y ya no presentan tanto interés en asistir a grandes salones donde tocar y ver las últimas novedades del mercado. Y a todo esto hay que sumarle que los compradores de coches cada vez son más tecnológicos y digitales, y en muchos casos apuestan por nuevas fórmulas de adquisición y propiedad como por ejemplo el alquiler o el leasing.
Para acabar, tampoco podemos obviar el difícil momento que están pasando muchos fabricantes a nivel económico y empresarial. A la grave sacudida provocada por el virus, los confinamientos y la bajada de ventas de coches nuevos hay que sumarle la escasez de semiconductores o microchips existente en el mercado, que limita los objetivos de producción. Siguiendo esta lógica, es fácil entender que un fabricante determinado tenga poco interés en presentar un coche nuevo en formato físico y presencial (con todos los recursos humanos y financieros que esto conlleva) si después no puede asegurar la producción constante de este vehículo.
En definitiva, habrá que estar muy atentos para saber si en un futuro no muy lejano seguimos presenciando salones del automóvil tal como los conocemos hasta ahora. De momento, los pocos acontecimientos que se han celebrado (Múnich y Barcelona) han estado centrados en movilidad sostenible, inteligente y compartida, con presencia de otras soluciones de movilidad como por ejemplo motocicletas eléctricas, bicicletas o incluso patinetes. A estas alturas, todo parece indicar que esta será la evolución natural de estos acontecimientos si quieren tener continuidad de cara al futuro.