Polonia y la República Checa vetan el acuerdo de mínimos sobre la crisis energética que buscaba España

Sánchez lamenta la falta de consenso y reitera la necesidad de abordar el problema de los precios de la electricidad a nivel europeo

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El presidente español, Pedro Sánchez, con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.

BruselasLa última cumbre europea del año acaba con más agujeros que soluciones. El día en el que el precio de la luz en España rompía todos los récords, los veintisiete países de la Unión Europea veían imposible llegar a un acuerdo de mínimos sobre la crisis energética. Desde que empezó la escalada de precios de la electricidad en toda Europa (impulsada principalmente por el coste del gas), España ha abanderado una campaña en Bruselas para buscar soluciones conjuntas. Y, a pesar de no obtener los resultados esperados, Madrid había conseguido situar el problema en el centro del debate e ir ganando apoyos. Pero la cuestión energética tiene muchas aristas, tantas que el acuerdo de mínimos por el cual batallaba Sánchez ha sido boicoteado por Polonia y la República Checa por cuestiones muy alejadas de las españolas.

El gobierno de Pedro Sánchez cree que parte de la culpa de que los españoles estén pagando una factura eléctrica tan cara es de la estructura del sistema de fijación de precios de Europa, que acaba penalizando las energías limpias teniendo en cuenta que el precio del gas, combustible minoritario del mix, está marcando precio final. Por eso, pide una revisión del sistema, que es comunitario, y propone además crear un sistema de compras conjuntas de gas a escala europea que permita tener reservas estratégicas teniendo en cuenta la elevada dependencia que la Unión tiene de Rusia a la hora de adquirir este combustible.

La vertiente geopolítica de este problema –la dependencia de una Rusia cada vez más beligerante– es la que convence a países como Francia de la necesidad de revisar la cuestión para encaminarse hacia una Europa más autosuficiente. Otros gobiernos, como el italiano, el griego o el rumano, se han posicionado junto a Madrid en sus propuestas. España también había puesto sobre la mesa la necesidad de revisar el mercado de emisiones de carbono (ETS), con el que considera que inversores externos están especulando. Estos eran los ejes sobre los cuales Sánchez querría que hubiera pivotado el debate, pero al ponerlo sobre la mesa abrió la caja de los truenos y otros gobiernos lo han querido aprovechar para imponer su agenda, hasta el punto de torpedear por completo el acuerdo.

Polonia y la República Checa han aprovechado el debate para intentar tumbar por completo el sistema ETS y cuestionar las políticas que encaminan a la economía europea hacia la transición climática, como por ejemplo este sistema que hace pagar a las industrias por el exceso de emisiones. "Ha habido temas que se han cruzado en el debate y que tienen que ver con un cuestionamiento absoluto del mercado ETS, y esto es inaceptable, porque no estamos hablando de tirar abajo toda la estructura de lucha contra el cambio climático", lamentaba Pedro Sánchez a la salida de la cumbre.

Y esta no ha sido la única cuestión. Hace meses que los gobiernos europeos debaten sobre la llamada taxonomía, la lista de energías que se considerarán verdes a la hora de invertir, en un momento en el que el 40% de los fondos europeos están forzados a ser invertidos en transición climática. Gobiernos como el francés o el polaco piden que la nuclear forme parte de esta lista, mientras que otros como el alemán o el español se oponen firmemente. "Algunos también han intentado imponer un párrafo sobre la taxonomía en las resoluciones, cosa que ha hecho imposible llegar a un acuerdo", ha criticado Sánchez.

El compromiso político por el cual luchaba este jueves España pasaba básicamente por continuar estudiando la posible reforma del mercado eléctrico e invitar a la Comisión Europea a profundizar en algunas de las propuestas hechas hasta ahora, como por ejemplo la compra centralizada de gas, que el ejecutivo comunitario descarta que sea para situaciones como la actual. Pero ni siquiera esto ha sido posible. La cuestión volverá previsiblemente a la mesa de los líderes europeos con el nuevo año, después de que Bruselas haya presentado su propuesta de taxonomía y después de que varios gobiernos ya no vean tan claro que el problema de la escalada de precios sea aislado.

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