España abre la caja de los truenos de la energía en Europa

Los Veintisiete debaten fragmentados sobre la crisis energética, sin pactar medidas urgentes

El presidente español, Pedro Sánchez, con la presidenta de la Comisión  Europea, Ursula Von der Leyen, y el presidente del Consejo  Europeo, Charles Michel.
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BruselasEspaña ha abierto la caja de los truenos del debate sobre la energía en Europa. El gobierno de Pedro Sánchez ha presionado durante semanas para convertir la escalada de precios de la luz en un debate europeo y ha acabado provocando una intensa discusión sobre una cuestión con muchas aristas, que van desde el sistema de fijación de precios hasta las reservas de gas. El texto de conclusiones ha costado horas de cerrar a pesar de que ni siquiera incluye medidas concretas, pero sí fija el nivel de compromiso político de la UE a la hora de abordar la escalada de precios. Y desde Francia hasta la República Checa, los diversos estados quieren decir la suya.

"Hay muchas visiones; unos quieren abordar medidas estructurales, otros creen que el sistema funciona bien, otros aprovechan para colocar la energía nuclear", explicaba una fuente diplomática cuando la discusión todavía no se había cerrado. Sánchez ya llegaba a Bruselas resignado a volver sin medidas de urgencia: "Por descontado que nos gustaría ir más deprisa, pero en la UE los pasos se dan a un ritmo menos intenso del que desearíamos; seguiremos trabajando para que podamos encontrar soluciones más allá de las que proponemos en el plan nacional". Hasta ahora, la Comisión Europea se ha limitado a listar las medidas que se pueden tomar a escala nacional para mitigar el impacto de la escalada de precios a los hogares y empresas, y a abrirse a "explorar" a medio y largo plazo algunas de las propuestas españolas como por ejemplo la compra de gas conjunta o la reserva estratégica de gas.

Algunos países como los nórdicos y también Alemania están con la Comisión Europea: creen que el mercado funciona, que el problema es temporal y que no hay que tocar la estructura del mercado. Por ejemplo, la cancillera Angela Merkel ha pedido al resto de líderes que su reacción sea "prudente" ante el aumento de precios y que no tomen medidas que, en último término, puedan desmantelar el mercado energético europeo: "No tendríamos que eliminar completamente el mercado; todo lo contrario, tenemos que impulsarlo y, después, si es necesario, implementar medidas sociales". Mientras España encuentra claramente insuficiente el documento que publicó hace una semana la Comisión Europea en el que recoge las medidas que se pueden emprender a escala nacional, Merkel lo calificó de "muy bueno".

Así pues, el debate se encalló porque hay una profunda división de opiniones tanto en cuanto al diagnóstico del problema como a la exposición de soluciones o en su profundidad. La Moncloa asegura que el simple hecho de conseguir que se abra el debate ya es una victoria, pero lo cierto es que Sánchez no ha arrancado a Bruselas más predisposición a activar las medidas. Sí ha conseguido un compromiso de volver a abordar la cuestión en diciembre y referencias temporales más concretas sobre la necesidad de ir más rápido.

Sin que haya medidas inmediatas de Europa, el debate que se ha abierto es de fondo. Francia, Italia y Grecia son favorables a abordar medidas como la reserva común de gas, pero París, por ejemplo, ha aprovechado para recuperar el debate sobre el papel de la energía nuclear en la transición verde, y otros gobiernos como el polaco o el checo también aprovecharon para cargar contra políticas verdes y el mercado de derechos de emisiones en pleno Green Deal, que finalmente Bruselas acepta mirar más a fondo.

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