España se situó como el quinto país de la Unión Europea con el precio de la electricidad más alto la segunda mitad de 2021, con una media de 0,28 euros/kWh, un 15% por encima del precio medio registrado en la UE y un 12,1% más que en la zona euro, según los datos publicados por Eurostat. Además, España es el segundo país con los precios de la electricidad más altos respecto al poder adquisitivo de los consumidores en este periodo, con 30 puntos por 100 kWh, solo detrás de Rumanía. Además, el Estado ocupa el cuarto lugar entre los países de la UE con el precio del gas natural más alto del mercado comunitario el segundo semestre de 2021, con 0,108 euros/kWh, lo que supone un 38,5% más que la media del mercado comunitario en este periodo.
El regulador europeo defiende el mercado eléctrico en plena crisis
Considera que el diseño del mercado no es culpable de la crisis energética actual
BarcelonaLa Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER), organismo europeo que vigila el mercado de la energía, ha defendido el funcionamiento de los mercados eléctricos europeos y ha alertado sobre posibles intervencionismos de los gobiernos que los puedan desvirtuar. En este sentido, ha pedido que se actúe "con prudencia" cuando se intervenga en los mercados eléctricos de la Unión Europea "en situaciones de extrema presión" y que, en cualquier caso, se opte por abordar las "causas fundamentales", que identifica con el encarecimiento del gas.
Es una de las principales conclusiones del informe que el otoño pasado la Comisión Europea encargó a esta agencia, pero que llega poco después de que este martes España y Portugal llegaran a un "acuerdo político" con Bruselas para abaratar la luz limitando el precio del gas, formación de precios de la electricidad.
ACER subraya que "la crisis actual de los precios de la energía tiene un carácter excepcional" y pide a los países que, en caso de intervenir los mercados, se opte por las medidas menos agresivas. Entre estas últimas, según la descripción del informe, se encuadra la "excepción ibérica" que han negociado Madrid y Lisboa con la Comisión Europea para limitar a 50 euros el precio del gas que se repercute en la subasta donde se forma el precio del megavatio hora y que todavía está pendiente de aprobación oficial.
"Como regla general, ACER considera que, cuanto más intervencionista sea el enfoque, mayor será el potencial de distorsionar el mercado, especialmente a medio y largo plazo", indican los expertos comunitarios. Estas distorsiones pueden afectar a las decisiones de inversión y limitar las "innovaciones muy necesarias para abordar las necesidades cambiantes del sistema", e "influir en las percepciones de riesgo político o exacerbar inadvertidamente la escasez de suministros".
"La crisis energética actual es, en esencia, un impacto en el precio del gas, que también afecta a los precios de la electricidad", señalan los reguladores. A esto se le suma la "fuerte disminución" de los suministros gasísticos rusos y la incertidumbre geopolítica, agudizada por la invasión de Rusia sobre Ucrania, que "resultó en precios de gas y electricidad sin precedentes", indica. "El diseño actual del mercado eléctrico no es el culpable de la crisis actual. Por el contrario, las reglas del mercado vigentes han ayudado en cierto modo a mitigar la crisis actual, evitando cortes de energía o incluso apagadas en ciertos barrios", recoge el informe. ACER cifra en 34.000 millones de euros al año los "beneficios para los consumidores" que aporta el actual diseño de mercado y su integración creciente.