Alimentación

Réquiem por la 'cheeseburger' de 99 peniques

Por primera vez en catorce años el icónico bocadillo de McDonald's aumenta de precio y pasa a 1,19 libras

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Fotografía del logotipo de McDonald's a Los

LondresSi McDonald's sube los precios es que la crisis inflacionaria es mucho más grave de lo que parece, y ya lo parece mucho. La cadena de comida rápida anunció el miércoles que los casi 1.300 establecimientos que tiene en el Reino Unido –entre propiedad y franquicias– se ven obligados a subir el precio de la popular cheeseburger de los 99 peniques (1,18 euros) que valía hasta ahora a 1,19 libras (1,42 euros), un aumento que ha entrado en vigor de forma inmediata y que llega después de 14 años sin cambios en el precio. 19 peniques de libra no es mucho en términos absolutos (24 peniques de euro), pero en términos porcentuales el incremento es del 20%, una quinta parte, mucho más que la inflación que sufre el Reino Unido, que a estas alturas se sitúa en el 9,1%, la más alta en 40 años.

La cadena norteamericana, que a principios de la semana informó de un aumento del 9,7% en las ventas globales hasta el 30 de junio, ha advertido igualmente a sus clientes que a lo largo del verano buena parte de sus productos registrarán una subida de entre 10 y 20 peniques. Las cajas de McNuggets (pollo rebozado), comidas para almorzar, cafés grandes y otras hamburguesas serán objeto de incrementos. En Estados Unidos, donde la cadena tiene más de 13.000 puntos de venta, McDonald's ha explicado el crecimiento de las ventas por el seguido "de subidas estratégicas de los precios de los menús". La inflación –en Estados Unidos también es del 9,1%– ha empujado los clientes a buscar opciones con descuento.

Esta no es la única gran compañía que recoge la crisis generalizada de precios pasando la factura a los clientes. El aumento de los costes de la energía y los alimentos como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, así como la escasez de mano de obra a raíz de la pandemia, justifica estas decisiones. Grandes multinacionales como Unilever han anunciado una fuerte subida de los precios de sus productos. El coste de la mayonesa Hellmann's, los detergentes Cif o los helados Magnum y Ben & Jerry's han aumentado una media de 11,2% durante el segundo trimestre del año, admitió el martes el grupo británico. Coca-Cola también ha avanzado una tendencia similar, con los precios subiendo alrededor del 5%.

Brexit: llueve sobre mojado

Pero lo cierto es que ya hace tiempo que llueve sobre mojado en el Reino Unido. El Brexit es en buena medida responsable de un aumento de precios de los alimentos del 6%, como ha puesto de manifiesto el think tank UK in a Changing Europe. En un informe de abril, la entidad, que forman investigadores de King's College London, sostiene que el aumento de las barreras comerciales ha provocado el mencionado crecimiento del 6% de los precios de los alimentos entre finales de 2019 y septiembre de 2021, en comparación con los años anteriores en diciembre de 2019.

Se han visto afectados los productos que representan una parte más grande de las importaciones de la UE, como por ejemplo la carne de cerdo fresca, los tomates y las mermeladas. "El covid-19 se descarta como factor de los cambios de precios, puesto que los acontecimientos clave de la pandemia no están correlacionados de manera obvia con los cambios y, además, podemos controlar los macroimpactos de toda la economía, como por ejemplo los confinamientos nacionales", decía el informe. La guerra de Ucrania, está claro, no había empezado todavía en el momento en el que se analizan estos precios.

En el mismo sentido se ha expresado una investigación de la London School of Economics (LSE) publicada también a mediados de abril, según la cual el Brexit ha provocado una "perturbación importante" del comercio del Reino Unido con la UE, que cifran en una caída del 25% "repentina y persistente" de las importaciones del Reino Unido de la Unión Europea.

Es cierto, sin embargo, que los impactos de precios más brutales en el mercado alimentario del Reino Unido se han registrado en los últimos meses de este 2022. El ejemplo más claro es la leche. La pinta (0,568 litros) de fresca ha pasado de los 0,24 peniques a los actuales 0,34, un aumento del 41,6%.

Aun así, la cara más dura de la inflación todavía no ha llegado al Reino Unido. Lo que verdaderamente preocupa a los británicos es el precio de la energía doméstica, ya no el de la gasolina o el diésel. En abril, la factura anual típica para una casa de cuatro habitaciones para mantener gas y electricidad pasó de las 1.270 libras anuales a más de 1.700 (2.029 euros).

A finales de agosto, sin embargo, los precios se volverán a revisar. Al alza. Y las previsiones más optimistas apuntan a que el precio puede llegar a las 2.800 libras anuales y las más pesimistas, que puede llegar a las 3.500 (4.179 euros). En estas condiciones, Martin Lewis, un periodista económico muy conocido en el Reino Unido, promotor de la web MoneySavingExpert, considera que el país se encamina hacia la catástrofe y que más de cinco millones de personas pueden tener dificultades extremas incluso para alimentarse con una cheeseburger al día de 1,19 libras.

Lo que de momento no aumenta de precio –sin ninguna garantía de que no lo haga de forma inmediata– es el Big Mac, pieza clave del famoso Big Mac Index, creado por The Economist en 1986 para medir si las monedas cotizan a un nivel "correcto". La teoría, basada en la paridad de poder adquisitivo en países diferentes para comprar una cesta de bienes, hace de esta hamburguesa de McDonald's el patrón económico con el que medir diferencias e igualdades. Hoy por hoy, sin embargo, todo está tan descontrolado que la burgereconomía o los burgernómicos parecemos un método superado.

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