Start-ups

El bestiario de las 'start-ups': del unicornio al camello

La terminología emprendedora se adapta a los tiempos de capital escaso

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El diccionario particular del mundo tecnológico, y concretamente de las start-ups, es un buen termómetro para entender la situación del sector. Palabras –a menudo de animales o de criaturas mitológicas– como unicornio, centaure o camello, se han instalado en el vocabulario habitual de la empresa emergente con un significado que va mucho más allá de la figura que nos viene a la cabeza cuando pensamos en ello.

Aunque ya nos habíamos acostumbrado a los unicornios, que es el nombre que se da a las empresas emergentes que alcanzan una valoración de 1.000 millones o más, el contexto actual nos trae una nueva palabra que será clave para entender la última tendencia en el mundo start-up: camello. Tras la pandemia de coronavirus ya raíz de la sequía inversora que predomina desde entonces, el capital huye de la empresa que promete crecimientos exponenciales en tiempo récord, el conocido pelotazo, y busca, en cambio, elstart-up con proyección, que tiene una bolsa de recursos importante y crece a un ritmo lento pero constante.

El camello, con las dos jorobas –llenas de recursos– y una imagen más terrenal y real, ilustra este tipo de empresa más lenta, pero con promesas más sólidas y balances más estables.

Hacia la resiliencia

El informe State of European Tech 2023 sobre la situación del capital riesgo elaborado por el fondo británico Atomico y publicado la semana pasada evidencia esta tendencia de la inversión hacia la empresa más resiliente. Según el análisis, las start-ups en España captarán alrededor de 1.600 millones de dólares (unos 1.456 millones de euros) en financiación este año, un 42% menos que en 2022.

Otra de las conclusiones de este estudio apunta a que durante la primera mitad del año se observó a escala mundial una "significativa reducción interanual" del total de fondos recaudados, tan sólo 7.400 millones de dólares (6.737 millones de euros) , en comparación con los 24.000 millones de dólares (21.851 millones de euros) registrados en el mismo período del año anterior. En este sentido, aseguran que "los inversores están adoptando un enfoque más selectivo, con cantidades medias invertidas más modestas. Sin embargo, es importante destacar que esta situación sigue un período de captación de fondos sin precedentes en el ecosistema, y ​​el capital disponible en el ámbito tecnológico europeo ha alcanzado el punto máximo histórico y ha llegado a 108.000 millones de dólares (98.330 millones de euros)", añade el documento.

Así pues, se va hacia el camello: el criterio de valoración de la compañía ya no es puramente económico, sino que también tiene en cuenta valores como la sostenibilidad y la rentabilidad. Estas empresas son las que pueden hacer frente a la adversidad porque anteponen la supervivencia y rentabilidad a cualquier otra consideración. A diferencia de los unicornios, cuando les llega capital lo reservan y saben cómo administrarlo, cómo el camello hace con el agua.

El zoo de la economía

Aparte de los unicornios y sus nuevos competidores, los camellos, hace años que el ecosistema emergente se mueve con el vocabulario mitológico para describirse. Existe también el decacornio, que hace referencia a aquellas empresas que ascienden a 10.000 millones de dólares de valoración; el dragón, un término que se empezó a utilizar en 2014, en la época dorada de las start-ups, por denominar aquellos unicornios que habían devuelto íntegramente los fondos invertidos a sus inversores; el dinosaurio, término que apareció en el 2015 para denominar a las mayores empresas, que ya habían salido a bolsa y que estaban más sobrevaloradas.

A menor escala encontramos el pony, por nombrar start-ups que han alcanzado los 10 millones de dólares de valoración, y el centaure, que es la evolución de éste, para las emergentes que alcanzan los 100 millones de dólares. Por último, encontraríamos el minotauro, para designar a las empresas que valdrían más de 1.000 millones sólo poniendo el dinero recaudado en una cuenta corriente. Por último, más en la línea de los camellos, está la cebra, aquella start-up que no sólo busca beneficio económico sino también solucionar problemas reales y contribuir al cambio social.

El mundo start-upSin embargo, no es el único sector de la economía que utiliza nombres de animales para referirse a tendencias o características. Los bulls y los bears (toros y huesos, en inglés), son los más conocidos y se han utilizado desde hace siglos para denominar tendencias en las bolsas: hablamos de un hervor cuando un valor está en un momento alcista, y de un bear cuando la tendencia es bajista. Más técnicos, encontramos los butterfly put y los butterfly call, de lo contrario llamados opciones mariposa, que se utilizan para denominar técnicas de trading más avanzadas.

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