Laboral

"El gran problema lo tenemos los riders sin papeles"

Repartidores de Glovo consultados por el ARA reciben con frialdad la noticia de que la empresa les hará contrato

Riders de Glovo esperando recoger los pedidos en la Via Augusta de Barcelona

BarcelonaA las once y media del mediodía, el Imran aparece, como prácticamente todos los días, con su bicicleta frente al restaurante japonés de la esquina de ronda Universidad. Allí se saluda con Sakil, un viejo conocido, y poco a poco van llegando más riders, con la mochila amarilla de Glovo en la espalda lista para ser llenada con la comida de los clientes y también de kilómetros. Se acerca la hora de comer y, por tanto, uno de los picos de trabajo del día. Muchos de ellos llevan años compartiendo horas de espera.

Este martes, sin embargo, la conversación entre los repartidores gira en torno a la novedad: Glovo ha decidido abandonar el modelo de falsos autónomos y contratar a todos sus riders. Esto, si se acaba materializando, se convertiría en "la mayor regularización de trabajo de la historia", según palabras de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. "Yo no quiero ningún contrato, a mí ya me va bien ser autónomo; lo que quiero es libertad", dice en declaraciones al ARA el Imran. "Ahora mismo, cobro entre 2.000 y 2.500 euros al mes, y trabajo unas 10 horas al día como mínimo, pero tengo libertad y me organizo el tiempo como quiero", afirma. "No quiero ningún contrato de trabajo porque significa cobrar menos", asegura.

Antes de llegar a Barcelona desde la India, Imran vivió en Bélgica. "Allí, por un trabajo poco calificado, como lavar platos en un restaurante, el mínimo de sueldo eran 10 euros la hora; aquí, por un trabajo así, te pagan 4 euros la hora con suerte", explica. "Así no se puede vivir... ¿cómo debo querer un contrato si ahora gano mucho más?". Ahora lleva cuatro años trabajando para Glovo, y está "muy contento".

No tiene pelos en la lengua, y enseña con el teléfono lo que cobra por pedido: "Ahora vengo de hacer una entrega en el paseo Maragall, un recorrido de 5,3 kilómetros –dice, enseñando su aplicación–. He ganado 4,08 euros, de los que casi un euro es gracias a haber ido deprisa", dice, satisfecho. Aunque las noches y los fines de semana "se pagan mejor", con estos números y para ganar los 2.000 euros mensuales, el Imran debe realizar cerca de unas 490 entregas al mes. "Cuanto más y más rápido, mejor", asegura.

La aplicación de rider de Glovo con un pedido y el desglose de lo que cobra

Sakil, a su lado, no es tan pesimista con la noticia, pero, aun así, asegura que prefiere "seguir siendo autónomo". "Ahora tengo libertad", dice. "Puedo empezar y acabar cuando quiero, y eso me da la posibilidad de llevar a los niños a la escuela o de hacer cosas personales", explica en el ARA. Sin embargo, explica que últimamente sus ingresos haciendo de rider han caído. "Llevo tres años en Glovo, antes me ganaba muy bien la vida, pero en los últimos meses ya no tanto", dice. "Glovo ha bajado su tarifa, y además cada vez hay más repartidores y no 'entran tantos pedidos", explica. "La última factura que cobré fue de 600 euros; mirado así, un contrato con un sueldo fijo no me parece del todo mal", reflexiona.

"El gran problema", apunta Sakil, "lo tenemos con los riders que no tienen papeles o los que alquilan las cuentas a otros", dice. "De éstos hay muchos, y su día a día es verdaderamente complicado", asegura. Este es el caso del Majid, que unas esquinas más arriba, en un banco de la rambla de Catalunya con Gran Via, espera un pedido. "¡Ni en broma, eso del contrato!" papeles, como él –señala su compañero–, o como yo", dice. "El modelo de autónomos es un modelo mundial, no sé por qué deben cambiarlo", dice. "Yo ahora gano entre 1.000 y 1.400 euros al mes con Glovo, y ésta es la salida de la mayoría que no tienen papeles... ¿Qué debemos hacer, si no, ponernos a robar?", dice preocupado. "Piensa que el 85% de los repartidores no tienen papeles", asegura.

Javi es uno de los dos riders que se han presentado como acusación particular en el caso penal contra Glovo, a través del sindicato CGT. Él puede considerarse de los "veteranos" de la aplicación: empezó a repartir en bicicleta en el 2018 en Barcelona, ​​cuando tenía 25 años ."Los primeros meses pensaba que era divertido, pero después pasan situaciones como que te cancelan un pedido y no te lo pagan o que te bajan la puntuación y te empiezas a enfadar", explica al ARA.

Después de una pandemia especialmente complicada para los repartidores, el verano del 2021 se afilió a la CGT. En su caso, a ratos ha compaginado los pedidos para Glovo como autónomo con trabajos a media jornada, pero ahora reparte unas 40 horas semanales. "Tienes que estar todo el día en la calle, tampoco arrecifes demasiado. Puedo ganar entre 800 y 1.000 euros al mes, según la estación; el verano es una ruina", detalla. ."Siempre he querido ser asalariado", insiste. cobrar mientras estaba de baja médica, algo que no habría ocurrido si tuviera un contrato laboral. Hay muchísimas dudas. ¿Qué pasará con la gente sin papeles?", se pregunta Javi.

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