El equilibrio imposible de Feijóo frente a las víctimas de la DANA
Podría haber sido un gesto que le habría honrado, el de recibir a las víctimas de la DANA antes que Carlos Mazón, pero finalmente ha evidenciado todas las debilidades que Alberto Núñez Feijóo arrastra como presidente del PP. Feijóo ha intentado un equilibrio imposible, quedar bien con las víctimas y apoyar a Mazón, pero como era previsible ha fracasado absolutamente. Porque el hecho mismo de que él reciba una de las tres principales asociaciones de víctimas antes de que el presidente de la Generalitat ya es completamente irregular. En este contexto, y pese a reconocer ante los familiares de los fallecidos que la gestión de la Generalitat "no fue acertada", Feijóo les ha dejado claro que "no quiere ni puede" cesar a Mazón.
Esta respuesta, evidentemente, indigna a los miles de familiares de las víctimas que no entienden cómo el presidente de la Generalitat continúa en su cargo tras la nefasta gestión de su gobierno el día de la tragedia. En realidad, lo que está diciendo Feijóo es que él "no puede" cesarle porque eso le obligaría a pactar un sustituto con Vox, ya que el PP no tiene mayoría en Les Corts. Y como "no puede" entonces añade que "no quiere". Pero la realidad es que si Feijóo fuera un líder al que no le temblara el pulso a la hora de tomar decisiones, debería haber forzado la dimisión de Mazón aunque eso hubiera supuesto ir a elecciones anticipadas y perder la Generalitat. Éste es, en todo caso, uno de los pesos muertos con los que Feijóo concurrirá a las próximas elecciones.
El mismo día que tenía lugar este encuentro en Madrid, la juez que lleva la investigación de la DANA hacía público un auto muy contundente contra el intento de la Guardia Civil de cambiar el relato de los hechos y apuntar hacia la responsabilidad de los organismos que dependen del Estado, como la Confederación HidroX del Generalidad. Es un informe "erróneo" e "incompleto", según la juez, ya que no tiene en cuenta ni las declaraciones de los testigos ni de los peritos ni lo ocurrido en el Cecopio. Y, por tanto, descarta imputar al presidente de la CHX, Miguel Polo.
Lo que resulta altamente inquietante, sin embargo, es que la Guardia Civil redacte un informe de 220 páginas que va en contra de todo lo que la juez ha ido desgranando en su instrucción y que hace suyo el relato del PP y de los medios de la derecha. Si a esto le sumamos otras actuaciones discutidas de la UCO recientemente, en casos como el de Montoro, donde fueron tan lentos que provocaron las críticas de la fiscal, o errores en la investigación del caso Cerdán, el resultado es que puede haber motivos para pensar que este cuerpo trabaja con una orientación política predeterminada. Y ahora ya no se trataría de ir contra los independentistas catalanes, como en el Proceso, sino contra un gobierno legítimamente constituido.
Sea como fuere, los ejemplos de jueces como la de Catarroja o el de Tarragona demuestran que todavía hay esperanza, al menos en la tarea de esclarecer los hechos. Otra cosa es si los responsables llegarán nunca a pagar sus consecuencias.
