Feijóo abre un frente interno en el PP en el peor momento de Sánchez
En política, el dominio de los tiempos y el calendario son especialmente importantes. Por eso resulta extraño que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, haya decidido adelantar el congreso ordinario del partido en julio justo en un momento en el que el gobierno de Pedro Sánchez se encuentra bajo presión y comienza a acusar cierto desgaste tras el apagón y tensiones internas con los socios. La excusa de Feijóo es que quiere estar preparado por si hay un adelanto electoral después del verano, pero la realidad es que el PP afronta ahora un periodo de tres meses en el que los focos estarán sobre ellos y no sobre el ejecutivo de Sánchez, que ha saludado a la noticia con una indisimulada satisfacción.
Y es que aunque la intención de Feijóo es reforzar la dirección del partido y su propio liderazgo, el hecho de avanzar el congreso y admitir que habrá cambios significa asumir que el equipo actual no está haciendo bien su trabajo. Por si fuera poco, la gran opositora interna al feijóoísmo, Isabel Díaz Ayuso, dijo este lunes por la mañana que el adelanto del congreso era necesario "para acabar con el runrún" en torno al liderazgo de Feijóo. Es decir, la propia Ayuso ha dejado claro que dentro del partido, sobre todo en Madrid, hay muchas dudas en torno al liderazgo del político gallego.
A partir de ahora, Feijóo deberá afrontar varias batallas internas. Una primera por los nombramientos, en los que tanto Ayuso como el andaluz Juanma Moreno Bonilla querrán influir. Una de las personas señaladas por el PP madrileño es precisamente Elías Bendodo, protegido de Moreno que ahora es coordinador general del partido. Pero también otros perfiles que en la Puerta del Sol se ven demasiado moderados, como la propia secretaria general, Cuca Gamarra, que en el pasado había sido cercana a Soraya Sáenz de Santamaría y luego se acercó a Pablo Casado.
Además de la lucha por los nombres, sin embargo, es el debate ideológico el que puede hacer aflorar las fracturas que hoy sacuden al partido. El PP no aprueba una ponencia ideológica desde el 2017, y ahora tendrá que posicionarse sobre cuestiones espinosas como el aborto, la eutanasia, la violencia machista, el estado del bienestar, la organización territorial de España o las lenguas cooficiales. Habrá que estar especialmente atentos a ver qué se dice sobre Cataluña. Aquí es donde se prevé que puede haber el mayor choque entre los sectores más centristas del partido, los más conservadores y también los ultraliberales y nacionalistas españoles que abanderan el dúo Ayuso-Aznar.
Y durante todo el congreso habrá dos grandes elefantes en la habitación. El primero es la estrategia a seguir con Vox una vez se ha demostrado que no es un partido nada fiable para gobernar en él, tal y como ha quedado claro con su salida de los gobiernos autonómicos, y que sólo está interesado en arrastrar al PP hacia sus postulados de extrema derecha. Y el segundo es la figura de Carlos Mazón, un presidente valenciano que se ha convertido en el talón de Aquiles del partido por su nefasta gestión de la DANA, pero que Feijóo no encuentra cómo quitarse de encima. En resumen, un congreso pensado para reforzarlo puede acabar siendo lo contrario.