Mujeres, recuerde que los derechos son reversibles, y hay que seguir luchando

Manifestación del 8-M en Barcelona
07/03/2025
2 min

En octubre de 2020, en plena pandemia, un grupo de países entre los que se encontraban Estados Unidos de Trump y Brasil de Bolsonaro impulsaron lo que se conoce como el "Consenso de Ginebra". Es una declaración y una suerte de asociación voluntaria y no vinculante de países que defienden políticas contra el aborto ya favor, dicen, de la familia como base principal de la sociedad, en la que la mujer tiene un papel central. Joe Biden salió, al igual que Lula da Silva, pero a mediados de febrero Trump volvió a adherirse, y es probable que este lobby ultraconservador coja cada vez más vuelo. No es broma. Está formado por unos 40 países, entre ellos Rusia, Arabia Saudí, Senegal, Guatemala, Egipto y Hungría. Todos ellos conocidos por el trato discriminatorio a las mujeres y por una visión del mundo religiosa y patriarcal que quiere dinamitar los grandes consensos habidos hasta ahora en el contexto internacional.

Es sólo una prueba de cómo avanza la ola reaccionaria y de hasta qué punto hay que estar atentos a su agenda, porque tienen unos objetivos muy claros y cada vez más los medios, el dinero y el poder para imponerlos. Recordemos, de nuevo, que ningún derecho está ganado para siempre y que, de hecho, la ONU acaba de realizar un informe que muestra que en uno de cada cuatro países del mundo ha habido un retroceso en el 2024. Y recordemos que las mujeres españolas tardaron 40 años en recuperar los derechos que supuestamente ya habían conquistado durante la República. Que las mujeres iraníes podían ser igual de modernas que las italianas en los años 60. Y que durante más de cuarenta años las estadounidenses tenían garantizado el derecho al aborto, hasta que los jueces puestos por Trump en el Tribunal Supremo echaron por tierra la sentencia conocida como "Roe versus Wade" y ahora es un derecho en retro.

Estamos, pues, en un momento especialmente peligroso en el que no podemos distraernos. Puede haber cosas que no se hayan hecho del todo bien dentro del movimiento feminista, pero ahora hay que ir todas y todos a la par defendiendo los derechos ganados y vigilando mucho para no abrir rendijas por donde se cuelan los postulados retrógrados. El derecho a decidir sobre el propio cuerpo, a la igualdad, a elegir qué tipo de familia o no familia se quiere tener, para poner algunos, son irrenunciables. Vivimos en un país laico y no podemos permitir que se impongan postulados religiosos en la vida civil, tanto si vienen desde el ultracristianismo, como el de EE.UU. y de Hungría, como si vienen desde el ultraislamismo. Desde las Islas, España y Europa hace falta que ponemos mucho énfasis en ello y marquemos los límites al respecto. Aquí no hay debate ni pasos atrás posibles. Más bien debemos seguir avanzando, que todavía queda mucho por hacer, y, en lo posible, ayudar y colaborar con las muchas mujeres de todas partes que han perdido derechos o nunca las han tenido.

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