Editorial

El vergonzoso boicot al catalán del PP y de Vox

El presidente del PP español, Albero Núñez Feijóo, en el congreso de los populares europeos que se celebra en Valencia.
26/05/2025
2 min

No nos engañemos. Conseguir la oficialidad del catalán en la Unión Europea no es tarea fácil, porque es un tema que despierta muchos recelos en otros países y la decisión debe tomarse por unanimidad. El gobierno español, para cumplir con los compromisos firmados con Junts, pretende que el Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea vote al respecto este martes tras una ofensiva diplomática destinada a vencer las reticencias de los países que tienen más dudas, como los bálticos, donde existe una importante minoría rusófona que podría reclamar el mismo.

Pero estas últimas horas se ha sabido que el gobierno español no es el único que está haciendo gestiones ante las cancillerías europeas a favor del catalán, el vasco y el gallego. También el PP y Vox, pero en sentido contrario, para convencer a los líderes europeos de sus respectivas familias políticas de que se opongan a la medida. Se puede entender que al PP la medida no le entusiasme, pero de ahí a dar el paso de intentar hacerla descarrilar hay una gran distancia.

Además, según ha revelado Vox, el PP ha pedido a la extrema derecha que contacte con el húngaro Orbán y la italiana Meloni para que frustren la iniciativa. O sea que la vergüenza es doble: por el boicot en sí y por hacerlo a través de los ultras, reconociendo así que quizás ellos no tienen tanta influencia ni interlocutores en las cancillerías europeas. Resulta especialmente sangriento que quien haya admitido públicamente estas maniobras haya sido el catalán Santi Rodríguez, de perfil teóricamente moderado. Y que la punta de lanza de la oposición al catalán en la Eurocámara sea otra catalana como Dolors Montserrat. ¿Cómo debe sentirse un catalanohablante cuando tiene que intentar convencer a un colega europeo de que debe votar en contra de la oficialidad de su propia lengua? ¿Era ésta, la sensibilidad autonómica y con las lenguas cooficiales que se le presuponía a un hablante de gallego como Alberto Núñez Feijóo? ¿Dónde queda la complicidad con los catalanes que Feijóo intentó vender en sus primeros viajes a Barcelona?

Con su contracampaña, además, el PP está facilitando el relato del gobierno español, que en caso de que su propuesta fracase siempre podrá culpar a la derecha española y no a su estrategia diplomática. La oficialidad del catalán es una petición razonable que afecta a una comunidad de casi 10 millones de potenciales hablantes. El catalán, además, es una lengua que ya cuenta con reconocimiento legal en España, así que se trata de llevar a Europa lo que ya es una realidad en las instituciones.

En todo caso, la partida será larga, tal y como demuestra el precedente del gaélico irlandés, que tardó quince años. Por tanto, si este martes la propuesta no prospera o se retira a última hora, habrá que seguir persistiendo hasta encontrar un momento políticamente idóneo. Eso sí, los movimientos del PP y de Vox ya avanzan que la oficialidad, de lograrse, solo será posible con un gobierno progresista en España.

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