Comprar con sentido: el valor de las cooperativas agrarias

Cada compra es una decisión que va más allá de lo que ponemos en la cesta. Decidimos qué modelo alimentario queremos, qué territorio y qué futuro para nuestro campesinado. En un momento marcado por la incertidumbre global y los retos climáticos, apostar por el producto de proximidad y por el cooperativismo agrario es una forma clara y tangible de comprar con sentido.

Alimentamos el territorio

El cooperativismo agrario es una prenda esencial del país productivo. Las 185 cooperativas socias de la Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya agrupan a más de 32.000 productores y ganaderos, y representan el 37% de toda la producción final agraria del país.

Elaboran alimentos tan diversos como aceite de oliva, almendra, avellana, arroz, algarroba, vinos y cavas, fruta dulce, cítricos, hortalizas, legumbres, leche, miel, cereales o carnes de porcino, vacuno, aves de corral y conejo, además de planta aromática. Productos que forman parte de nuestra identidad gastronómica y que, a su vez, incorporan innovación, tecnología y nuevos modelos de gestión para afrontar los retos ambientales y económicos.

La presencia territorial del cooperativismo agrario es igualmente significativa. Las cooperativas son activas en 33 de las 43 comarcas catalanas y en casi 300 municipios. Destacan especialmente en las comarcas de Lleida, que lideran el mapa cooperativo con 58 entidades, seguidas de Tarragona (56), Terres de l'Ebre (30), Barcelona (25) y Girona (16). Este arraigo territorial convierte a las cooperativas en auténticos motores de cohesión social, generadores de empleo y garantes de vida en los pueblos.

La historia de las cooperativas agrarias en Cataluña refleja la lucha por la supervivencia campesina a lo largo de los años. Su resiliencia, tradición y arraigo en el territorio han permitido que, a día de hoy, casi una de cada tres cooperativas sea centenaria y un 73% del total tiene más de 50 años.

Sostenibilidad y comunidad

Pero más allá de su dimensión económica y territorial, las cooperativas agrarias aportan valores que son hoy más necesarios que nunca: responsabilidad social, gestión democrática, no deslocalización, sostenibilidad y compromiso con la comunidad.

Cuando un consumidor elige un producto cooperativo, elige alimentos cuidadosamente elaborados, bajo estrictos estándares de calidad y con certificaciones que garantizan origen, trazabilidad y autenticidad. Pero también está apoyando un modelo que fija población en el territorio, gestiona el paisaje, lucha contra el cambio climático y preserva oficios que son patrimonio del país.

Este arraigo territorial se refuerza con la celebración de las fiestas del vino novel y del aceite nuevo cada otoño y principios del invierno. Son jornadas que abren las puertas a todo el mundo para degustar los primeros aceites recién prensados ​​o los vinos más jóvenes de la temporada. Una invitación a descubrir de primera mano el trabajo del campo y la calidad de los productos cooperativos, una celebración colectiva en la que campesinos y consumidores comparten catas, experiencias y muestras de productos recién hechos.

Coincidiendo con la celebración del Año Internacional de las Cooperativas y el reconocimiento de Cataluña como Región Mundial de la Gastronomía, este año hemos tenido la oportunidad de que se visualice y reconozca este compromiso con la comunidad y con el desarrollo de una economía más social e inclusiva que construye un mundo mejor para las personas.

Agrotiendas.coop

Cuando, como sociedad, pedimos más transparencia, sostenibilidad y responsabilidad, cada compra es una oportunidad para realizar un gesto que suma.

Por eso, iniciativas como Agrotiendas.coop desempeñan un papel clave. Esta plataforma de venta online conecta directamente al consumidor con las cooperativas agrarias catalanas, sin intermediarios y con la garantía de que cada producto es fruto de un trabajo colectivo y de una producción responsable.

Cada agrotienda representa una cooperativa de todo el país, con su propia identidad pero con una filosofía común de consumo responsable y justo. Por eso, esta herramienta facilita un consumo más consciente y cercano, a la vez que da visibilidad a la diversidad y la riqueza del producto cooperativo de kilómetro cero.

Estas Navidades –y durante todo el año– apostar por los productos de nuestras cooperativas es mucho más que escoger un buen alimento. Es regalar territorio, calidad y compromiso. Es apoyar a miles de familias que trabajan la tierra con dedicación y que, desde la cooperación, siguen innovando para garantizar un futuro sostenible.

Cada compra es una decisión: ¡hagámosla con sentido, hagámosla cooperativa!