Cervezas nómadas: más atrevidas y creativas

Son cerveceros sin fábrica propia porque apenas empiezan, que lo compaginan con otros trabajos o que buscan ofrecer cervezas singulares

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Un chico sirviendo cerveza artesana en un bar

BarcelonaDentro de la cerveza artesana hay algunos elaboradores de una especie particular. Son los cerveceros nómadas (los gypsy brewers en inglés). No tienen fábrica propia y producen en las de otros cerveceros, que a cambio reciben una contraprestación económica por el uso de sus instalaciones. A los nómadas les es más fácil empezar así a hacer cerveza con unos costes asumibles, mientras que a las fábricas que los acogen les puede ayudar a pagar facturas. Pero solo de ahorro económico no va el nomadismo cervecero. Para los elaboradores, es una manera de compartir conocimientos para hacer mejores cervezas, y para los amantes de esta bebida, tener acceso a cervezas más exclusivas y con poco a perder si se atreven a ser más extremas, porque implican una menor inversión inicial y son de producción limitada.

La cerveza nómada está en auge, y se puede hacer una cata este fin de semana en el Barcelona Beer Festival (BBF). Según Judit Càrtex, que vicepreside el Gremio de Elaboradores de Cerveza Artesana y Natural (Gecan) y es directora de proyectos del BBF, un productor nómada "tiene muy en la cabeza su idea de cerveza, de comunicarla y venderla, pero su apuesta no pasa por hacer una instalación cervecera". La misma Càrtex se estrenó en su día de cervecera siendo nómada con la cerveza Barra. Hoy en día se pueden probar un buen puñado de nómadas catalanas; un fenómeno que, en opinión de Càrtex, muestra que hay más gente que necesita expresarse a través de esta bebida.

Unas latas de cervezas nómadas

"Quiere decir que se están despertando muchas ideas de cómo hacer cervezas diferentes y arriesgadas", resalta. Y la vía más directa para no limitarse a ser un elaborador casero (homebrewer) ni tampoco tener que hacer una gran inversión es convertirse en nómada. Elaborar en una fábrica ya establecida permite disfrutar de su tecnología y trabajar con todas las garantías –con registro sanitario–, si bien, como cuando se está en casa de alguien más, no todo son ventajas, empezando por el hecho de que el propietario amortiza la maquinaria y el nómada solo la alquila. Por eso hay quienes se plantean tener fábrica propia, mientras que otros no se ven ni en sueños.

Etiquetas coloreadas y atrevidas

Algunos proyectes nómadas han aguantado el tipo a pesar de haber nacido en pandemia o poco antes, en parte porque han tenido más facilidad para parar la producción cuando ha sido necesario o se han adaptado a los nuevos tiempos con la venta en línea y una buena dosis de marketing. De hecho, los diseños de las latas y las botellas, a menudo obras de artistas y diseñadores gráficos, están especialmente cuidados. Pueden tener incluso un punto de atrevimiento alejado de puritanismos, en sintonía con la rotura respecto a una cerveza convencional. Una muestra es la cerveza Hentai de Rec Brew, una American IPA en lata ilustrada con una vistosa escena sexual.

Un lata de cerveza nómada

Detrás de Rec Brew están Edgar Castaño y Oriol Burzon, que se conocieron en una feria de cerveza cuando eran homebrewers y decidieron convertirse en nómadas juntos. Se pusieron en 2019 teniendo otros trabajos, pero ya elaboran en varias fábricas, empezarán el nuevo año dedicándose los dos en exclusiva al proyecto y quieren tener fábrica propia también este 2022. Ser nómadas les ha ayudado a conocer a otros elaboradores y maneras de trabajar, pero su beneficio económico es limitado, porque las fábricas pueden quedarse un margen del 30-40%. En Rec Brew suelen optar por cervezas lupuladas, pero también hay espacio para experimentar otros estilos, como la ácida (sour) con plátano, vainilla y arándanos que han sacado con Xavier Pereira, de Engorile. Colaboraciones como esta son habituales en la cerveza artesana.

Pereira estudió hostelería y sommelieria, y su proyecto del máster de administración y dirección de empresas fue crear una fábrica de cerveza donde todo el mundo pudiera elaborar y un restaurante, puesto que le gustaría crear "una cultura gastronómica cervecera". Ahora bien, se dio cuenta de que el 89% de las fábricas artesanas en España están produciendo bajo su capacidad productiva y decidió sacar provecho haciéndose nómada. Empezó con Engorile en 2019, primero en Click&Brew, una aceleradora de proyectos de bebidas donde asesoran en todo aquello que haga falta para llevarlos al éxito. Suele hacer cervezas lupuladas con un toque personal "para el bebedor más experimentado y que quiere cosas que lo sorprendan". Por ahora, piensa seguir de nómada por la versatilidad, pero es un reto adaptarse a la maquinaria de cada fábrica. 

En busca de más creatividad

En el caso de Màger, de Aleix Puig, es una cervecera nómada iniciada entre 2018 y 2019 que también tiene un espacio propio de maduración y de guarda de las botellas, que van tapadas con corcho. Tienen ácidas (sour) y salvajes (wild), y algunas pasan por bota o se les añade fruta. La voluntad de Puig, que había sido cervecero casero, es tener un obrador suyo para elaborar las cervezas espontáneas –capturan la levadura del ambiente donde se hacen, como las lámbicas belgas–, y lo probará en 2022. A su parecer, ser nómada puede restar libertad porque quizás no se puede hacer todo lo que se querría. "Con un local propio podré tener más creatividad", vaticina, y el resto de estilos prevé seguir haciéndolos en otras fábricas como por ejemplo.

Todos estos nómadas fabrican en Catalunya, y hay un caso excepcional. Oddity es de aquí, pero toda la producción llega en barco (vía Santander) porque se hace en una cervecera de Irlanda donde trabajó Ivan Raho, impulsor de Oddity con Vicky Navarro. Las primeras cervezas las sacaron justo después del estallido de la pandemia, y ofrecen lupuladas y negras. "Priorizamos que sean fáciles de beber", destaca Navarro, que hace énfasis en el hecho de que se alían con artistas vinculados a Barcelona para los diseños de las latas. Raho valora, del hecho de ser nómada, que "no estás ligado a ninguna parte" y la oportunidad de viajar y conocer fábricas, pero a la vez se pasa la vida arriba y abajo. En un futuro, tienen el objetivo de tener fábrica en Catalunya.

Abre una cervecera en el centro de Barcelona

La pandemia tampoco ha asustado a un gran proyecto que este año ha abierto en el Eixample de Barcelona: La Textil. Es una fábrica de cerveza artesana de estilos para todos los gustos y un restaurante con 21 tiradores donde probarla. Este 2022 lo complementarán con una sala de conciertos. Entre los impulsores, la cara visible es Brian Blazek, que ya hacía cerveza en casa cuando vivía en Arabia Saudita y que se ha aliado con una pareja de inversores establecidos en Suiza para sacar adelante el proyecto. Según Blazek, los orígenes de la iniciativa se remontan a 2017, y optaron por la ciudad porque la cerveza artesana crecía un 400% anual.

Los 'gypsy brewers' más veteranos

A escala internacional, Mikkeller es el referente, mientras que en Catalunya uno de los más veteranos es Zulogaarden de Àngel Tarriño, que empezó en 2007 con elaboraciones como Sang de Gossa, una Westcoast IPA. Ha producido en Catalunya, Madrid y Quebec, siempre como nómada y teniendo otro trabajo. Defiende que los nuevos nómadas que triunfan son innovadores y presentan alternativas para las cuales vale la pena gastarse algo más para probarlas. "Pueden hacerse un lugar con una cerveza de calidad, original, con ingredientes más frescos y arraigo al territorio", sostiene.

Presencia en el Barcelona Beer Festival

Los cerveceros nómadas y La Textil tienen un lugar en el Barcelona Beer Festival, la gran cita de la cerveza artesana catalana que se celebra entre este viernes y este domingo en la Fargade de l'Hospitalet. Algunos de los elaboradores participan en catas en pequeño comité, mientras que otros toman parte del festival con sus cervezas servidas en tiradore (en total habrá más de 600). El BBF de este año es la primera gran edición del festival en pandemia, y llega después de que la de 2020 se cancelara porque coincidió justo con el inicio del confinamiento.

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