La cocina, el refugio de la pandemia

Con el estallido de la crisis del covid-19 hemos pasado muchas horas en casa y esto nos ha hecho descubrir –o redescubrir– el placer de cocinar, para muchos un momento de disfrute y de evasión

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Una persona amassant pan en una imagen de recurso

BarcelonaPara Anna, Dani y su hijo el confinamiento fue el momento de descubrir la cocina. Hasta entonces entre semana tiraban de platos sencillos –pasta, arroz, purés y carne y pescado a la plancha, explican– y los fines de semana comían a menudo fuera o compraban comida preparada. Pero las semanas de confinamiento, teletrabajo y escuela a distancia los llevaron a hacer un replanteamiento y lo aprovecharon para empezar a comprar mejor y de manera más organizada, cocinar más, recuperar algunas recetas de sus madres o abuelas y también disfrutar juntos en la cocina. “Era un momento para rebajar la tensión acumulada todo el día, para estar juntos de manera más relajada y disfrutar”, explica Anna. De manera similar, para Adriana y su familia –su marido y dos hijos– el confinamiento también llevó a algunos cambios en la cocina, pero sobre todo lo que supuso es que empezaron a cenar juntos, cosa que no habían hecho hasta entonces, puesto que los pequeños comían en un primer turno y después cenaban ellos dos. “Desde entonces cenamos cada día juntos, y esto nos permite tener un momento de encuentro familiar al final del día que nos va muy bien”, explica Adriana, que detalla, además, que esto ha mejorado los menús familiares, puesto que ella y su marido han dejado de comer “cualquier cosa” o “lo que sobraba en la nevera” para hacer comidas más saludables y completas. Estos son solo dos ejemplos de cómo la pandemia ha puesto la cocina en el centro de nuestras vidas. En algunos casos ha multiplicado la importancia que ya tenía, pero en otros muchos ha sido un descubrimiento y el inicio de una historia de amor que para muchos seguirá más allá del virus. 

Beneficios emocionales 

“En épocas de estrés e incertidumbre la cocina puede ser un refugio a nivel psicológico”. Lo dice Dolors Liria, psicóloga y miembro de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Catalunya, que destaca que la pandemia ha brindado una oportunidad a todas las personas que antes no encontraban nunca tiempo para cocinar y ahora lo han descubierto. “La comida tiene muchos beneficios psicológicos más allá de las ganancias nutricionales que supone para el cuerpo”, dice Liria. “Estos beneficios emocionales están vinculados a la comida como fuente de placer, pero también a todo el proceso previo que hace falta para prepararla y elaborarla”. Esta experta apunta que por un lado “cocinar implica una actividad operativa y una serie de tareas que facilitan la desconexión de los pensamientos que nos preocupan”. Y es que a menudo cuesta dejar de dar vueltas a las cosas, y una actividad práctica puede ser una ayuda para salir del círculo vicioso de las preocupaciones. “En la cocina hay una serie de actividades que nos ayudan a la regulación emocional: amasar, batir, dar golpes, cortar... Son maneras de canalizar una emoción a través de los movimientos del cuerpo”, dice. Y por el otro, destaca que durante el confinamiento más estricto, pero en general con todos los meses que hace que vivimos con restricciones, “cocinar se ha convertido en un momento de relax, de disfrute y de placer, y últimamente no hay muchos de estos momentos”, dice. 

Y es que las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia han hecho que cocinar en familia o con la burbuja de convivencia sea una de las pocas actividades que no suponen ningún riesgo. 

La época actual, dice Liria, está marcada por la incertidumbre, la crispación y la irritabilidad, que están más presentes que nunca, y sumadas a la limitación de fuentes de placer que hace meses que sufrimos nos complican nuestro día a día. “Por eso valoramos mucho momentos de disfrute como los de la cocina”, dice esta psicóloga. “Ahora es muy bueno poder tener cosas que dependen de nosotros, que están en nuestra mano y que controlamos. Si son cosas que además nos provocan satisfacción y podemos compartir, todavía mejor”, asegura. 

Y más allá de la cocina en si, la pandemia también ha supuesto cambios organizativos relacionados con las comidas que han hecho que mucha gente haya aprendido a comprar mejor, organizándose antes y pensando en qué tiene que cocinar. Esto ha tenido como resultado una mejora de la calidad de vida, relacionada con unas comidas más saludables, y en muchos casos también un ahorro y una mejora para el medio ambiente, puesto que se compra lo que se necesita y se tira mucho menos comida que antes. 

Los cocineros, estrellas en las redes

Pero para entender el éxito de la cocina durante la pandemia hay que hablar del fenómeno de los cocineros en las redes sociales. Los chefs se han convertido en estrellas muy populares en Instagram, TikTok y YouTube, donde tienen miles de seguidores. Con el confinamiento muchos cocineros decidieron compartir de manera altruista recetas en vídeo y mucha gente desde casa se aficionó a cocinar siguiendo estos tutoriales. Uno de los que optaron por grabarse mientras cocinaban en casa fue el cocinero Nandu Jubany, que se convirtió en una compañía para muchas familias confinadas, que con él aprendieron a hacer desde una receta de fideos hasta tarta de queso, pasando por croquetas y pollo al horno. “La gente todavía ahora me dice que los acompañé durante un momento muy duro”, explica el chef en una conversación por teléfono.

“Algunos me han confesado que aprendieron a cocinar conmigo, y hay gente que en cambio me explica que los animé a volver a los fogones... Me hace mucha ilusión”, reconoce. Él recuerda que la decisión de colgar vídeos de recetas durante el confinamiento fue “muy espontánea”. “No sabíamos cómo iría y fuimos probando, yo me lo preparaba todo mucho, en la cocina de casa, y en poco tiempo ya vimos que iba muy bien. Fue un éxito increíble, llegamos a ganar 4.000 seguidores cada día durante el confinamiento”, explica.

Y es que estos seguidores, encerrados en casa y ávidos por hacer actividades, agradecían la naturalidad de Jubany y su capacidad de explicar las cosas de manera sencilla. El cocinero hizo llegar recetas de su familia y algún clásico de sus restaurantes a muchos hogares, y quien las quiera recuperar todavía las puede encontrar colgadas en su cuenta de Instagram. Aún así, el cocinero dice que en el mes de octubre publicará un libro con todas las recetas que hizo durante el confinamiento, ideal para todos los que se animaron a cocinar con él. “Yo creo que hay mucha gente que ha descubierto la cocina durante la pandemia y que ya no la dejarán porque se han dado cuenta de que cocinar es un gran placer. Hay mucha gente que ha sentido que los fogones lo han atrapado y esto está muy bien, si he ayudado un poco me hace muy feliz”. 

També ha habido gente que gracias a la nueva afición por cocinar ha quitado el polvo de libros de recetas heredados o libretas donde las abuelas escribían las recetas a mano. Descubrimientos celebrados como si fueran pequeños tesoros. Y es que el placer de preparar y elaborar un plato, que después se puede disfrutar en compañía, es muy grande, y en una época en la que escasean las alegrías todavía más. 

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