Entrevista

Julio Basulto: “El consumo de alcohol más saludable es el consumo cero. Ni una gota"

Dietista-nutricionista

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Júlio Basulto Pere Tordera

Julio Basulto, dietista-nutricionista, divulgador científico y profesor de la Universidad de Vic, habla en plata. Y lo demuestra el título de su último libro: Come mierda, publicado por Vergara, una obra divulgativa que tiene como objetivo “demostrar a la gente que hay una fuerza que nos invita a todas horas a comer mierda”. ¿Y cuál es esta fuerza? “Pues una industria alimentaria que tiene mucho poder y que lanza constantemente mensajes y nos invita a comer mierda a todas horas”, dice. Y cuando habla de mierda se refiere sobre todo a “productos ultraprocesados que tienen grandes cantidades de azúcar, sal, grasas...” Los ejemplos van desde la bollería industrial hasta las bebidas azucaradas, pasando por los embutidos o los productos precocinados... Cosas que llenan nuestra despensa y nuestra nevera de manera habitual.

En el libro dices que comer mal provoca más enfermedades que el tabaco, pero somos más conscientes de los males que supone fumar que de los de la comida.

— El tabaco mata a 7 millones de personas cada año y la mala alimentación mata a 11. Esto quiere decir que no estamos prestando suficiente atención a la mala alimentación, no estamos tomando medidas como se tomaron en su día contra el tabaco.

¿Por qué?

— Por dinero. Porque hay grandes corporaciones y grandes grupo de presión que no lo quieren. La propia exdirectora de la OMS ya dijo que los gobernantes le reconocían que las medidas contra la obesidad se paran por las grandes corporaciones, que ellos tienen las manos atadas. Pero podemos ser optimistas: en México y en Chile, por ejemplo, se acaban de poner sellos negros a los alimentos, es una medida que la industria odia porque funciona. Son instrucciones sanitarias claras e inequívocas que te advierten de contenidos poco saludables y que ocupan buena parte del paquete. Esto permite decisiones libres. Tengo esperanzas de que esto llegue aquí.

Dices que cada persona ingiere al año entre 80 y 90 kilos de comestibles industriales, sustancias que hacen daño a nuestro organismo. Con estas cifras en la mano, ¿qué es más importante: comer alimentos saludables o dejar de comer los malos?

— Yo siempre pregunto qué es mejor: dejar de romper o arreglar. Primero hay que dejar de romper y después ya arreglaremos. Pues es lo mismo con la comida. Primero hay que dejar de comer mal y después ya comeremos mejor. No se trata de añadir alimentos saludables a nuestra dieta, se trata de sacar los poco saludables: aquí nos sobran alimentos malos. No es cuestión de sumar brócoli, sino de sacar ultraprocesados y bebidas azucaradas, y ya habremos dado un gran paso.

Tú pides políticas públicas que favorezcan comer sano. Dices, por ejemplo, que haría falta un impuesto a la carne procesada. ¿No sería una medida muy impopular?

— Sí, es muy impopular, pero tendríamos que ir por aquí. En Catalunya, por ejemplo, costó muchísimo sacar adelante el impuesto a las bebidas azucaradas, pero es un impuesto que funciona y por eso creo que el de la carne procesada también se tendría que poner. Si pensamos en cuánto dinero cuesta tratar un cáncer o algunas patologías crónicas -cuánto nos cuesta el consumo de carnes procesadas-, entonces queda claro que tenemos que poner estos impuestos.

Y también disparas contra el alcohol, que está socialmente aceptado, pero que tú dices que tenemos que desterrar completamente de las mesas.

— El consumo de alcohol más saludable es el consumo 0. Ni una gota. Imaginemos que tomar una copa de vino al día fuera bueno para el corazón, como se había dicho durante mucho tiempo -a pesar de que es mentira-. Igualmente seguiría siendo un producto que aumenta el riesgo de todo tipo de cánceres, como por ejemplo el de mama para las mujeres y el de colon para los hombres, que son muy frecuentes. El alcohol es una sustancia tóxica y adictiva. De hecho, 2 de cada 10 personas que toman alcohol con moderación al año siguiente presentan dependencia alcohólica. Por lo tanto, fomentar el consumo de una sustancia así es una vergüenza y una gran irresponsabilidad.

En el libro inventas un concepto, el de ‘cuñadietistas’, que son gente que opina y da consejos sobre dietas sin tener ninguna formación. Con las redes sociales están proliferando mucho estos personajes.

— Creo que con estos personajes es importante ser escépticos, pero más importante es ser críticos. Pienso que uno tiene que ser crítico con todo lo que escucha o lee, pero alguien me dijo que era mejor tener criterio. Y pienso que la manera de luchar contra los cuñados en general es buscar tu propio criterio. En las redes ahora proliferan muchos discursos que pueden ser peligrosos, pero hay que tener criterio. Los nutricionistas hace tiempos que decimos lo mismo: más verdura y alimentos de origen vegetal, menos carnes y dejar de comer carnes procesadas y productos superfluos. Es un mensaje fácil y hay que recordarlo siempre cuando recibimos estos mensajes de las redes.

En este país las etiquetas de los productos alimentarios generan confusión porque muchas dicen que son saludables, bajos en grasas, en sal, etc., y en realidad no son buenos para la salud.

— Ahora mismo tenemos el sistema Nutriscore, que beneficia la salud económica de los vendedores de productos malsanos. Solo da resultados positivos en ciertas cuentas bancarias y esto no puede ser. Tenemos cereales infantiles con un 25% de azúcar con un Nutriscore B, que es una nota positiva. ¡No puede ser! Es evidente que la industria quiere vender, es lógico, el problema es quien lo permite.

¿Los niños son los más perjudicados?

— Sí, y tanto. Por primera vez los niños vivirán menos que nosotros, con una esperanza de vida y calidad de vida peor que la nuestra debido a la mala alimentación, sumada al sedentarismo y al alcohol y el tabaco.

¿Pero cómo podemos ir al súper y conseguir salir con comida saludable?

— No es fácil, pero yo siempre digo que hay que ir al súper con una lista cerrada y no sucumbir a las tentaciones. Y, si se puede ir sin criaturas, mejor, porque todos los estímulos están pensados y colocados estratégicamente para atraerlos.

El clásico consejo “Se tiene que comer de todo” tú dices que no es correcto, que no tenemos que comer de todo. Entonces, ¿qué es comer bien?

— Comer bien es no comer mal. No comas mejor, deja de comer mal. Todos los nutricionistas decimos que se tiene que comer más fruta y verdura, pero sobre todo dejar de comer productos que no son saludables. Porque comer de todo al final se traduce en comer de todo lo que es malo. El problema es que nos sobra comer porquería y nos faltan alimentos.

Todo esto pasa en un momento en el que somos más conscientes que nunca de qué comemos, tenemos más información, hay más conciencia y más preocupación.

— Yo creo que esto que dices no es general. El panorama no está cambiando. Solo hay un reducto de gente que sí que está concienciada y come bien. Una encuesta reciente dice que el 90% de los europeos piensan que una buena dieta mejora la salud, pero en la misma encuesta preguntaron si una mala dieta empeora la salud y solo un 10% piensan que sí que la empeora. Pero la conclusión a la que tenemos que llegar es que la población es la víctima. No es que seamos tontos, es que hay tantos mensajes y tan confusos que es muy difícil.

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