Deporte femenino

"Las deportistas de ahora no habrían podido llegar sin las de antes"

Desde las primeras Olimpiadas que admitieron a mujeres, hace 125 años, el paisaje deportivo se ha transformado, pero algunas desigualdades persisten

Maria Dolors Roca parada en la calle Torrent de l'Olla, esquina con la travesía de Gràcia
Elena García Dalmau
27/10/2025
6 min

BarcelonaEl deporte femenino se ha convertido en protagonista de la actualidad. Su presencia en los informativos catalanes se ha multiplicado por diez en la última década y, aunque todavía está lejos de la paridad, representa ya el 30,6% de las retransmisiones deportivas, según el Plan de impulso del deporte femenino en Catalunya 2024-2030 de la Generalitat. La comparación entre las Olimpiadas de París de 1900 y 2024 muestra hasta qué punto la situación de las mujeres en el deporte profesional se ha transformado: en los Juegos parisinos de 1900 –los primeros en admitir a mujeres–, las atletas fueron el 2,2% de los participantes; en 2024, las competidoras representaban un 50%.

Un pasado incómodo

Hasta no hace tanto tiempo, "mujer" y "deporte" no sólo eran una combinación marginal, sino un motivo de escándalo. Sólo hay que recordar los insultos - "caballete", "marimacho"– que recibía la motorista Maria Dolors Roca en los años treinta. O las palabras que dedicaba La Gazzeta di Venezia en 1894 a las mujeres de la nobleza que habían adquirido la indecorosa costumbre de pasearse pedaleando por los parques: “El ciclismo es un invento infernal que, en un instante, abre distancias entre el marido y la mujer (...). las brasas, es decir, en los brazos de otro".

Estas y otras muchas vivencias aparecen en Pioneras del deporte (Albertí Editor, 2025), el libro de Elisenda Albertí que recoge la historia de diecinueve mujeres de todo el mundo que se abrieron paso en un contexto hostil para convertirse en referentes deportivas. Sus historias son un ejemplo de capacidad de esfuerzo individual, pero también de colaboración: las mujeres se ayudaron entre sí para escalar más alto, y correr más lejos, y también contaron con el apoyo de los hombres en sus actos. Un apoyo que, en algunos casos, fue incluso físico: Marie Paradis, la primera mujer en llegar a la cima de Montblanc, lo hizo ayudada por dos compañeros alpinistas.

Carrera de parejas de descenso de esquí de cien metros en Ribes de Freser.

Sin embargo, incluso los hombres que reivindicaban el acceso de las mujeres al deporte consideraban que su forma de participar debía ser diferente. En 1919, después de la entrega del premio Fémina a la esquiadora Teresa Bartomeu en la sede del Centro Excursionista de Cataluña, Joan Danés pronunció el discurso "En homenaje a las mujeres deportistas", donde decía: "¡Vosotros, o mujeres!, debe hacer del excursionismo un amor, paralelamente a nosotros, los hombres, que debemos hacer un estudio".

Las pioneras catalanas

Teresa Bartomeu, la olímpica Rosa Torras, la atleta Margot Moles, la nadadora Maria Aumacellas, la jabalinista y miembro de la junta directiva del Barça Anna Maria Martínez Sagi, la montañista Carme Romeu… Muchas mujeres catalanas se enfrentaron a lo largo del siglo XX a los prejuicios existentes contra ellas, la fragil. Y también las fronteras que imponía la indumentaria: la italiano-española Lilí Álvarez generó gran alboroto en el Roland Garros de 1931 para competir en falda pantalón, pieza vista como transgresora por la sociedad tradicional.

En Cataluña, muchas de las pioneras provenían de familias con capital cultural y social. Algunas eran hijas de la élite intelectual y habían sido educadas en escuelas internacionales que entendían el deporte como parte de la formación de los niños y niñas. Estas mujeres, además, estaban vinculadas con el mundo de la cultura: Maria Aumancellas fue música además de nadadora, Anna Maria Martínez Sagi fundó el Club Femenino y de Deportes con la escritora Anna Murià, gran amiga de Mercè Rodoreda, y Teresa Bartomeu se carteaba con Caterina Albert y Josep Carner, que le dedicó algunos.

Margot Moles durante un lanzamiento de disco.

Las reivindicaciones

Las conexiones entre deporte y cultura sorprenden hoy, cuando hay una distancia que cada vez parece mayor entre ambos ámbitos. Pero las historias de estas mujeres muestran cómo el deporte femenino creció en diálogo con los grandes debates culturales y políticos de la época. "Cuanta más cultura tiene la gente, más posibilidades tiene de elegir", afirma la autora del libro, Elisenda Albertí, por teléfono. "Cuando comienzan las reivindicaciones por los derechos femeninos, una de las primeras cosas que se piden es el derecho a una educación igualitaria. Estas deportistas venían de una situación social y cultural que les permitía hacer cosas que les quedaban muy lejos a otras mujeres. Y aprovecharon su posición para reivindicarse".

El derecho de las mujeres a participar en el deporte no fue la única reivindicación de algunas de estas deportistas. Es el caso de Teresa Bartomeu, vinculada al catalanista Centro Excursionista de Cataluña, y el de Margot Moles, que, durante la Guerra Civil Española, va reivindicar el modelo deportivo de la Unión Soviética por "batir el récord del heroísmo útil en el esfuerzo antifascista". El marido de Margot Moles Piña, también deportista, fue fusilado en 1942.

"Como el arte, como la ciencia, como todo en la vida, el deporte está ligado a la política", afirma Albertí. "El deporte femenino, además, formó parte de las reivindicaciones por la emancipación de la mujer. No podía estar fuera de la política: era política".

El mundo del deporte, hoy

A pesar de los innegables avances y el esfuerzo de campañas como el "Corre como una chica", las diferencias sexuales en el acceso al deporte persisten. Los datos sobre prácticas deportivas de la Generalitat muestran que hay diez puntos de diferencia entre el porcentaje de niños y niñas que realizan alguna actividad física y deportiva extraescolar (78% y 68%, respectivamente), una diferencia que llega hasta los trece puntos cuando se trata de estudiantes nacidos fuera de Cataluña (4 personas adultas (62% y 47%).

Las diferencias también se hacen evidentes en el ámbito profesional. A medida que crece el interés del público por el deporte femenino, también aumenta la atención económica: Deloitte prevé que los ingresos globales procedentes del deporte femenino pasen de los 692 millones de dólares en el 2022 a los 2.400 millones en el 2025. Pero ese dinero no llega todavía a las deportistas: en la lista de Sportico de los cien deportistas mejor pagados del mundo en el 2024 no aparece ninguna mujer. E incluso en países altamente igualitarios, como Dinamarca, la presencia femenina en las estructuras directivas sigue siendo mínima: sólo una federación olímpica, la de levantamiento de peso, tiene una presidenta. Sin embargo, existen señales de avance: según un estudio de la BBC, el 90% de las disciplinas deportivas ya reparten los premios en metálico de forma igualitaria entre hombres y mujeres, una tendencia que se ha consolidado en los últimos años.

Maria Dolors Roca parada en la calle Torrent de l'Olla, esquina con la travesía de Gràcia.

Sin embargo, en la profesionalización deportiva de las mujeres hay un problema de fondo: la falta de investigación sobre los efectos de el deporte sobre el cuerpo femenino. Un estudio de la Universidad de Northumbria destacaba que la investigación exclusivamente femenina sobre salud deportiva sólo representa el 6% de las investigaciones, porcentaje que contrasta con el 34% de las sólo masculinas. Emma Cowley, investigadora postdoctoral en salud femenina que formó parte en este estudio, insiste en que esta diferencia "podría hacer que las recomendaciones y los programas de prevención de lesiones ayuden a los hombres pero no a las mujeres".

"Para que las mujeres sobresalgan en las competiciones, debemos entender su fisiología y psicología", insiste Cowley. La investigadora también asegura que la presencia de más estudios sobre la salud deportiva femenina podría ayudar a las mujeres a crear sus propios puntos de referencia, y alejar la idea socialmente extendida de que sólo los hombres crean "el estándar" de las capacidades deportivas universales.

Albertí, que tiene comenzadas unas tres mil biografías de mujeres y ya prepara su próximo libro, se reafirma en la importancia de dar a conocer a los referentes femeninos de diversos ámbitos: "Las deportistas de ahora no habrían podido llegar sin las de antes. Tenemos que vigilar este legado". Y advierte: "No podemos confiarnos porque la libertad nunca está hecha: te la tienes que ganar día a día".

stats