El deseo femenino: de la invisibilización a la reivindicación

Valérie Tasso imparte un curso que pone de relieve la sexualidad femenina para promover una nueva cultura sexual igualitaria

Maria Almenar
4 min
L'escriptora y sexóloga  Valérie Tassa

Barcelona¿Qué nos excita a las mujeres? Mejor dicho, ¿qué deseamos y cómo exploramos este deseo? Podría ser la pregunta del millón, la eterna incógnita que, todavía hoy, podría generar vergüenza, incomodidad o alguna broma fácil. En todo caso, sería como abrir la caja de Pandora: saldrían truenos. Entender el deseo es abrazar la sexualidad femenina desde muchas perspectivas y esto es, precisamente, lo que hará la escritora, sexóloga e investigadora francesa Valérie Tasso, especializada en terapia sexual, en un curso organizado por la Fundación Radika a partir de la semana próxima. Hablamos con ella de los muchos temas que tratará más a fondo en el curso que empieza el jueves 21 de octubre.

Un deseo silenciado no existe

“El deseo femenino se ha satanizado y se ha ocultado a lo largo de la historia por su aparente complejidad”, dice Tasso. Según la sexóloga francesa, su origen se encuentra en la Antiga Grecia, la cuna de nuestra cultura: “Para los griegos, el deseo femenino era sinónimo de conflicto, y de aquí nacen muchos mitos y leyendas y la justificación de alguna guerra como la de Troya”. En el siglo XIX, el novelista Alexandre Dumas padre, en la novela Los mohicanos de París, popularizó la idea de que detrás de todos los conflictos siempre hay una mujer. Y la idea todavía persiste y a menudo se presenta a las mujeres como origen de los problemas. “Históricamente se nos ha presentado como la causa de muchos males", afirma Tasso y, por otro lado, "como personas asexuadas a la vez que nuestro deseo ha sido sometido a un control estricto”. Y esto ha ido calando hasta el punto de que “los miedos y los tabúes alrededor del deseo femenino siguen anclados en forma de tópicos que todavía persisten”. Así, los estereotipos perviven y lo demuestran frases como "Los hombres siempre tienen ganas y las mujeres no” o “Los hombres tienen más deseo sexual que las mujeres”. Ante esto Tasso se reafirma en una de sus citas: “El deseo masculino es naturalmente explicable, pero el femenino es culturalmente depravado”.

Una cortina de humo

¿Y por qué persiste esta condena? “El sexo es el muñeco de muchos ventrílocuos”, explica Valérie Tasso para ilustrar la idea de que todo el mundo habla de ello pero nadie sabe de qué habla. Falta mucho conocimiento e información y esto es lo que la escritora y sexóloga quiere compensar con el curso de la Fundación Radika. “Existen falsos expertos y también personas que dicen la suya desde una óptica subjetiva y solo dicen tonterías”, dice. Además, destaca que “vivimos en una época de neologismos que describen deseos y prácticas sexuales que han existido siempre y que marean todavía más la perdiz”. Y acaba con una consecuencia final: “Caemos en el gattopardismo, es decir, parece que cambia todo pero todo acaba siendo igual”. Por lo tanto, si a la invisibilidad histórica del deseo femenino se añade la falta de información difundida por “falsos profetas” y la persistencia de los tópicos, el tema sigue siendo un misterio. Por suerte, la sexóloga pondrá luz al asunto.

Los deseos son iguales y no tienen edad

Pero ¿hay diferencias reales entre el deseo masculino y el femenino? Según Valérie Tasso no: “El deseo es el deseo. Es la esencia del ser. Es un concepto primario que nos empuja a la vida y no tiene sexo ni género”. La experta asegura que las diferencias han recaído en la materialización del deseo y en su visibilidad o invisibilidad dentro de la sociedad: “El hombre ha sido sujeto del deseo, la mujer objeto”. Pero ahora se está dando la vuelta la tortilla. “No hay nada de malo en el hecho de intercambiar papeles y conseguir ser objeto y sujeto a la vez”, concluye. Otro estereotipo que la sexóloga francesa quiere desmontar es que el deseo está vinculado a la juventud. “Nacemos y morimos como seres sexuados”, dice para contextualizar un tema que centrará una de las sesiones divulgativas de la Fundación Radika: la menopausia como etapa de renacimiento sexual.

Desigualdades en el orgasmo

La lucha por la igualdad en el ámbito social, laboral o doméstico también está a la orden del día, pero en cambio hay una gran desigualdad en cuanto al placer: es lo que se conoce como brecha orgásmica. Este término se refiere a la diferencia entre el porcentaje de hombres y mujeres que llegan al clímax durante las relaciones sexuales. “Es habitual oír a parejas en las que ella me confiesa que finge el orgasmo para no hacer sentir mal a su compañero. Si queremos llegar a la igualdad no tiene que haber un placer supeditado a otro”, dice. Por eso, Tasso reclama la creación de una “hermandad de egoístas” que trabaje la sexualidad de forma individual a través del conocimiento y la comunicación con la pareja. “¿Cómo podemos dar amor y placer si somos incapaces de permitirnos amar a nosotras mismas?”, se pregunta. Y recuerda: “El orgasmo es la experiencia más solitaria que existe”. Y en relación con esto comenta que el actual boom de juguetes sexuales pensados para mujeres está ayudando a desmontar la cultura sobre la importancia del pene pero a la vez esto genera algunas inquietudes entre los hombres. La sexóloga francesa lo deja claro: “No se trata de una amenaza ni de una competición: estos juguetes son una herramienta para descubrir lo que nos gusta”.

Educación, la clave del cambio

La revolución sexual basada en la igualdad continúa en marcha, pero los cambios tienen que involucrar otros ámbitos. Tasso asegura que algunos de los retos que tiene que afrontar la sociedad son la disolución de los géneros y la admisión de las nuevas orientaciones sexuales, y esto se tiene que hacer a través de una educación libre, inclusiva e integral desde muy pequeños. “Tenemos que construir nuevos vínculos y nuevos principios y valores para integrar nuestra identidad y la manera en la que la manifestamos a través de la sexualidad”, explica. Y en este proceso que afecta a todo el mundo “las mujeres, como sujeto histórico del siglo XXI, liderarán el cambio”, dice. Y si volvemos a la pregunta inicial: ¿qué deseamos las mujeres? Tasso recurre al filósofo francés Gilles Deleuze, que considera que el deseo es un proceso de ramificación. “Es como un árbol con varias ramas que se conectan a través de un tronco central que lo vertebra todo. Y ¿sabes qué es lo que todo el mundo desea? Pues que nos quieran. Amor en el sentido más amplio”, concluye.

Cinco sesiones para conocer la sexualidad femenina

Del 21 de octubre al 18 de noviembre Valérie Tasso impartirá un curso sobre mujeres y sexualidad centrado en el deseo femenino. Lo organiza la Fundación Radika y será online cada jueves durante 5 semanas. En el curso se abordarán varios temas: desde el porqué de la invisibilización del deseo femenino hasta qué pasa en la menopausia, pasando por la brecha orgásmica o la influencia del feminismo en la sexualidad. El objetivo es dar espacio y poner palabras al deseo y la sexualidad femenina, reivindicando que las mujeres también son sujetos de deseo y no solo objetos. Según explica Maria Macaya, fundadora y presidenta de la Fundación Radika, este curso pretende dar herramientas para mejorar el autoconocimiento y el bienestar personal. “La mujer y la sexualidad nos interesan mucho cuando hablamos de igualdad y de autoestima”, dice, y destaca que la sexualidad femenina y especialmente el deseo “ha sido silenciado durante mucho tiempo y lo que no se habla no existe". "La sexualidad es todavía hoy en día un tema pendiente”, concluye. Con este curso se quiere conseguir que lo deje de ser. 

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