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Escapadas sin conexión: espacios para apagar el móvil y poner el cerebro en modo avión

Descubrimos alojamientos diseñados para una auténtica desconexión y las claves para combatir el estrés digital

Una de las cabañas del proyecto Unplugged Cabins.
Cristina Torra
21/08/2025
5 min

"Vivimos en un estado de disociación moderna, como si estuviéramos presentes físicamente pero ausentes mentalmente". La reflexión de Julia Pascual, psicóloga sanitaria especializada en Terapia Breve Estratégica, es demoledora y pone nombre a una sensación colectiva: la hiperconexión nos está robando la vida. Según Gabriela Paoli, psicóloga general sanitaria, experta en adicciones tecnológicas y autora del libro Salud Digital, un tercio de los españoles mira el móvil más de 100 veces al día, un hábito que tiene efectos directos en la salud mental. "El coste de la hiperconexión es demoledor y afecta a todos los planes de nuestra salud", dice mientras dibuja un mapa preciso de las consecuencias: en el ámbito mental, genera ansiedad y burnout; físicamente, fomenta el sedentarismo y altera el sueño; ya nivel social, provoca aislamiento. "Estamos atrapados en un agujero negro que absorbe nuestro tiempo y bienestar", sentencia. El problema, advierte Pascual, va más allá de las horas de pantalla; es una "crisis de sentido profundamente existencial". El móvil se ha convertido en un refugio para evitar el malestar, una muleta emocional que nos anestesia. "Cuanto más lo utilizamos como refugio, más nos aislamos de la vida real", afirma.

Ante esta saturación, el verano se presenta como una oportunidad única para hacer un reset. Pero es un arma de doble filo: puede ser un oasis de desconexión o una fuente de estrés por la presión de mostrar unas vacaciones perfectas y sufrir FOMO. Para quienes buscan la primera opción, han surgido proyectos y alojamientos que hacen del silencio digital su razón de ser para convertirse en aliados terapéuticos necesarios y en refugios donde la única notificación es el sonido del viento entre los árboles.

Lugares donde practicar un 'detox' digital

Uno de los proyectos pioneros de alojamientos que promueven la desconexión digital es Unplugged Cabinos. Nacida en Reino Unido de la experiencia de burnout de su cofundador, Hector Hughes, la idea surgió de una vivencia transformadora. "Volví de un retiro de silencio al Himalaya", recuerda Hughes. "Ese retiro fue la primera vez en años que desconectaba de verdad. Fue toda una revelación. Tuve la oportunidad de pensar y sentí una calma profunda que me invadía". Su propuesta ha aterrizado en los Pirineos catalanes, concretamente en el Ripollès, con dos pequeñas cabañas de madera, minimalistas y autosuficientes (en Ripoll y en Camprodon, y una tercera en camino). La filosofía es directa: al llegar, el móvil se guarda en una caja con llave durante tres días para vivir lo que llaman "el Efecto de los Tres Días".

Una de las cajas en las que se guardan los teléfonos móviles.
Una de las cabañas del proyecto.

Hughes explica que éste es el tiempo óptimo para una reiniciación mental, ya que el proceso no es instantáneo. "La mente necesita aproximadamente un día para calmarse", detalla, "así que durante el primer día la gente puede sentirse incluso más ansiosa". Es el síndrome de abstinencia de un cerebro sobreestimulado. "Pero después empiezan a sentir una profunda sensación de calma. Hemos creado esta experiencia —en el Reino Unido ya disponen de 45 cabañas— para que la gente pueda alcanzar ese estado y obtener todos sus beneficios, en lugar de volver corriendo a sus vidas ajetreadas".

Con un enfoque diferente, en Navès (Solsonès), Monte Days ofrece una experiencia similar con cinco tiendas de campaña aisladas. Su lema es #LessScreensMoreForest, pero no obligan a hacer ninguna restricción: "No imponemos la desconexión ni pedimos que los huéspedes depositen el móvil en ninguna parte. En la finca hay cobertura, aunque es un lugar bastante remoto", explican desde el equipo de Forest Days. Confían en que el entorno natural potente haga su magia y que el deseo de consultar el móvil desaparezca de forma natural. Lo consideran una vía "más exigente, pero más digna", que confía en el criterio del huésped para autorregularse, estimulado por la fuerza de la naturaleza en estado puro. Cada tienda tiene un nombre que invoca a un espíritu de aventura: Jeanne Baret, Ernest Shackleton o Robinson Crusoe. "Estos hombres y mujeres son nuestros héroes", explican. La intención es que la estancia sea una inmersión "en una narrativa de exploración y superación personal".

Una de las tiendas de desconexión del proyecto.

La visión detrás de esos proyectos es ambiciosa. Como concluye Hughes: "Vemos el efecto transformador que la experiencia tiene en nuestros huéspedes. El objetivo es llegar a 6.000 cabañas en la próxima década. Si lo conseguimos, las repercusiones deberían cambiar sobradamente la sociedad a mejor".

¿Qué pasa en el cerebro cuando apagamos el móvil?

Los beneficios de desconectar son casi inmediatos. El primero, según Pascual, es "la recuperación del tiempo interior. Aparece una sensación de espacio mental, de claridad y de calma que a menudo hacía tiempo que no se vivía". Pero sus efectos van mucho más allá. Hughes cita un estudio liderado por David Strayer, psicólogo cognitivo de la Universidad de Utah que, después de tres días en la naturaleza, registró un aumento del 50% en el rendimiento cognitivo de los participantes.

Gabriela Paoli detalla el proceso neuropsicológico que lo explica. En primer lugar, se regula el sistema de recompensa del cerebro. "Cada notificación o like libera dopamina, lo que refuerza el hábito", explica. Al desconectar, el sistema dopaminérgico se calma y se reduce la compulsión. En segundo lugar, el sistema atencional, concretamente el córtex prefrontal, que está en constante sobrecarga, por fin descansa. Esto permite que se activen otras redes cerebrales vinculadas a la creatividad, la in el estrés, ya que disminuye el cortisol, y se normalizan los ritmos circadianos gracias a la reducción de exposición a la luz azul, lo que hace que mejore drásticamente la calidad del sueño. conectado con uno mismo y con el entorno.

5 beneficios de la desconexión digital

Según el estudio de Strayer, éstos son los beneficios que podemos experimentar con un 'detox' digital

  • Reduce el estrés. Disminuye el cortisol (hormona del estrés) hasta en un 21%.

  • Agudiza la concentración. Evita la pérdida de productividad (hasta un 19%) causada por la multitarea digital.

  • Mejora el sueño. Impide que la luz azul suprima la melatonina (hasta un 22%).

  • Mejora el ánimo y la conexión. Fortalece los vínculos reales y evita el 'phubbing'.

  • Relación sana con el móvil. Permite un uso consciente y menos adictivo.

¿Cómo lo mantenemos?

Una escapada puntual puede ser un punto de inflexión, pero el verdadero reto es mantener esa paz mental en la vuelta. No se trata de eliminar la tecnología, sino, como dice Pascual, de "recuperarle el sitio que le corresponde: una herramienta útil, pero no omnipresente". Para ello, Gabriela Paoli propone una "higiene digital" con pasos concretos.

Lo primero es establecer horarios y espacios libres de pantallas, especialmente una hora antes de dormir y durante las comidas. Su "Des-conecta BOXEs una herramienta simbólica y poderosa para este propósito: una simple caja donde dejar los móviles para "priorizar la comunicación real, las miradas, los gestos". Otros consejos clave son desactivar las notificaciones no esenciales para evitar la hiperactivación constante y hacer microdescansos visuales y mentales cada hora. Por último, es fundamental reforzar las actividades fuera de línea, desde .

La conclusión de Júlia Pascual es clara y esperanzadora: "Convivir de forma controlada no es vivir con restricciones, sino recuperar el centro de gravedad: que la tecnología esté a nuestro servicio y no al revés. Los límites, lejos de cerrarnos, nos dan libertad. Y nos permiten reconectar con lo que importa de verdad".

5 hábitos diarios

La autora de 'Salud digital' recomienda estos 5 hábitos para incorporar la desconexión digital a diario.

  • Crea 'santuarios' sin móvil. En zonas como el dormitorio o la mesa a la hora de comer.

  • Establece horarios. Define franjas concretas de uso del móvil para evitar la consulta impulsiva.

  • Desactiva notificaciones. Elimina avisos no esenciales para reducir las interrupciones constantes.

  • Haz 'microbreaks'. Desconecta unos minutos de la pantalla cada hora.

  • Refuerza aficiones 'offline'. Realiza actividades como leer, pasear o cocinar.

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