La sostenibilidad en la moda íntima también ha llegado para quedarse: es un valor que tienen en cuenta las nuevas generaciones y ha arraigado con la pandemia en una población cada vez más concienciada de consumir productos que reduzcan el impacto medioambiental. “Quiero creer que es un cambio real porque, o se queda ya por siempre jamás, o se va todo a pique”, dice Sònia Flotats, cofundadora de la Asociación de Moda Sostenible de Barcelona. Más allá de la aparición de pequeñas marcas, las multinacionales se están poniendo las pilas. “Actualmente muchas ya desarrollan líneas sostenibles y experimentan cambios en los procesos de fabricación para salir del consumo rápido”, añade. Hay un hándicap que afecta a este tipo de moda: no se le puede dar un segundo uso tan fácilmente. A pesar de que hay formas creativas y caseras de reconvertir unos sujetadores o unas braguitas viejas en otros productos vinculados con el hogar, hay empresas, como Intimissimi, que cuentan con programas de reciclaje por reaprovechar materias primeras. Aún así, todavía es anecdótico. “Lo más sostenible sería que fuéramos desnudados, pero esto no sería factible”, concluye Flotats.
La nueva revolución de la moda íntima: adiós al Wonderbra
La sostenibilidad, la diversidad y el empoderamiento femenino son algunos de los valores de una nueva hornada de marcas con discurso propio
Barcelona“Por qué, si tenemos en cuenta la sostenibilidad en varios aspectos de la vida cotidiana, ¿la obviamos las cuestiones más íntimas?”, se preguntaba Daniela Villarrubia como punto de partida de creación de Laamuse, una nueva marca de lencería femenina. Esta necesidad tan obvia evidencia un replanteamiento dentro del mercado de la ropa interior, gobernado todavía por grandes empresas que producen en otros países una cantidad industrial de piezas íntimas que, en muchos casos, no tienen una duración de más de dos años en el armario. Parece que la cantidad ya no importa tanto. Tampoco en el ámbito de la moda íntima, tal y como demuestra un boom de nuevas firmas de pequeño formato que ofrecen, desde casa, otra manera de entender la ropa interior: desmontan clichés, defienden la comodidad y el bienestar con prácticas empresariales éticas y esconden un poderoso mensaje a sus portadores.
El color como terapia
Daniela Villarrubia y Daniel Junoy son una pareja de emprendedores del negocio textil que, cansados de ver un sector monótono y monopolizado, impulsaron una firma con personalidad propia. “Queríamos ofrecer piezas de gran durabilidad, que respetaran el entorno y la piel de las mujeres, a través de diseños que no pasaran de moda”, dice Villarrubia. La informal marca barcelonesa elabora en talleres del Maresme sujetadores y braguitas de algodón con certificado de calidad que no incorporan aros, copas ni mecanismos reguladores que puedan apremiar el cuerpo. “Nuestra ropa favorece el movimiento libre porque se adapta al cuerpo de cada mujer y no condiciona sus rutinas diarias”, añade Daniela. La característica diferencial de Laamuse es el color. Lejos de apostar por tonalidades neutras, la marca reivindica el optimismo, la feminidad y la diversidad corporal a través de la energía de los tonos más vibrantes que se pueden combinar entre sí. “El color tiene un lenguaje propio y nos afecta emocionalmente. En este sentido, nos puede ayudar a adoptar una actitud, a afrontar de otro modo el día o incluso a sentirnos mejor con nosotras mismas”, explica Junoy. Así, el verde esmeralda, el rojo coral, el amarillo magnolia y el azul cobalto tiñen las siluetas minimalistas de Laamuse con la voluntad de reforzar algunos sentimientos como la autoestima, la seguridad y la confianza, vistiendo de dentro hacia fuera.
El poder de la sensualidad
Quien también irrumpe en el mercado con una propuesta reivindicativa es UMA Intimates, que apuesta por otra forma de entender la sensualidad femenina: “Nos sentíamos muy poco representadas con la hipersexualización de la ropa íntima que vemos en los anuncios o las redes sociales. Nuestro concepto es del todo diferente”, reconoce su cofundadora, Marie Gutiérrez. Esta firma de lencería, impulsada junto con la emprendedora Marta Termini, se define como ecosensual y sensorial: “La sensualidad viene del interior y está conectada con los sentidos. Es una actitud de presencia que queremos despertar en las mujeres, animándolas a apropiarse de su feminidad y a proyectar todo su potencial”, añade Gutiérrez. Confeccionada en un taller de Barcelona, la primera colección consiste en una serie limitada de braguitas y sujetadores de color negro, elaborados con un tejido sostenible suave y cómodo con propiedades antibacterianas que se combina con blondas de poliamida reciclada. “La sensualidad no es incompatible con la comodidad ni con la sostenibilidad”, arrecia Marie. Todo el equipo de UMA Intimates es femenino, desde la creación hasta la fabricación de las piezas, y se produce íntegramente y de manera artesanal en la capital catalana. Además, para reforzar el mensaje de empoderamiento a través de la sororidad, la firma también ha impulsado un proyecto de co-creación abierto a mujeres creativas que se quieran implicar: “Queremos crear una especie de hermandad”, concluye.
Diferentes pero iguales
The Nude Label es una de las primeras marcas que se ha desmarcado del resto cuando el sector era más homogéneo. Nacida en 2014, la firma valenciana elabora moda íntima que uniformiza a todo el mundo. “Entendemos la ropa interior como algo cotidiano, que tendría que ser cómoda y adaptarse a las personas, no a la inversa”, explica Clara Ropero, una de las impulsoras del proyecto que apuesta por la diversidad física: “Todos los cuerpos son bienvenidos y, por suerte, ya somos muchas las marcas que abrazamos el amor propio y celebramos las siluetas de todo tipo, más allá de los cánones de belleza estereotipados”. The Nude Label también ha trasladado su filosofía slow al universo masculino con una primera línea de calzoncillos básicos de algodón orgánico, y este verano ha lanzado una línea de baño con un nuevo material que han generado a partir de residuos industriales reciclados.
Un regreso a los básicos
La voz de la experiencia en esta materia la tiene ZD Cero Defects, una empresa familiar procedente de Mataró especializada en ropa interior masculina –y ahora también femenina– que el año pasado celebró los cien años de historia. “Nuestro objetivo siempre ha sido crear una prenda de ropa que no tenga defectos o los mínimos posibles”, asegura Katy Muñoz, consejera delegada de la empresa. Valores como la calidad, el confort y la durabilidad siempre han estado presentes dentro de su ADN, con una clara apuesta por la innovación que les ha permitido desarrollar productos revolucionarios gracias a los procesos de bioingeniería. En este aspecto, los diseños de Cero Defects están elaborados con algodón orgánico, utilizan tintes naturales para dar color a los tejidos y, en cuanto a materias primeras, aseguran ser líderes en el uso de la fibra de soja en la ropa interior. “Tiene un gran poder antibacteriano, es 100% ecológica, 100% biodegradable y 100% reciclable”, dice Muñoz. En cuanto a tendencias, la empresa confirma un regreso hacia los clásicos con piezas de tonos neutros que unen funcionalidad y comodidad, y también modelos “invisibles” sin costuras que no marcan ni transparentan. “Las personas buscan sentirse bien más que nunca”, concluye.