Seis lugares mágicos donde se celebra la llegada de la primavera
Os descubrimos algunos monumentos de todo el mundo que se alinean con el Sol durante el equinoccio

BarcelonaCada 20 o 21 de marzo, cuando llega el equinoccio de primavera, un rayo de luz atraviesa unos puntos exactos de construcciones milenarias en todo el mundo. En Chichén Itzá, en México, la luz baja escaleras abajo en el templo de Kukulcan y crea la ilusión de una serpiente que se mueve. En Mnjandra, en Malta, la claridad penetra entre los megalitos cuya precisión parece desafiar a los siglos. En otros lugares del mundo, templos y estructuras de civilizaciones antiguas revelan su perfecta alineación con el sol. Esta fascinación por marcar el paso del tiempo no es casualidad: responde a una necesidad de comprender y organizar el ciclo de la naturaleza.
El equinoccio, del latín æquinoctium –noche igual–, es el momento en que el Sol se sitúa exactamente sobre el ecuador terrestre, lo que hace que el día y la noche tengan la misma duración en todo el mundo. Este fenómeno, más allá de su explicación astronómica, ha significado para muchas culturas el renacimiento de la naturaleza durante el equinoccio de primavera y ha marcado el comienzo de un período de recogimiento, durante el equinoccio de otoño. Así, en todo el mundo las sociedades han dejado testimonio de esta conexión con el cosmos a través de arquitecturas tan precisas que todavía hoy nos maravillan.
Construidos con una exactitud sorprendente, muchos de estos edificios siguen siendo el escenario de rituales y celebraciones. Exploramos algunas de estas obras extraordinarias que, siglos después de ser edificadas, siguen dialogando con el Sol y recordándonos que la luz es, también, una forma de medir el tiempo y la historia.
México
En la península de Yucatán, en medio de la selva mexicana, se levanta Chichén Itzá, una de las ciudades más majestuosas de la civilización maya. Kukulcan, un templo escalonado en forma de pirámide, esconde un fenómeno impresionante. Cada año, durante los equinoccios de primavera y otoño, el sol se convierte en el protagonista de un espectáculo único: a medida que la luz se va inclinando, las sombras de los escalones dibujan el cuerpo ondulante de una serpiente de luz que parece bajar hasta la base de la pirámide donde está su cabeza, de piedra. Es una muestra del profundo conocimiento astronómico de los mayas, que transformaron esta pirámide en un auténtico calendario de piedra, marcado por la danza del sol y las estaciones. Este fenómeno también incluía un mensaje divino: Kukulcan, la serpiente empapada, descendía por bendecir la tierra y marcar el inicio de nuevos ciclos agrícolas y rituales.
Perú
El templo del Sol es el corazón de la ciudad sagrada de los incas, el Machu Picchu. Se trata de una construcción semicircular que evidencia el profundo conocimiento astronómico de esa civilización. Además de un sitio de culto del dios Inti, este templo es un instrumento de precisión para medir el tiempo y los ciclos agrícolas. Durante los equinoccios de primavera y otoño, la luz del sol atraviesa una de sus ventanas e ilumina con exactitud un altar de piedra, marcando los momentos en los que el día y la noche tienen la misma duración. Situado en uno de los puntos más altos de la ciudad, el templo refuerza la conexión entre el cielo y la Tierra, reafirmando la centralidad del Sol en la cosmovisión andina.
Camboya
Si quieres ver otro fenómeno espectacular, tendrás que madrugar mucho y plantarte frente a Angkor Wat, el templo más grande e icónico de Camboya, el día del equinoccio de primavera. Construido en el siglo XII durante el Imperio Khmer, este enorme complejo religioso estaba dedicado inicialmente al diez hindú Visnu y posteriormente se convirtió en un lugar sagrado para el budismo. El templo principal de la zona, que ha dado nombre a todo el recinto, no sólo impresiona por su dimensión, simetría y escultura, sino también por la orientación precisa y la relación con los ciclos solares. Al amanecer de los equinoccios de primavera y otoño, el sol asciende lentamente justo en lo alto de la torre central de Angkor Wat. Esta alineación es el resultado de una planificación minuciosa de los khmers por querer simbolizar Angkor Wat como el eje del Universo, con su torre principal representando al mítico monte Meru, la residencia de los dioses. Hoy nos recuerda que el tiempo, para los antiguos habitantes de Angkor, no era lineal, sino un ciclo eterno en el que el Sol siempre vuelve a su sitio sagrado.
Estados Unidos
De la selva camboyana nos trasladamos en medio del desierto de Nuevo México, donde Chaco Canyon se alza como un testimonio del ingenio y el conocimiento astronómico de los anasazi. Entre los siglos IX y XIII, este sitio se convirtió en un centro ceremonial y comercial, pero también en un gran observatorio a cielo abierto. La antigua civilización grabó en la piedra el lenguaje del Sol y la Luna. Su obra maestra es el Sun Dagger –daga del Sol–, un fenómeno que se revela en Fajada Butte, una colina donde, durante los equinoccios, un haz de luz se cuela entre dos losas y cae exactamente sobre una espiral grabada en la roca, un reloj de luz que marcaba el paso del tiempo y los ciclos estacionales. Esta alineación no es algo aislado: otras estructuras del recinto están diseñadas siguiendo la trayectoria de los astros, lo que refuerza la idea de que Chaco era un sofisticado calendario monumental. Este lugar fascina a arqueólogos, astrónomos y visitantes que buscan comprender el legado de una cultura que, en un entorno hostil, supo leer el cielo con una precisión extraordinaria.
Malta
Para descubrir uno de los templos prehistóricos más fascinantes de Europa tendrás que ir a la costa sur de Malta. Sobre un acantilado con vistas al Mediterráneo se encuentra el templo megalítico de Mnajdra. Construido hace 5.500 años, más antiguo que Stonehenge y las pirámides de Egipto, se yergue como uno de los mejores ejemplos de arquitectura prehistórica alineada con el Sol y es testigo del conocimiento astronómico de una civilización casi desconocida. Durante los equinoccios de primavera y otoño, los primeros rayos de sol del día atraviesan la entrada e iluminan el eje central del templo con una sorprendente precisión. No se sabe a ciencia cierta cuál era el significado de estas enajenaciones, pero todo apunta a que el Sol no sólo marcaba los ciclos agrícolas, sino que también jugaba un papel importante en rituales espirituales y comunitarios. Actualmente, sigue siendo uno de los grandes misterios del megalítico europeo y una prueba de que, mucho antes de las grandes civilizaciones clásicas, ya había pueblos que miraban al cielo para entender el paso del tiempo y su lugar en el Universo.
Chile
En medio de la inmensidad del Pacífico, los moais de la isla de Pascua, estas figuras enigmáticas que se alzan a lo largo de la isla, siguen fascinando a arqueólogos y viajeros. Aunque todavía no se ha averiguado su función exacta, varios estudios apuntan a que su orientación no es casual: algunos moais están alineados con los equinoccios de primavera y otoño. Uno de los ejemplos más claros es Ahu Akivi, el único conjunto de moais situado en el interior de la isla y no en la costa. A diferencia de los demás, que miran al interior, estos siete moais miran hacia el océano y, durante los equinoccios, el sol sale y se pone justo delante de ellos. Esta alineación sugiere que los antiguos habitantes de Rapa Nui utilizaban a los moais no sólo como símbolos religiosos o representaciones ancestrales, sino también como marcadores del tiempo.
Egipto
El templo de Abu Simbel, una de las joyas del Antiguo Egipto, no es sólo una maravilla arquitectónica, sino también una prueba del dominio astronómico de esta civilización. Aunque no coincide con los equinoccios, cada año, el 22 de febrero y el 22 de octubre, los primeros rayos de sol atraviesan su pasillo hasta iluminar las estatuas de Ra-Horajti, Amon-Ra y Ramsés II, mientras que Ptah, el dios del inframundo, permanece en la oscuridad. Pero, ¿por qué estas fechas? Hay varias teorías: que coincidieran con el nacimiento y la coronación de Ramsés II, que tuvieran relación con festivales religiosos o, incluso, que estuvieran alineadas con fenómenos astronómicos clave, como el orto helíaco de Sirio, el momento en que esta estrella volvía a ser visible en el horizonte antes del amanecer.