Viajes

Seis formas de viajar barato que no gentrifican

Ya sea por conciencia social o por motivos económicos, cada vez más gente se interesa por formas de viajar alternativas a las tradicionales

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"No quiero viajar como un turista"

BarcelonaDesde que el sector turístico en Cataluña ha tocado techo, tenemos más presentes los efectos que puede tener la actividad turística masiva. ¿Pero qué hacemos cuando viajamos? ¿Tenemos en cuenta el impacto que generamos en los lugares a los que vamos de vacaciones? Ya sea por esta conciencia o por limitaciones económicas derivadas de la inflación, cada vez hay más personas que buscan formas más responsables ya la vez más económicas de viajar que priorizan el intercambio de servicios y que no cuestan dinero.

Pablo Díaz Luque, profesor de economía y empresa en la UOC y experto en turismo, explica al ARA que, aún siendo "minoritarias", "hay un interés creciente por participar en estas redes de intercambio" a menudo motivado por la “inflación” que está sufriendo el sector turístico. Los voluntariados y los intercambios de casa o habitación son las modalidades más extendidas que, según Luque, “tienen un menor impacto gentrificante en los lugares a los que se viaja”, sobre todo en el mercado de la vivienda, porque “no implican la construcción de nuevos edificios u hoteles”.

La portavoz en España de la plataforma de intercambio de casas HomeExchange, Pilar Manrique, confirma esta tendencia al alza en los intercambios de casa que, sospecha, se debe a "la inflación", pero también a "la confianza y la tranquilidad que ofrece esta forma de hacer turismo. En 2023 la plataforma registró un crecimiento de usuarios del 43%, pasando de 180.979 a 258.261 miembros en Cataluña. Además, el número de pernoctaciones en lo que llevamos de 2024 (146.464) ya superan el total de las que se realizaron en 2023 (125.235). Hagamos un repaso a esta y otras opciones de viajar que tienen menos impacto en los destinos y salen mejor para el bolsillo.

Intercambiar la casa

No siempre que intercambias la casa con alguien acabas encontrando el amor, como les ocurría a Cameron Diaz y Kate Winslet en la película The Holiday, pero esta práctica suma cada día más adeptos por los beneficios económicos que comporta y por la comodidad que implica estar en un alojamiento más espacioso y equipado que un hotel. El mecanismo es fácil: se trata de poner una vivienda a disposición e intercambiarla por otra durante un tiempo determinado. Este intercambio puede ser simultáneo entre dos usuarios o hacerse a través de un sistema de puntos: "Yo voy a tu casa, te hago entrega de unos puntos, y tú puedes canjearlos para alojarte en casa de alguien en otro sitio", explica la portavoz de HomeExchange, una de las principales plataformas de intercambio. Si bien ésta es la más extendida (actualmente tiene casi 8.600 usuarios en Cataluña), también hay otros como Kindred, y últimamente las redes sociales –Instagram y TikTok– están emergiendo como vías de comunicación para internautas que quieren realizar un intercambio de vivienda sin intermediarios.

Una terraza de una de las casas que hay para intercambiar en el portal HomeExchange, uno de los más populares

Hacer un voluntariado

La receta del voluntariado es vieja como el ir a pie: los anfitriones ofrecen alojamiento y manutención a cambio de que el huésped se ocupe de tareas variadas, que pueden ir desde colaborar en la construcción de una casa u ocuparla se de los niños, hasta ayudar a cultivar un huerto ecológico. Son una buena alternativa para viajeros que no quieren gastarse dinero y que tienen ganas de convivir con gente mientras aprenden a realizar una actividad. Plataformas como Workaway, Worldpackers o WWOOF proponen ofertas que permiten alojarse en todo el mundo a cambio de trabajar unas horas al día. Con un buscador se pueden encontrar anuncios como: “Disfruta de ayudar a nuestra biblioteca comunitaria y visita la bonita Namulanda, en Uganda”, “Ayuda a nuestra familia a renovar un bonito barco de vela en Den Helder, en Países Bajos” o “Vive el intercambio cultural y el abrazo de la naturaleza en los jardines del té de Assam, en la India”.

Dos mujeres llevando una caja de hortalizas y verduras cosechadas del huerto

'Petsitting' o 'housesitting'

Si te gustan los animales y sois de quedarse en casa cuando viaja, vale la pena echar un vistazo a las páginas de cuidado de mascotas (petsitting) o cuidado de casas (housesitting). Estas plataformas ponen en contacto a los propietarios con viajeros que buscan un alojamiento. De esta manera, mientras los dueños están fuera, los huéspedes se están gratuitamente en la vivienda a cambio de sacar a pasear a los animales y darles de comer, regar las plantas y cuidar el hogar. Entre las plataformas más conocidas se encuentran Trusted Housesitters, Mind my House y Nomador.

Un gato y un perro comiendo, en una foto de archivo

'Couchsurfing'

Para aquellos que no tienen la comodidad entre la lista de prioridades a la hora de viajar, el couchsurfing es la mejor solución para unas vacaciones económicas y de inmersión cultural. Se trata de alojarse en casa de alguien que pone una cama (o un sofá) a disposición de forma gratuita, a cambio y de ofrecerte a acoger tú mismo a la gente que quiere visitar tu ciudad. La plataforma, fundada en 2004 por un estadounidense que viajaba a Islandia, tiene veinte millones de usuarios registrados y opera en 230 países, según la empresa. Es una buena forma de ver mundo de manera barata pero sobre todo de convivir y tener una experiencia cultural enriquecedora.

Una chica durmiendo en un sofá

Apuntarse a la tripulación de un barco

Una alternativa para huir de la tierra firme es embarcarse en la tripulación de un barco. Si bien el concepto barcostop se ha puesto de moda en los últimos años, intercambiar un plato en la mesa y un pasaje a bordo a cambio de la fuerza de trabajo se ha hecho toda la vida. Para aquellos que no quieren arriesgarse a engaltar la negativa del capitán y quedarse en el puerto, existen formas de organizarse por adelantado. En plataformas como Crewbay.com se pueden encontrar barcos que buscan tripulación.

Esta página pone en contacto a embarcaciones con usuarios que tienen ganas de navegar. Los viajeros pueden escoger la modalidad recreacional o profesional en función de su experiencia y si tienen intención de obtener una retribución a cambio del trabajo. Los barcos buscan desde navegantes expertos hasta grumetes novatos con buena conversación y ganas de colaborar con las tareas de a bordo.

Un chico pintando la quilla de un barco

Viajar en caravana sin alquilarlos

Es el principio del intercambio: la intersección entre dos necesidades. En este caso, la necesidad de una empresa de reubicar sus caravanas y la de los viajeros que buscan transporte –y alojamiento– para realizar la misma ruta. Páginas como Imoova.com ponen en contacto ambas partes. Es una buena alternativa para realizar un viaje de carretera pagando tan sólo un dólar al día. Aunque esta plataforma es más popular en Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos, también se pueden encontrar varias ofertas en Europa.

Si ya tienes una autocaravana pero el destino al que te gustaría ir está demasiado lejos para llegar conduciendo, la economía circular también tiene una respuesta: las plataformas de intercambio de furgonetas y otros vehículos motorizados. Esto permite al usuario volar hasta su destino y, una vez allí, desplazarse con el vehículo intercambiado. Sandrine y Julien Duigou, fundadores de SwapTheRoad, una plataforma de intercambio de vehículos, explican al ARA que crearon "el Homeexchange para vehículos de ocio" después de muchos años debiendo transportar su autocaravana.

Una autocarava circulando por una carretera
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