Igualdad impulsa inspecciones para controlar la medida de las tallas de ropa

El Govern pretende obligar a las 'influencers' a indicar que usan filtros especiales en sus mensajes en la red, en un plan contra la presión estética

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Las diferentes tallas de una prenda de ropa en una imagen de archivo

BarcelonaLa Agencia Catalana del Consumo empezará a inspeccionar los comercios de moda para garantizar que cumplen la normativa europea sobre las tallas, que establecen unos centímetros para cada una para evitar que cada marca fije su propio patronaje. La iniciativa surge a raíz de una denuncia contra una cadena multinacional que solo ofrece las tallas más pequeñas, la S y XS, y contra quien se ha abierto una investigación que, en caso de que se cerrara con una sanción, podría ser considerada una infracción grave, y puede comportar una multa que oscila entre 10.001 y 40.000 euros. El Govern no ha concretado cuál es el establecimiento investigado, pero ha explicado que vende ropa con un tallaje para un cuerpo de niñas a pesar de dirigirse a un público general, aparte de que exhibe piezas sexualizadas para menores.

En el primer 8-M del departamento de Igualdad y Feminismos, la consellera Tània Verge ha puesto sobre de la mesa su estrategia para luchar contra la llamada "presión estética", un tipo de violencia simbólica, ha dicho, "impuesta por el patriarcado, que provoca que las mujeres vivan toda la vida insatisfechas con su cuerpo". En este sentido, la titular ha dado cifras que considera inaceptables, como que el 47% de las jóvenes de entre 12 y 16 años quieran adelgazar o que el 41% hayan iniciado una dieta para perder peso por su cuenta y sin criterio médico. "No es normal que las mujeres se sientan siempre juzgadas por su cuerpo", ha insistido la consellera.

Desde el 2008 una normativa de la Unión Europea regula el etiquetado de la ropa y obliga que cada talla se ajuste a unos determinados centímetros, de forma que una mujer que use una L siempre tenga la misma referencia y no tenga que estar mirando el patronaje de cada marca o de cada modelo. Esto a menudo crea angustia, sobre todo entre las más jóvenes que están construyéndose la identidad, del mismo modo que lo hacen las influencers, auténticos modelos y referentes de millones de niñas y adolescentes, a quienes se quiere obligar a informar de que usan filtros especiales en sus posts.

Para Sara Bujalance, directora de la Asociación Catalana contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), la fuerza de la presión estética a las mujeres es un "factor clave para el desarrollo de los trastornos alimentarios", que la pandemia ha agravado todavía más, una tendencia que no ha hecho más que crecer en los últimos años. A pesar de valorar los pasos que Feminismos ha dado con este plan, la entidad advierte de que no basta de plantear un abordaje en las redes sociales, la televisión o la publicidad, sino que hace falta también acabar con la exhibición de cuerpos superdelgados en pasarelas como la 080, en la línea de lo que ya han hecho algunas rechazando modelos con tallas pequeñas.

Bujalance denuncia que, pese a la regularización de las tallas, el sistema continúa siendo "caóticos" porque los patronajes no son ni coherentes ni habitualmente están basados en "las medidas antropométricas" de las mujeres de la comunidad a la cual se dirigen sino que insisten en presentar modelos de belleza alejados de la mayoría. "No se respeta lo bastante el cuerpo de la mujer y los patrones se hacen basándose en maniquíes, no en mujeres", subraya esta psicóloga especialista en trastornos como la bulimia, que incide en el hecho de que la mayoría de cadenas comerciales separan incluso físicamente las tallas XL del resto o incluyen una talla 44 en las tallas extragrandes, señala como casos de "discriminación".

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