Baltasar Garzón y Dolores Delgado: la boda de los poderes del Estado
El exjuez de la Audiencia Nacional y la exministra de Justicia pasan por el altar después de años de una relación discreta
BarcelonaHasta ahora se conocía la química que surgía en los pasillos de los institutos, de los hospitales o de las cámaras del Parlamento Europeo, pero nada se sabía de las relaciones que nacían en la Audiencia Nacional. Este domingo, Baltasar Garzón, de 68 años, y Dolores Delgado, de 61, se darán el "sí, quiero" después de años manteniendo una relación discreta. La unión de los letrados se realizará en la misma casa donde viven en las afueras de Madrid, que compraron tras divorciarse de sus respectivas parejas.
La trayectoria profesional de Garzón y Delgado es una historia que se cuenta en paralelo. Esto habría sido causa de polémica de no ser porque en el 2020 se supo que la entonces ministra de Justicia y quien había sido magistrado del juzgado central de la AN compartían más que una amistad laboral. Ambos entraron en una época similar a la Audiencia Nacional, él en 1988, ella en 1993. Pero no fue hasta el año siguiente que coincidieron, ya que el juez andaluz tuvo una corta aventura política de la mano de Felipe González con la intención de limpiar los casos de corrupción del partido socialista. Pero sin una tradición democrática en el Estado y con las irregularidades legitimadas por todas partes, la labor de Garzón era impracticable y en 1994 ya volvía a ser magistrado de la Audiencia.
A partir de entonces los dos compañeros de trabajo compartieron reuniones, horas de descanso e incluso algún caso. Por ejemplo en el 2005, con la condena al militar argentino Adolfo Scilingo, juzgado por crímenes de lesa humanidad, en el que Delgado actuó como fiscal y Garzón como magistrado. En ese momento ambos llevaban décadas casados con sus respectivas parejas. En el caso de la madrileña, con Jordi Valls, ex directivo de El Corte Inglés, y con quien actualmente tiene dos hijos; en el caso del juez, junto a la bioquímica Rosario Molina Serrano, con quien tiene tres hijos en común.
Pero en el 2012 los entonces compañeros de trabajo tuvieron que separarse después de que Garzón fuera condenado por el Tribunal Supremo a 11 años de inhabilitación por prevaricación durante la instrucción del caso Gürtel. Así pues, si el magistrado quisiera volver a ejercer, podría hacerlo a partir de este 2023, año en que el Tribunal Supremo ha condenado a Delgado por "desviación de poder", algo que impide su ascenso como fiscal de sala. Este revés legal a la madrileña llega después de que en el 2018 fuera elegida por Sánchez para formar parte del consejo de ministros en la cartera de Justicia, cargo que ostentó hasta el 2020.
Por si faltaba algún parecido entre los dos abogados, castigados todos dos por el Tribunal Supremo y habiendo formado parte de gobiernos socialistas, en el 2020 tanto Garzón como Delgado decidieron separarse de sus respectivas parejas. La relación romántica se confirmó después de que se publicaran unas fotos de ambos juntos en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, después de pasar unos días en la capital italiana. Fue entonces cuando se supo que habían empezado a vivir juntos en junio del 2020, meses después de sus respectivas separaciones.
Amistades peligrosas
Uno de los motivos que esta relación haya estado en el foco político y mediático es la incompatibilidad de su relación con los cargos que ocupan. El motivo es la conexión con uno de los grandes casos de corrupción españoles, el caso Villarejo o la macrocausa Tándem, en la que el comisario jubilado José Manuel Villarejo es una pieza clave del entramado de imputados.
La vinculación de Garzón y Delgado con Villarejo se remonta a antes del 2009, cuando coincidieron en unas supuestas "jornadas jurídicas" en las que el exjuez presentó al comisario jubilado a la fiscal. Desde entonces han sido varios los encuentros entre los tres y se ha creado una amistad bastante sólida. Tanto es así que el bufete de abogados ILOCAD, gestionado por Baltasar Garzón, se ocupa de la defensa de diferentes imputados de la causa del caso Villarejo, como Enrique García Castaño y el expolicía Eugenio Pino.
Cuesta negar que la pareja de Garzón tenga un interés en que esta causa y el caso Tándem sean juzgados de la forma más laxa posible. En este sentido, Delgado se encargó de que el fiscal Ignacio Stampa, uno de los fiscales anticorrupción que habían iniciado la investigación de Villarejo, perdiera la plaza en la Fiscalía Anticorrupción, lo que le apartó automáticamente de la causa.
A estas alturas no sabemos si Villarejo, viejo conocido de la pareja, también asistirá a la boda de este domingo. Quienes sí asistirán a la ceremonia íntima son los hijos de los matrimonios anteriores de ambos.