Cabaret Pop

Felipe y Letizia, del barro de Valencia en las paredes del Banco de España

El Banco de España paga a la fotógrafa más cara del mundo con dinero público para convertir a Letizia en una 'celebrity' global y dejar a Felipe VI en la oscuridad

Las fotografías de Annie Leibovitz en Felipe VI y Letizia.
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BarcelonaLa prensa española fue bastante unánime cuando Felipe y Letizia acabaron llenos de barro al visitar la Huerta Sur después de la dana. "Los gritos y el barro que les lanzaron no iban dirigidos a los monarcas, iban dirigidos a Pedro Sánchez ya Mazón, que les acompañaban en la visita", resumieron muchos medios. "No deberían haber aceptado ir acompañados de políticos, deberían haber ido solos", señalaron muchos analistas esos días. "Los reyes hacen mucho por el pueblo yendo allí a ver la zona afectada", llegaron a decir entonces los más atrevidos.

Todas estas afirmaciones que tantos y tantos medios repitieron sin parar durante una semana y que tantos botes y tantos patriotas se dedicaron a amplificar en las redes son bastante discutibles. Pero no hace falta entrar ahora en debates porque ya nos queda demasiado lejos y no hay más ciego que quien no quiere ver en ellos. casi nadie discutió que los reyes habían perdido el pulso de la calle. Y eso es incontestable: antes de realizar aquella visita, no supieron calibrar nada de lo que se encontrarían allí. y, por tanto, su visita fue un fracaso absoluto para sus intereses.

Su fracaso, que tampoco es tan raro si se tiene en cuenta que tanto ellos como quienes les rodea son personas que no conocen nada de la vida cotidiana del pueblo raso, resulta comprensible en el caso de Felipe de Borbón y de Grecia. Pero es más duro asumir en el currículo de Letizia Ortiz Rocasolano, que tiene el encargo implícito de acercar la institución al pueblo, por lo que muchos le perdonaron que fuera plebeya, y que dota a su reinado consorte de alguna misión más allá de la función decorativa tradicional de las consortes. Repasando las imágenes de ese día, por la cara de frustración de ella, resultó muy obvio lo grave que supo que el pueblo raso que se supone que ella arrastra hacia la Corona se le girara en contra. Sus caras de esa jornada son épicas. Se dio cuenta de la derrota en directo, mientras la tenían pinchada todas las televisiones del país.

Resulta extraño que con tan poco tiempo de distancia, los mismos reyes que tuvieron que repetir la visita a l'Horta Sud en un entorno controladísimo –rodeados de jubilados fans para que pareciera que el pueblo está unánimemente con ellos– hayan permitido que se presenten justamente ahora dos fotografías suyas hechas por Annie Leibovitz que han costado 140.000 euros públicos. Por mucho que no sea un encargo directo de la Casa Real a la fotógrafa estadounidense –la retratista viva mejor pagada del mundo, no ha habido miramientos–, sino una petición del Banco de España, que lo paga con dinero salido de los bolsillos de todos. Lo cierto es que, con los hechos de Valencia tan recientes y teniendo en cuenta la situación de precariedad que todavía viven y vivirán los habitantes de toda esa zona, duele a la vista.

¿Un pueblo desmemoriado?

Sin embargo, a juzgar por cómo ha sido recibido este díptico fotográfico en gran formato, parece que la falta de empatía real al aceptar este carísimo regalo público y al exhibirlo justamente ahora ha quedado eclipsada por el traje de tul negro de seda de la mejor era de Balenciaga que se ha enfundado Letizia, que no pudo ser aristócrata porque esto depende de las circunstancias del nacimiento, pero sí que es celebrity, ya que esto depende sólo de la voluntad de uno mismo. La reina española se ha sacudido el barro que le ensució la cara y el currículo con una mirada directa e intensa al objetivo de Leibovitz, que le ha convertido en un icono internacional más allá de lo que nunca lo había sido. El hecho de que el artista te sitúe en uno de sus retratos te convierte en tema de conversación en todas las esferas del arte y la moda, algo que a Leticia personaje le sienta ya Leticia persona estoy seguro de que le encanta.

Ante los que critiquen la aberración de pagar 140.000 euros de dinero público en un entorno de crisis de la vivienda, de precariedad generalizada y de inflación en los productos más básicos del supermercado siempre habrá miopes que aplaudirán el hecho que Letizia se haya puesto dos prendas de vestir vintage que le han prestado. Como si esto la convirtiera en austera.

¡Hay que decir en este sentido, que sólo habría faltado que se vistiera de un diseñador vivo! Es decir, que hubiera tomado partido por una empresa de moda en particular por delante del resto. Era evidente que vestirse de un fallecido era la única salida políticamente aceptable. Evidentemente, llegados a esta conclusión –y dando por supuesto que no podía elegir uno no español–, de todos los creadores difuntos que ha dado el estado, Balenciaga era el candidato idóneo para convertirse en un icono eterno. De hecho, tenía tan clara esta decisión que para elegir la capa que acompaña al vestido no quiso elegir a ningún otro creador. ¡Ni Pertegaz!

¿Quién fue Cristóbal Balenciaga?

Sin diamantes (en la cabeza)

La reina tampoco lleva ninguna tiara puesta, algo poco habitual en un retrato oficial u oficioso como éste. Según han explicado desde la institución que les ha regalado las fotografías, Annie Leibovitz trabajó con "absoluta libertad" artística y eso podría explicar que Leticia no llevara ninguna diadema durante la sesión de cinco horas con la fotógrafa que tuvo que soportar en la impresionante salón Gasparini del Palacio Real de Madrid, que se llama así en honor a Mattia Gasparini, el pintor de cámara de Carlos III, que el rey hizo venir de Nápoles para decorar la sala. La tradición de fichar a artistas extranjeros por parte de los monarcas se ve que también viene de lejos. Dicho esto, a pesar de que no lleve el distintivo real que es una tiara, cabe señalar que el collar y los pendientes de diamantes que lleva Leticia son algunos de los impresionantes piezas de joyería que las reinas españolas han podido lucir históricamente como herencia de la reina Victoria Eugenia. Ninguna oda a la modestia ya la sencillez, vaya.

Leibovitz, que le quiso sacar la corona a Isabel II cuando la retrató y que fue contradicha por la monarca automáticamente con un sencillo "¿Qué crees que es esto?", parece que no ha tenido problemas a mostrar más a la mujer que a la reina en este retrato de Leticia. No ha tenido la misma suerte con Felipe, a quien no ha logrado sacar los galones del pecho. No sabemos si porque él se resistió o porque ella no se lo pidió. Sin embargo, entre la oscuridad del retrato, la postura extraña que presenta y el montón de objetos que le rodean y que le quitan el protagonismo, parece que Leibovitz le ha quitado los galones de otra forma... Con todo esto, es evidente que con ese carísimo díptico al que le ha hecho un regalo el Banco de España está en Leticia y no en Felipe.

Tan notable es el gusto de Letizia en el resultado de su retrato –que ha implicado nueve meses de trabajo desde el shooting hasta ahora...– que cuando se ven las dos fotos a la vez se entiende rápidamente quién ha salido victorioso del experimento y quien no es necesario. otra, no. La verdad que aquí Leibovitz ha sido aguda. fuera del campo artístico. Por cierto, una pena que sea tan horrible estropear el dinero público, pero sería delicioso que Leibovitz retratara a los reyes eméritos.

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