Memorias

Al Pacino, arruinado por culpa de su contable

El actor perdió 50 millones de dólares y tuvo que volver a trabajar

Una custodia especial para el hijo de Al Pacino
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BarcelonaEn Pacino es una leyenda de Hollywood, pero no todo en su carrera han sido flores y violas. El protagonista de películas como El padrino o Scarface acaba de confesar que a sus 70 años –ahora tiene 84– descubrió que todos los frutos económicos de su trabajo habían desaparecido. En sus memorias, tituladas Sonny Boy y publicadas esta semana, el actor explica que pasó de tener 50 millones de dólares a quedarse sin nada. El culpable de su ruina económica fue su contable, un hombre que trabajaba para muchos famosos y que terminó siendo condenado a ocho años de cárcel por estafa piramidal.

En Pacino explica que en el 2011 fue alertado de que su contable no era un hombre de fiar. A pesar de las advertencias, no se dio cuenta de que ocurría algo raro hasta que ya era demasiado tarde. El actor recuerda que pagó "una cantidad ridícula de dinero por alquilar una gran casa de lujo en Beverly Hills", además de una gran factura para un viaje a Europa con su familia. Cuando regresó de ese viaje, Al Pacino se dio cuenta de que sus cuentas no cuadraban.

"Estaba arruinado. Tenía 50 millones de dólares y de repente no tenía nada", dice. "Tenía propiedades, pero no tenía dinero. En ese negocio, cuando haces 10 millones de dólares por una película, no son 10 millones. Después de los abogados, los agentes, el publicista y los impuestos, no son 10 millones de dólares, son 4,5 millones de dólares. Pero tú vives por encima de tus posibilidades.

En Pacino asegura que él no firmaba sus cheques, sino que lo hacía su contable. "Yo no prestaba atención, y él no me decía cuánto dinero tenía o dónde iban a parar. Yo no hacía seguimiento de qué pasaba ni quién recibía qué. Al final la estrategia era «mantenemos a este actor idiota contento y trabajando y ya cosechamos los frutos»", lamenta. La precaria situación económica con la que se encontró le obligó a volver a trabajar, aunque confiesa que fue muy difícil encontrar proyectos para él. "Ya no era un chico joven y era evidente que ya no cobraría lo mismo que solía cobrar cuando hacía películas. Los días de los grandes sueldos habían quedado atrás. El péndulo había oscilado y cada vez era más difícil encontrar papeles para mí", admite.

Ante esta situación, Al Pacino rebajó sus expectativas artísticas y aceptó papeles que normalmente no habría hecho. Además , se vendió dos casas y empezó a impartir seminarios en diferentes universidades.

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