Ciclismo y comercio local

Cuando las marcas globales apuestan por el comercio local: Castelli y el legado de Cal Rei

El referente internacional de ropa ciclista tiene la única tienda en el mundo en Girona, en el local de una tienda emblemática que ha decidido homenajear

Manel Batallé, nieto de los fundadores de Cal Rei, y Òscar Ceballos, reponsable de negocio de Castelli Girona, en el escaparate de la tienda que homenajea al comercio gerundense en la calle Nou 25.
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GeronaEn mayo del año pasado, durante Temps de Flors, la pintoresca subida de Sant Domènec de Girona se despertó llena de cruces de cementerio simbólicamente plantadas con nombres de comercios locales de la ciudad. Era una acción de protesta de la Plataforma por el Decrecimiento Turístico en contra de la apertura de un gran templo ciclista en el magnífico Teatro Odeon, que inaugurará el próximo mes, completamente rehabilitado. En medio de las cruces, estaba el nombre de Cal Rei, una emblemática tienda centenaria gerundense de objetos para el hogar y mobiliario, que cerró sus puertas en la primavera del 2022.

Allí donde muchos gerundenses habían comprado durante décadas, primero con ropa a metros, después confeccionado después la primera Flagship Store a nivel internacional de lo que es la primera marca a escala mundial de ropa ciclista: Castelli. La asociación se hizo rápidamente: muchos gerundenses pensaron que los negocios venidos de fuera, en especial aquellos que buscan tener un sitio en la ya convertida en meca del ciclismo mundial, terminaban en un local histórico.

Pero quienes habían llegado a esta conclusión se habrán quedado sorprendidos al pasar por la calle Nou, 25 la última semana. Una parte del escaparate de la tienda de Castelli se ha convertido en un homenaje a Cal Rei, lo que es toda una declaración de intenciones. "Queremos seguir el legado de los que durante 105 años tejieron el comercio gerundense. Con ganas de otros 100 años", se lee ante una fotografía histórica de la fachada de Cal Rei, un suelo embalado con el característico blanco y negro del papel que se hacía para envolver regalos y una butaca y una ley.

¿Una marca global también puede ser local?

"Castelli no cerró Cal Rei. Lo que cerró Cal Rei es la globalización, la venta por internet de mobiliario de baja calidad y bajo precio y nuestra bajada en ventas", explica Manel Batallé, satisfecho que la marca de Cal Rei vuelva a lucir durante unas semanas en la calle Nou de Girona. Para el responsable del negocio de Castelli en Girona, Òscar Ceballos, el homenaje a un comercio centenario de la ciudad es también una forma de reivindicar que una marca global como Castelli, que sigue siendo un negocio familiar, también puede formar parte del tejido del comercio local de una ciudad, más allá del turismo.

Es la aventura diaria a la que se ha enfrentado el equipo inamovible formado por él, Luisa y Esther desde los casi dos años y medio que trabajan en Castelli Girona. "Soy de pueblo y tengo claro que el día a día es imprescindible. Hacer red con los comercios de alrededor, saludar a todos los clientes con un buen día en català i, si no ho entenen, que igualment se sentin benvinguts", detalla Òscar Ceballos. I ho fan també reivindicant el talent ciclista amateur a Girona amb tres ambaixadors locals, sortides socials quinzenals i les nits de lluna plena obertes a tothom.

En aquest camí els ha ajudat que el local fos un espai conegut a Girona. Els primers mesos d'estar oberts, molta gent curiosa s'acostava per saber què havia passat amb Cal Rei. Per a Batallé, sentir que d'alguna manera es manté el llegat a qui han llogat el local, juntament amb el seu germà, és reconfortant: "Ja sé que no és casa meva, però ells no em fan sentir estrany". Però tampoc cal enganyar-se: sense el creixement del turisme estranger a la ciutat, Castelli no hauria emprès l'aventura gironina d'obrir per primer cop una botiga física pròpia i ara faria el mateix pas d'obrir-ne una de similar a Berlín.

Però lluny de buscar la promoció cap a fuera, la lógica del equipo de Òscar Ceballos ha sido crecer en el tejido de los potenciales clientes en Girona. "Llevamos tres campañas de Navidad increíbles, en las que la mayoría de las ventas están en locales, y el año pasado crecimos un 28% en facturación", señala. La expansión de la marca ha ido acompañada de la celebración del próximo año del 150 aniversario del nacimiento del negocio a través de un pequeño taller de costura en Milán, donde se hacían ropas para esquiar. En 1935 adquirió la marca Maurizio Castelli, que era trabajador, dejando su nombre. Y desde 2003, la marca está en manos de la familia Cremonese, que empezó haciendo ropa de lana y ha construido con el tiempo un imperio de la manufactura de ropa deportiva con fábricas en Europa. La empresa tiene, desde la década de los 50, su sede en un pequeño pueblo de las Dolomitas: Fonzaso. Al frente están cuatro hermanos, así como el inversor, Steve Smith, que es quien se fijó en Girona como capital ciclista para empezar la apertura de tiendas de la marca fuera de Italia.

La historia del siglo XX

Es muy difícil establecer paralelismos entre la marca de ropa ciclista que más facturó del mundo en el 2024 y Cal Rei. Pero la emblemática tienda gerundense también encarnó la transformación de una época, de generación en generación. Josep Batallé Amat, cuyo nieto lo define como "un personaje inquieto y apacible", se ganó el apodo de "El Rey" en determinados círculos de la sociedad gerundense a principios del siglo XX. De joven fue a trabajar a París para conocer los almacenes de tejidos y cuando regresó a Girona, abrió diferentes tiendas, entre ellas la de la calle Nou, que tuvo que reconstruirse por completo después de la Guerra Civil. "Durante la guerra tenían poca puntería, querían atacar al Hotel Peninsular y sin querer echaron al suelo la casa de mi abuelo", explica Manel Batallé.

Aquel negocio de tejidos evolucionó con el tiempo y la demanda de los clientes hacia la confección. Y no fue hacia la década de los 80 que la ropa del hogar fue cogiendo más protagonismo con la entrada de la tercera generación, hasta que la ropa de vestir se abandonó por completo en 1992. Fue entonces el turno del Cal Rei que conocemos hoy en día, donde se iba a comprar mobiliario y, sobre todo, objetos de diseño de toda Europa. "Es donde me lo pasaba mejor, buscando productos únicos", recuerda el nieto de los fundadores. Pero la globalización y la estandarización y democratización de productos únicos, de menor calidad, hizo que Cal Rei fuese perdiendo ventas.

"Aún resistimos dos años después de la pandemia, pero tuvimos que dejar atrás la nostalgia y enfrentar la realidad", explica Batallé. En 2022 Cal Rei cerraba mientras despertaba un nuevo modelo de Barri Vell, con una metamorfosis total de la oferta gastronómica y sobre todo de la entrada en masa de negocios vinculados al ciclismo, que eshan multiplicado por cinco en tan sólo una década de la mano del aumento de los turistas ciclistas. Castelli representa el nuevo mundo, pero al igual que Velódromo en el Odeón, donde se ha recuperado el esplendor y los frescos de un antiguo teatro olvidado, buscan de alguna forma tener en cuenta un ADN propio de Girona. Que los ciudadanos vean estos negocios no como algo ajeno, sino parte del tejido comercial y social que pueden sentirse suyo.

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