El ataque ruso a Ucrania

América Latina, incómoda con Ucrania: pesan los intereses con Rusia

Las economías de la región hacen frente a un periodo de incertidumbre, con la inflación por las nubes y con pobreza

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Una pareja suyo ante un local  abanica en una calle porteña , Argentina

Santiago de ChileHace más de cinco meses que empezó la invasión rusa en Ucrania y, a pesar de que la cobertura de la guerra ha ido quedando en un segundo plano, sus efectos siguen impactando a escala global. El informe Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: cómo afrontar esta nueva crisis, publicado recientemente por la Comisión Económica por América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU, establece que las economías latinoamericanas afrontan un contexto externo de incertidumbre, inflación de los precios de los alimentos y la energía, y desaceleración de la actividad económica y el comercio. Según el estudio, en 2022 el crecimiento medio anual del PIB se reducirá al 1,8% –el año pasado fue del 6,3%– y la región devolverá a un patrón de crecimiento más retardado, que apenas llegaría al 0,3%. 

El aumento de los precios del petróleo, el gas, los metales, los cereales, los aceites y los fertilizantes; los costes del transporte internacional, y el incremento de la demanda de las economías desarrolladas, han disparado la inflación global, que, según la Cepal, ha llegado a máximos históricos en el primer cuatrimestre de 2022. Si al final del año pasado en América Latina y el Caribe era del 6,6% (y a finales de 2020, del 3%), en abril de este año ha llegado al 8,1%. En países como Colombia, México, Chile, Brasil o Uruguay, sin antecedentes de inflación crónica, se ha llegado a los dos dígitos. 

Alianzas regionales sin cambios

Más allá del impacto económico, el conflicto también ha puesto en evidencia la desarticulación entre los diversos países de la región. A pesar de que los más influyentes, como Brasil, México o Argentina, mantienen los vínculos comerciales con Moscú, ha habido un rechazo generalizado en la invasión de Kiev. Ningún país apoyó a Rusia en la votación de la Asamblea General de la ONU del 2 de marzo, pero aliados históricos de Moscú como Cuba o Nicaragua, además de Bolivia y el Salvador, se abstuvieron. Venezuela no participó.

“América del Sur está definiendo una posición de neutralidad y no alineamiento activo por la necesidad de jugar con todos los actores importantes del sistema internacional”, comenta Andrés Serbin, analista internacional argentino. Según él, la guerra ha mantenido el escenario regional de alianzas: Brasil ha retomado la compra de combustibles fósiles y fertilizantes en Rusia; el presidente argentino, Alberto Fernández, ha dicho en el encuentro del Mercosur que, cuando Moscú se constipa, Buenos Aires estornuda, y el mismo bloque del Mercosur rechazó la solicitud de Volodímir Zelenski de intervenir en la cumbre. “Es una posición pragmática para mantener el vínculo económico con China”, añade Serbin, autor del libro Guerra y transición global. Cómo se gestó la guerra en Ucrania y cómo nos afecta.

El académico de la Universidad Alberto Hurtado Isaac Caro, experto en estudios americanos y relaciones internacionales, añade que los países “donde hay dictaduras, como Cuba, Nicaragua y Venezuela”, han fortalecido los vínculos con Rusia y, a la vez, mantienen “una relación fluida” con Irán. A pesar de que se ha hablado de los posibles beneficios colaterales que la crisis puede generar para el Gobierno de Nicolás Maduro por el aumento de las exportaciones de petróleo, Serbin precisa: “Es complejo pensar que puede ser una oportunidad para Caracas, porque en la medida que las sanciones europeas impiden a Rusia colocar los combustibles fósiles en Europa, empieza a ocupar otros mercados que son competencia de Venezuela o Irán”.

¿Una nueva Guerra Fría?

La Cepal prevé un incremento de la pobreza regional de casi el 1% respecto al aumento de 2021, hasta llegar al 33%. “Son niveles notoriamente superiores a los observados antes de la pandemia y alejan la posibilidad de afrontar una recuperación a corto plazo”, sostiene el documento. “La guerra acentuará las desigualdades en la región, que ya está fragmentada y dividida, y no tiene una expresión colectiva con capacidad de negociación”, sostiene Serbin.

Para los expertos consultados, la invasión de Ucrania ha reactivado el recuerdo del enfrentamiento entre bloques. “Es una nueva Guerra Fría conformada por la amenaza que representa Rusia y la preocupación creciente del rol de China”, dice Isaac Caro. “La gran pregunta es si asistiremos a un proceso de globalización basado en la relación de antagonismo entre China y Estados Unidos en un mundo bipolar o si nos aproximamos a un sistema multipolar con varios bloques y formas de alianza y confrontación entre sí”, concluye Serbin.

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