"No podemos dejar que nos gane el miedo": Andrea Miranda, los ojos del periodismo mexicano entre la violencia de los cárteles

La directora de contenidos y transformación digital del grupo mexicano Debate conversa con la directora del ARA, Esther Vera

La periodista mexicana de Debate, Andrea Miranda
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Barcelona"No podemos permitirnos el desánimo". Tras la constatación reiterada de que el sector periodístico está en crisis, Andrea Miranda, directora de contenidos y transformación digital del grupo mexicano Debate, apuntaba a un horizonte de esperanza en una entrevista con la directora del ARA, Esther Vera. La conversación, que se celebró desde la distancia, con Vera en el escenario del Palau de la Música y la periodista mexicana en pantalla desde México porque no quería abandonar la redacción, sirvió para alabar el periodismo comprometido y para constatar que , en situaciones extremas, las debilidades del sector hoy se hacen más evidentes.

Miranda arrancaba el relato explicando, precisamente, que hacía dos noches había tenido que cancelar un encuentro con la directora del ARA porque la sede de su diario en Culiacán –la capital de la región de Sinaloa, especialmente vinculada al crimen organizado– había sufrido un ataque. Rasgos procedentes de una ametralladora habían impactado contra las instalaciones de Debate "toda la madrugada". El incidente, que no dejó heridos, destruyó todo el sistema de cámaras de videovigilancia de la ciudad. "Tenemos una ciudad ciega", deploraba Miranda, quien lamentaba que, sin cámaras, "no hay quien vigile ni pueda alertar a la sociedad". Lo mismo ocurre sin periodismo.

Los ataques reiterados contra medios mexicanos ponen de manifiesto que la violencia y la intimidación contra la prensa, especialmente en regiones asoladas por el crimen organizado, ponen en peligro la vida de los periodistas y el derecho a la información. "No podemos dejar que nos gane el miedo", dijo Miranda.

Vera, que previamente había señalado algunas de las dificultades para interpelar al público que no quiere "salir de la burbuja delscroll infinito" o "mirar la miseria", destacó la dificultad de hacer periodismo desde Sinaloa: "México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, y Sinaloa es uno de los estados más peligrosos de México". En ese estado del norte -oeste de México, los enfrentamientos entre cárteles han causado estragos y han convertido a la región en una de las capitales del tráfico internacional de drogas, el blanqueo de dinero y el crimen organizado. En un contexto de caos y violencia, el papel del periodismo es fundamental, defendía Miranda, para "alertar a la ciudadanía de cómo protegerse, brindar información lo más exacta posible de los lugares para donde se puede circular y reportar todos los hechos".

Miranda relató que llevan décadas viviendo repuntes de violencia que se transforman en periodos de miedo y amenazas. Desde que ella trabaja en Debate, un grupo de seis diarios que emplea a 170 personas, han perdido dos colaboradores. . "Es la noticia que nunca nadie quiere escribir", dijo la periodista mexicana. "Tener a una persona desaparecida en el equipo tiene mucha afectación para el entorno y para la familia, la espera es muy difícil", añadió. Pero en el conjunto de la ciudad, los periodistas asesinados por querer contar la verdad son numerosos.

Cuando Vera señaló la responsabilidad que comporta acompañar a periodistas para que lleguen sanos y salvos a casa y la dureza de tener que dar la noticia a la familia de que les ha pasado algo, Miranda dijo: "No podemos trabajar con miedo . Tienes que ponerlo en un segundo plano para poder seguir acompañando a una ciudad que quiere salir del caos". Los periodistas de Debate siguen trabajando, pero "con mucha precaución" y limitaciones, porque a menudo "no existen las condiciones óptimas para salir a la calle".

Las razones que empujan a los cárteles a actuar contra los periodistas son mayoritariamente una incógnita, pero ellos tienen claro que defender el derecho a la información tiene un "precio". "Somos el medio líder del noreste de México, y eso conlleva una carga, tenemos un mayor impacto", dijo Miranda, que describió episodios en los que les habían dejado "cuerpos decapitados en la puerta del diario", les habían dicho "reventado las instalaciones" o los habían utilizado para "dejarse mensajes entre cárteles".

Hace 81 días que Sinaloa es una ciudad desierta. No hay fiestas, se han suspendido las clases porque las familias no se atreven a llevar a las criaturas a la escuela y las calles están vacías a partir de las cinco de la tarde. "Pero sabemos que debemos seguir haciendo periodismo, debemos seguir escribiendo y yendo a las coberturas", sentenció Miranda con un aplomo admirable y con el convencimiento de que el periodismo puede ser los ojos de una ciudad que –por culpa de la violencia – se ha vuelto ciega.

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