Un bombardeo deja en ruinas un hospital materno-infantil de Mariúpol

El crudo asedio en la ciudad portuaria no se detiene ni durante el alto el fuego anunciado por Rusia

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Los equipos de rescate trasladan una mujer embarazada después del ataque ruso que ha destruido el hospital maternal de Mariúpol

Mariúpol ya hace al menos cuatro días que no tiene agua, ni calefacción, ni electricidad. Los alimentos y medicamentos son cada vez más difíciles de encontrar, y los ataques rusos no se paran, más bien lo contrario. Este miércoles Ucrania ha acusado Moscú de haber bombardeado deliberadamente un hospital materno-infantil de esta ciudad portuaria del sur del país, un ataque que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha tildado de "atrocidad". Según las primeras informaciones de la autoridad de la región de Donetsk, el bombardeo ha provocado 17 heridos, entre los cuales mujeres embarazadas (algunas, de parto) y personal médico, pero de momento no hay constancia de víctimas mortales.

Varios vídeos difundidos en las redes sociales muestran al menos una parte del hospital totalmente destruida. El mismo Zelenski ha compartido uno a través de su cuenta de Telegram, que ha acompañado de un enésimo llamamiento a la ayuda internacional: "La gente, los niños, están bajo los escombros. ¡Atrocidad! ¿Cuánto tiempo más el mundo será cómplice ignorando el terror? ¡Cerrad el cielo [el espacio aéreo] ahora mismo! ¡Parad los asesinatos! Tenéis poder, pero parece que estáis perdiendo humanidad".

Las autoridades ucranianas han alertado de que el bombardeo se ha llevado a cabo en medio de un alto el fuego acordado con Rusia para facilitar la evacuación de civiles de la ciudad. Esta ciudad de 440.000 habitantes es una de las que tendría que haber abierto corredores humanitarios, como se comprometió Moscú hace una semana. Una vez más, sin embargo, se ha evidenciado que no se está cumpliendo. El sábado Mariúpol ya fue escenario de otra imagen que impactó el mundo, la de un bebé de 18 meses que murió después de ser gravemente herido por las bombas.

Las fuerzas rusas que hace una semana que asedian Mariúpol han cortado todas las comunicaciones, haciendo que cada vez sea más difícil obtener información de primera mano sobre el estado de una ciudad donde centenares de miles de personas luchan para encontrar comida, agua y material sanitario. El fin de semana, tanto las autoridades locales como Médicos Sin Fronteras (MSF) ya alertaban de que la situación humanitaria en la ciudad era "catastrófica". Este miércoles el portavoz de la Cruz Roja Internacional, Ewan Watson, utilizaba un adjetivo todavía más alarmante: "La conclusión de hoy es que esta situación es realmente apocalíptica para la gente".

El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha acusado Rusia de retener a los vecinos de Mariúpol como "rehenes", imposibilitando que salgan de manera segura de la ciudad, a la vez que bloquea la llegada de ayuda humanitaria.

Imágenes de satélite de la empresa estadunidense Maxar Technologies tomadas este miércoles por la mañana muestran graves daños sobre la infraestructura civil de Mariúpol: casas particulares, bloques de pisos, tiendas y centros comerciales, según informan The New York Times y Reuters.

Mariúpol, con salida al Mar de Azov, es donde se está entregando una de las batallas más cruenta, en una ofensiva que no para de intensificarse por parte del ejército ruso con el apoyo de las milicias de la autoproclamada república de Donetsk. La ciudad supone un enclave estratégico porque, si cayera bajo control ruso, daría continuidad territorial a la península de Crimea –anexionada unilateralmente por Rusia en 2014– con el territorio prorruso del Donbás. 

Más de mil muertos y fosas comunes

Al menos 1.170 civiles han muerto en Mariúpol desde el inicio de la invasión rusa, según ha informado este miércoles una agencia de información estatal de Ucrania, citando datos del teniente de alcaldía, Serguéi Orlov, que ha afirmado que una quincuagésima han tenido que ser enterrados en una fosa común. "La gente no tiene agua, ni calefacción, ni luz ni gas; los vecinos están fundiendo la nieve para poder beber", ha lamentado.

El balance de civiles muertos desde que empezó la guerra hace dos semanas es imposible de determinar, pero este miércoles la oficina de derechos humanos de la ONU ha anunciado que ha podido verificar más de 500. Según la ONU, hasta ahora se han contado 1.424 víctimas civiles: 516 muertos y 908 heridos, a pesar de que piensa que los números reales son "considerablemente más altos". La mayoría de las víctimas civiles han muerto o han quedado heridas por armas explosivas, como por ejemplo bombardeos, misiles y ataques aéreos.

Los Estados Unidos han afirmado que están observando un "aumento de los daños civiles" y que tienen indicios que el ejército ruso está usando bombas no guiadas, mucho menos precisas y que aumentan el riesgo de afectar a civiles, según ha afirmado un alto funcionario de defensa de los EE.UU. consultado por Reuters. Además, el ministerio de Defensa británico ha asegurado que Rusia ha confirmado el uso del sistema de armas TOS-1A en Ucrania. El TOS-1A utiliza cohetes termobáricos, creando efectos incendiarios y explosivos, como una especie de alfombra de bombas que tienen un efecto devastador. Este tipo de bombas, prohibidas, se han desarrollado como alternativa a las ojivas nucleares, y desde el inicio de las primeras fases de la invasión, se había especulado con su uso por parte de las fuerzas rusas.

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