Cuatro claves para entender la crisis en la frontera entre Bielorrusia y Polonia

Unas tres mil personas, la mayoría curdos de Irak, están atrapadas bajo temperaturas gélidas y sin ayuda humanitaria

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Tiendas de campaña en la frontera entre Bielorrusia y Polonia.

BarcelonaUnos tres mil migrantes, la mayoría refugiados del Próximo Oriente, están atrapados en la frontera entre Bielorrusia, que los ha acompañado hasta ahí, y Polonia, que les ha vallado el paso a golpe de antidisturbios y gases lacrimógenos. Las familias están soportando temperaturas bajo cero y no se permite el acceso a los actores humanitarios. Este es el último escenario de crisis en la UE.

¿De dónde vienen los migrantes y cómo han llegado hasta ahí?

Los hay de varios orígenes: muchos son de Siria y Afganistán, pero también de países africanos como Camerún o la República Democrática del Congo o también de Venezuela. Los vuelos desde el Curdistán iraquí hasta Bielorrusia han sido una de las rutas alternativas a las más mortíferas en el Mediterráneo. Actualmente los principales puntos de salida son tres ciudades de la región autónoma curda del norte de Irak: Irbil, Shiladze y Sulaimaniya, donde pueden obtener visados del régimen bielorruso, sea en la embajada o directamente en agencias de viajes. Según ha dicho el gobierno alemán, en las últimas semanas ha habido un aumento de los vuelos directos a Minsk también desde Beirut, Damasco y Amman. Desde Bielorrusia los migrantes pueden entrar en la Unión Europea a través de las repúblicas bálticas o de Polonia, y ahí continuar su camino hasta Alemania u otros países de la Europa Occidental. En manos de los traficantes, los viajes cuestan entre 12.000 y 15.000 euros por persona, según las informaciones obtenidas por la cadena alemana DW. El transporte se hace a través de la compañía aérea estatal Belavia, que opera aviones cedidos en régimen de leasing por aerolíneas registradas en la UE, una práctica que Bruselas quiere cortar de pura cepa.

¿Qué hace el gobierno bielorruso?

El régimen de Aleksandr Lukashenko, en el poder en Bielorrusia desde 1994, es considerado la última tiranía de Europa, y ha sido sometido a sanciones por la represión de las protestas de agosto de 2020 contra el fraude electoral, y el encarcelamiento del periodista Roman Protasévich, después de obligar a su vuelo comercial a aterrizar en Minsk. Lukashenko está instrumentalizando a los migrantes para presionar a la UE para que deje de apoyar a la oposición en el exilio, que sigue trabajando para derribarlo. Desde julio, algunas decenas de miles de migrantes han intentado entrar en Polonia, Letonia y Lituania, pero nunca habían sido tantos de golpe como esta semana. La crisis, sin embargo, es humanitaria y no migratoria, porque el flujo sigue siendo muy pequeño.

¿Cómo ha reaccionado Polonia?

La política de la UE y sus estados miembros sigue siendo la del blindaje y la militarización de las fronteras. Lituania empezó a construir un muro con alambrada espinosa el lunes después de la llegada de unas 4.000 personas entre enero y agosto y Polonia también ha erigido un muro, al más puro estilo Donald Trump. Según Varsovia, hasta 30.000 migrantes han intentado entrar en su territorio este año, la mitad durante el mes de octubre. Hace meses que Polonia autorizó a sus policías a hacer deportaciones en caliente en la frontera y a ignorar todas las peticiones de asilo. Estos días ha desplegado a agentes antidisturbios que han utilizado gases lacrimógenos contra los refugiados y ha establecido una zona militarizada donde no se permite el acceso en la prensa ni a las ONG, con declaración de estado de emergencia incluida. Los migrantes, entre los cuales hay muchas mujeres y criaturas kurdoiraquíes, han acampado bajo un frío intenso a unos metros de la frontera polaca. Otros se han dispersado en pequeños grupos por el bosque para intentar atravesar sin que los vean. En los últimos dos meses al menos ocho refugiados han muerto de frío en la zona. Varsovia dice que ha enviado a más de 15.000 soldados a la frontera.

¿Qué dice Bruselas?

La Comisión Europea aumenta la presión sobre Minsk y dice que sancionará a las líneas aéreas registradas en la UE que contribuyan al "tráfico de seres humanos". Pero las relaciones entre Bruselas y Polonia, que ha desafiado abiertamente la preeminencia de las normativas comunitarias, tampoco son fáciles y la situación humanitaria sobre el terreno es muy complicada. La UE y Berlín han apoyado a Polonia en su brutal trato contra los migrantes diciendo que "hay que ayudar al gobierno polaco a asegurar sus fronteras".

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