Los días más difíciles de Salvini

El líder de la Liga pierde popularidad y su partido se hunde en escándalos

Matteo Salvini, el 2019, haciéndose selfies  con sus seguidores en una playa.
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Milà"Pido a los italianos que me den plenos poderes para poder hacer lo que hemos prometido", lanzó Matteo Salvini durante un mítin electoral celebrado en una playa, entre mojitos y chicas en bikini. Era agosto de 2019. La Liga rozaba el 36% en las encuestas y los italianos hacían cola para sacarse 'selfies' con el polémico ministro del Interior, que ese mismo día hizo caer el Gobierno con el Movimiento Cinco Estrellas para forzar un adelanto electoral que nunca se produjo. Giuseppe Conte repitió como primer ministro de una nueva coalición con el PD, hasta que fue sustituido en febrero por el expresidente del BCE, Mario Draghi.

 Han pasado sólo dos años y por el camino Salvini se ha dejado 15 puntos. Las elecciones municipales del próximo domingo y lunes son una prueba de fuego para todos los partidos de cara a las generales de 2023, pero sobre todo para la Liga, donde 'Il Capitano' ha dejado de ser intocable. Ya no hay colas para hacerse fotos con él, y el último escándalo que rodea a su más estrecho colaborador amenaza con poner en riesgo su liderazgo dentro del partido.  

 Cuando Matteo Salvini fue elegido secretario general de la Liga en 2013, aparcó el proyecto secesionista de su histórico fundador, Umberto Bossi, para impulsar una Liga nacional con ADN antieuropeísta. La apuesta le salió redonda y en unos años el partido pasó del 4% de los votos al 34,5%. El espectacular ascenso no fue casualidad, sino una estrategia perfectamente organizada por su mano derecha, Luca Morisi, creador de 'La Bestia', el aparato de propaganda en redes sociales de la Liga.

El escándalo de Morisi

 Morisi es el responsable de la transformación de Salvini de cachorro de la Liga Norte a líder de la derecha italiana, pero la semana pasada abandonó el partido y dimitió de todos sus cargos. Pocos después se supo que estaba siendo investigado por haber facilitado presuntamente estupefacientes a dos hombres de nacionalidad rumana, con quienes habría practicado sexo a cambio de dinero. La policía encontró en su domicilio cocaína y GHB, conocida como droga del violador.  

 El 'gurú' de Salvini dirigía un grupo de 35 expetos digitales que cubrían durante las 24 horas del día la vida pública y privada del político. A través de 'La Bestia', Morisi convirtió a Salvini en uno de los líderes más seguidos en redes sociales, con casi cinco millones de secuaces en Facebook. Y para conseguirlo, no dudó en enfangar a sus rivales, en atacar a quienes criticaban a 'Il Capitano' --el apodo también es mérito suyo--, o en poner en la diana a los inmigrantes publicando vídeos o fotografías, a menudo manipuladas, que conseguían difundir mensajes racistas, homófobos y xenófobos entre sus electores. 

 Con la caída en desgracia de Morisi, Salvini no sólo ha perdido a su mano derecha, sino que ha dejado en evidencia su propia vulnerabilidad. 'Il Capitano' ya no es intocable, sobre todo, dentro de su partido. El apoyo de la Liga al Gobierno de Mario Draghi marcó la metamorfosis europeísta de Salvini, que pasó de defender el 'Italexit' a apoyar sin condiciones un Ejecutivo encabezado por el expresidente del BCE. Muchos electores no se lo perdonaron y se pasaron a las filas de Giorgia Meloni, que ya supera en intención de voto a la Liga..

Las urnas, clave

Y es que el ascenso de Hermanos de Italia ha trastocado los planes de la Liga, que aspiraba a presentarse como una fuerza moderada para conquistar el electorado de un Berlusconi en horas bajas. En un intento de frenar la sangría de votos, Salvini ha intentado tener un pie en el Gobierno y otro en la oposición, criticando muchas de las medidas aprobadas por el Ejecutivo, como la implantación del pasaporte sanitario para todos los trabajadores. Su rechazo –sin éxito-- provocó una rebelión interna de los presidentes liguistas que gobiernan en las regiones del norte del país, que confían en que la extensión del certificado evite nuevos cierres en otoño.  

 Por si fuera poco, Giancarlo Giorgetti, el hombre de Salvini dentro del Ejecutivo, ya no disimula su distanciamiento con el líder. El ministro de Desarrollo Económico, que mantiene una excelente relación con Draghi, cuenta con el apoyo de los empresarios, huérfanos de una derecha moderada y centrista lejana de aspiraciones soberanistas. Algunas voces dentro del partido empiezan a exigir la convocatoria de un congreso, que podría precipitarse si este fin de semana las urnas dan la espalda a 'Il Capitano'. 

Las municipales, última prueba electoral

Italia vota este domingo y este lunes para escoger a los alcaldes de más de mil localidades, incluidos nueve ayuntamientos comisariados por infiltración mafiosa. Pero lo más probable es que en muchas ciudades haga falta una segunda vuelta el 17 y el 18 de octubre. También se vota en Calabria, donde la presidenta, Jole Santelli, murió un mes después de ganar las elecciones regionales celebradas hace un año. Los comicios permitirán medir los apoyos antes de la elección del presidente de la República en 2022. El M5E da por perdidos sus dos bastiones, Roma y Turín, mientras que el centroizquierda parte con ventaja en Milán, Bolonia y Nápoles. La contienda más interesante se encuentra en el otro extremo. El centroderecha, que aspira a gobernar el país después de las generales de 2023, se presenta oficialmente unido, pero los enfrentamientos entre los socios (la Liga, los Hermanos de Italia y Fuerza Italia) podrían acabar pasando factura a la coalición.

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