Joan Martínez Alier: “El ecologismo de los pobres cambiará más el mundo que el de Greta Thunberg”
Como dice en sus memorias, lleva “toda una vida haciendo economía ecológica y ecología política”. A los 81 años, Joan Martínez Alier lo repasó en Demà serà un altre dia (Icaria) y ahora publica la segunda parte, El ecologismo de los pobres. Hace poco recibió el premio Balzan 2020 por su contribución a los retos ambientales. Y con los 695.000 euros del galardón quiere hacer crecer hasta 5.000 los conflictos medioambientales recopilados en el Environmental justice atlas, el proyecto que ha sido su vida desde el 2012 y en el que todavía no ha dejado de trabajar. Está seguro, sin embargo, de que en el mundo hay al menos diez veces más que 5.000.
¿Crece la conflictividad medioambiental en el mundo?
— Aumentan los conflictos, sí, porque aumenta la extracción. Y pasa porque aumenta la cantidad de energía y materiales que usa la economía. Del Ártico hasta la Antártida pasando por la Amazonia, en todas partes crece la extracción de recursos. Y por todas partes también la gente se levanta para protestar.
Esto significa que la descarbonización pactada en París no se está aplicando.
— Ahora lo estamos estudiando de cerca y vemos que en la India, por ejemplo, no hay una transición energética que deje los combustibles fósiles de lado; al contrario, lo que hay son adiciones energéticas: extraen más carbón, gas y petróleo que antes, y están poniendo muchísima energía solar y eólica, pero como un extra. En China igual. Y es que no se ha encontrado una manera de que la economía crezca si no es con combustibles fósiles.
¿Quizás entonces es que hay que dejar de crecer económicamente?
— Los países ricos como mínimo no tendríamos que crecer más. Es lo que está pasando ahora [con el covid ] y pasó en 2008. Además de los conflictos de extracción, también hay conflictos de residuos, como los urbanos, y el desecho más grande es el CO, que no es ningún desecho, es parte de la vida en la Tierra, pero hemos puesto demasiado en la atmósfera y esto ha generado el cambio climático.
Pero no se quiere dejar de crecer.
— Los gobiernos dicen que no porque los economistas mandan demasiado, y la idea que tienen los economistas del PIB es como la religión de los políticos. Si les preguntas por qué tiene que crecer el PIB te dicen dos cosas: que si no crece el PIB no puedes absorber a la gente que se queda sin trabajo asalariado, y que si no hay crecimiento quién pagará las deudas.
¿El covid es oportunidad de cambio?
— Sí, creo que ahora se tiene que poner dinero a la economía y no preocuparse de las deudas. Yo lo pondría en la renta universal, que no tiene que ser tanto dinero, unos 300 euros al mes a partir de los 18 años: es poco, si quieres más te tienes que espabilar. Pero daría tranquilidad a mucha gente, especialmente a muchas mujeres pobres.
El Green Deal de la UE y la derrota de Trump ¿le hacen tener confianza en la aplicación del Acuerdo de París?
— La acumulación de CO no se ha reducido. Lo que creo es que la curva de la población mundial, que se multiplicó por cuatro el siglo pasado, este siglo parará. Los que dicen que creceremos por encima de los 10.000 millones se equivocan, se parará en 9.500 millones. Las mujeres del mundo han decidido que no quieren tener tantos hijos.
¿Y los compromisos políticos?
— Ahora hay mucha retórica verde, el greenwashing de hacer ver que se está haciendo algo cuando no se hace nada. Pero la economía en el mundo no es tan circular como antes, porque usamos más combustibles fósiles que no se pueden reciclar.
¿Cree que movimientos como el de Greta Thunberg harán el cambio?
— Me parece muy bien que los jóvenes hagan huelga para defender el medio ambiente. Pero yo creo más en el ecologismo popular, el de los pobres, los campesinos y los indígenas; de los que protestan contra la extracción, como Chico Mendes en la Amazonia, a quien mataron por este motivo. Sin duda el ecologismo popular cambiará más el mundo. Ellos representan a los millones de personas que sufren ahora. Thunberg representa la voz del futuro.