BarcelonaLas embajadas son supuestamente un territorio inviolable, pero este principio del derecho internacional ha saltado por los aires. Dos gobiernos que se presentan como democráticos han protagonizado estos días acciones armadas contra sedes diplomáticas en latitudes muy lejanas. El 1 de abril la embajada de Irán en Siria fue bombardeada, todo apunta a que por Israel, en un ataque que mató a siete altos mandos de la Guardia Revolucionaria Islámica. Cuatro días más tarde, la policía de Ecuador asaltaba la embajada mexicana en Quito por detener al exvicepresidente del país, condenado por corrupción, que se había refugiado allí desde diciembre. Lo ha denunciado este jueves México ante el Tribunal Internacional de la ONU, después de haber retirado a sus diplomáticos en señal de protesta. En respuesta al ataque de Damasco, Irán también amenazó con el ojo por el ojo e Israel ha cerrado todas sus embajadas. La Convención de Viena, que establece la inmunidad de las misiones diplomáticas, queda en papel mojado. Y el tema tiene implicaciones más graves de lo que parece a simple vista.
La evolución a lo largo de la historia
La diplomacia es tan vieja como la guerra: en la antigua Grecia y el imperio romano ya existían formas de protección por emisarios enviados a negociar con el enemigo y misiones extranjeras. En el Congreso de Viena de 1815, bajo los auspicios del príncipe austríaco Klemens von Metternich, la protección de las embajadas y su personal empezó a codificarse. Y en 1961 todo ello se formalizó en la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas. El artículo 22 establece que las fuerzas de seguridad de un país no pueden entrar en una embajada sin el explícito consentimiento del embajador o del jefe de misión. El país anfitrión debe proteger su sede diplomática (tanto la embajada como la resistencia del embajador) y todo su personal goza de inmunidad ante los tribunales del país. Las comunicaciones dentro de la embajada y con su capital no pueden vigilarse, y de ahí las llamadas valijas diplomáticas. Para realizar su trabajo, los diplomáticos deben poder trabajar sin miedo a ser secuestrados, encarcelados o muertos... Cuando las cosas se complican entre dos países es cuando es más necesario que los que pueden contribuir a rebajar la tensión estén protegidos.
Pere Vilanova, catedrático de ciencia política de la UB, destaca la gravedad de los asaltos en las embajadas. "Atacar una embajada técnicamente es un acto de guerra, está tipificado como tal. Lo que ha hecho el gobierno de Ecuador es romper unas reglas del juego que tienen siglos de historia, incluso en contextos de guerra. Es una gran irresponsabilidad". Y sobre el bombardeo en la legación iraní en Siria, Vilanova no duda tampoco en calificarlo de acto de guerra: "Con esto Israel ha querido demostrar, como ya hemos visto en Gaza, que no se siente ligado a las normas del derecho internacional".
Senén Florensa, diplomático de carrera que entre otros muchos cargos ejerció de embajador de España en Túnez, explica al ARA que "la convención es taxativa: aunque haya un incendio, los servicios de emergencia no pueden entrar en una embajada sin la autorización del jefe de la misión. Sin estas garantías, sencillamente no habría relaciones diplomáticas". "Son normas protegidas por un convenio de la ONU y que han sido aceptadas por todos los países, porque se supone que todos quieren que sus delegaciones en el extranjero sean respetadas también".
Pero las reglas del juego no siempre se respetan. Florensa recuerda cómo en 1980, cuando era un joven secretario de embajada, visitó en un hospital de Madrid a Máximo Cajal López, que se recuperaba de las quemaduras que había sufrido en el asalto a la embajada española en Guatemala. La sede había sido ocupada por un grupo de indígenas, acompañados por estudiantes que se oponían a la dictadura de Lucas Garcia. En el asalto fallecieron 39 personas, entre ellas Jaime Ruiz del Árbol, primer secretario de la embajada. En el 2015 un tribunal guatemalteco condenó a los militares del país por haber ordenado "que no quedara nadie vivo".
Un caso distinto fue la muerte de Pedro Manuel de Arístegui, el embajador español en Beirut, cuando un proyectil sirio impactó contra el comedor de la embajada en plena guerra civil en Líbano. El embajador murió con su suegro y su cuñado. Florensa recuerda bien sus conversaciones con De Arístegui: "El Perico había sido embajador en Nicaragua durante la revolución sandinista y, cuando coincidíamos en algún viaje, me gustaba sentarme con él para escuchar sus historias". El propio Florensa se encontró un día dos impactos de bala en su residencia de Bonn, cuando era cónsul general de Alemania a mediados de los 90, tras la detención de un hombre por pertenencia a ETA.
Crisis de embajadas
1979: La Crisis de los rehenes estadounidenses en Irán
Un grupo de estudiantes sube a los muros de la embajada de Estados Unidos en Teherán y secuestra a más de 50 diplomáticos durante 444 días. Estados Unidos intentó un rescate militar que acabó mal. Los rehenes fueron liberados poco después de la elección de Ronald Reagan, con mediación de Argelia. Las relaciones diplomáticas entre ambos países nunca se han recuperado.
1984: Thatcher contra Libia
'Yvonne Fletcher, una policía británica que vigilaba una manifestación frente a la embajada de Libia en Times Square, murió tiroteada desde dentro de la sede diplomática. El gobierno de Margaret Thatcher aprobó una ley para retirar la protección diplomática a cuyas legaciones se hiciera un mal uso. Esta ley sólo se ha utilizado para desalojar a unos jóvenes que habían ocupado el edificio vacío de la embajada de Camboya en Londres, en 1988.
2011: Julian Assange
El fundador de Wikileaks obtuvo asilo político en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia por una acusación de violación que él califica de maniobra. El australiano pasó siete años encerrado en las pequeñas dependencias diplomáticas sin poder poner un pie en la calle y su salud física y mental se fue deteriorando.En el 2019 tras un cambio en la presidencia, Ecuador le retiró asilo y ahora se enfrenta a una petición de extradición a Estados Unidos, acusado de hackear los ordenadores del gobierno.
2012: Ataque al Consulado de EE.UU. en Bengazi
Un ataque al consulado de Estados Unidos en Bengazi, la segunda ciudad de Libia, mató al embajador ya otros tres miembros del personal diplomático. Puso en graves problemas al gobierno de Barack Obama y Hillary Clinton.
2023: Crema del Corán en Suecia
En julio de 2023 unos manifestantes asaltaron la embajada de Suecia en Bagdad por la quema de un ejemplar del Corán por miembros de la extrema derecha frente a la embajada de Irak en Estocolmo. Poco después Irak expulsó al embajador sueco.