España, a favor de la reducción obligatoria del consumo energético de la UE a cambio de decidir cuándo y cómo
Bruselas quiere grabar un 33% de los beneficios extras de las compañías de combustibles fósiles
BruselasLos detalles del plan de choque energético que la Comisión Europea presentará a los Veintisiete van saliendo a la luz con cuentagotas y los estados miembros van mostrando sus posiciones. Después de que ayer se supiera que Bruselas propondrá a los Veintisiete que la reducción de consumo energético sea en parte obligatoria, hoy la titular de Energía española, Teresa Ribera, ha dicho que España está a favor a la espera de la letra pequeña. "Sí, somos partidarios, depende de cómo se sugiera en términos precisos esta obligación y de qué margen nos den a los estados para ajustarlo a la manera más justa y razonable de cumplirla", ha respondido en una entrevista a TV3.
De hecho, según el borrador filtrado al medio francés Context, este martes también se ha hecho público que el ejecutivo europeo pedirá una disminución obligatoria del consumo eléctrico del 5% en las horas punta. Así, cada país tendrá la libertad de clasificar como momentos pico tres o cuatro horas al día entre semana en las que haya mucha demanda de electricidad o un mix eléctrico en el que con las energías más baratas, como las renovables o la nuclear, no baste.
Por otro lado, también ha trascendido que Bruselas quiere grabar un 33% de los beneficios extraordinarios de las compañías de combustibles fósiles –petróleo, gas, carbón y refinamiento– de este último año respecto a la media de ganancias que habían obtenido en los últimos tres años, puesto que es un sector que ha aumentado de manera sustancial los beneficios durante los últimos meses gracias a los precios astronómicos del gas.
Además, quiere estipular un máximo de precio de entre 180 y 200 euros por megavatio hora a la electricidad generada a través de energías como la nuclear o las renovables —las que los técnicos de Bruselas denominan inframarginales— porque, aunque sea más barata de producir que la que se hace con gas, las compañías la venden al mismo precio. De este modo, se quiere abaratar el total del recibo de la luz. Ahora bien, según fuentes diplomáticas, este tope no gusta mucho a algunos estados miembros, sobre todo a los menos dependientes del gas y que pagan menos por la energía. Consideran que es demasiado alto y que, por lo tanto, puede acabar provocando lo contrario del efecto que se busca: que influya en los precios al alza.
La Unión Europea también recaudaría a las eléctricas los beneficios que conseguirían entre el máximo acordado y lo que realmente reciben por la electricidad vendida. Con este dinero, extraído tanto de los impuestos a las compañías de combustibles fósiles como de las que operan con inframarginales, la Unión Europea pretende ayudar a empresas y familias a pagar los recibos de la luz e invertir en energías verdes.
Sin tope al gas ruso
Hace días que la UE dice que ya no teme las amenazas de Moscú y el tope al precio del gas ruso está sobre la mesa, pero la realidad es que los estados miembros más dependientes energéticamente de Rusia prefieren no tentar la suerte y aplicar más restricciones contra el Kremlin. Así, por falta de unanimidad entre los Veintisiete, según un borrador interno filtrado a The Guardian, la Comisión de momento no propondrá limitar el precio del gas ruso. También se había valorado poner un tope a todo el gas que importa la Unión Europea por gasoducto, que básicamente sería el que proviene de Noruega y de Argelia. Noruega, sin embargo, ya ha mostrado su escepticismo respecto a esta iniciativa. Sobre esto, Ribera ha respondido que está a favor de poner un tope a todo el gas, el que llega por todas las vías y no solo el de origen ruso.
Todo este conjunto de propuestas está previsto que las anuncie oficialmente la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en el discurso del estado de la Unión que hará este miércoles en Estrasburgo. A pesar de esto, todavía será necesario que lo discutan y lo aprueben los estados miembros, que se reunirán de manera extraordinaria el 30 de septiembre en Bruselas. También tendría que pasar el filtro del Parlamento Europeo, pero todo apunta que Bruselas tratraá de encontrar la manera jurídica de saltarse este último trámite para aprobar el plan de choque energético cuanto antes mejor.