Estados Unidos

Las 'midterm' dejan a Estados Unidos y el Capitolio partidos en dos

La victoria de los republicanos fuerza la retirada de Nancy Pelosi y condicionará el mandato de Biden

Vista de la cúpula del Capitolio en Washington / EFE
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WashingtonLas elecciones de medio mandato han vuelto a demostrar la división que gobierna la política en Estados Unidos y que podría paralizar la acción legislativa de su presidente, Joe Biden. Las dos alas del Capitolio, el edificio central de la democracia norteamericana, quedarán repartidas entre demócratas y republicanos los dos años próximos. Al norte, el Senado quedará teñido del azul del Partido Demócrata, mientras que el rojo del Partido Republicano será el color predominante en la Cámara de Representantes, situada al sur de esta construcción emblemática de la capital de Estados Unidos.

Una semana después de la votación –y después de la espera en el recuento de los votos por correo–, los conservadores han podido confirmar una victoria clave para sus pretensiones. A falta de seis escaños para decidir, el resultado actual en la Cámara de Representantes es de 211 demócratas a 218 republicanos, una victoria por la mínima y con un regusto agridulce, dado que no se han cumplido los pronósticos que auguraban una apabullante "ola roja", hecho que ha sumido al partido en un proceso de reflexión.

El cambio de liderazgo en la cámara baja ha empezado a tomar forma este jueves. La hasta ahora presidenta del órgano legislativo, Nancy Pelosi, ha anunciado a sus 82 años que, después de perder el apoyo parlamentario, se retira también de la posición de líder de los demócratas en la Cámara, un cargo que ha ocupado desde el año 2003. "Ha llegado la hora de que una nueva generación lidere el caucus demócrata que tan profundamente respeto", ha dicho en su discurso de despido a la Cámara, que ha sido aplaudido tanto por demócratas como por republicanos. Después de dos décadas, la primera mujer en ser portavoz de la cámara baja da un paso al lado, pero continuará representando a sus electores de California.

Después de cuatro años, los conservadores recuperan la mayoría absoluta de la cámara baja (218 escaños), y ganan así poder efectivo de veto a la agenda de Biden y la capacidad de marcar una parte importante del discurso mediático por medio de comités de investigación. De ahora en adelante, se espera que los republicanos impulsen una serie de proyectos de ley con el único objetivo de enviar consignas políticas, sin ninguna esperanza de que sean aprobados, dado que la mayoría demócrata en el Senado puede bloquearles cualquier iniciativa legislativa.

De este modo, un Congreso dividido en dos ajustadas cámaras hará difícil que se lleven a cabo los grandes proyectos de ley que propugnan los dos partidos, que parten de posturas diametralmente opuestas en ámbitos como el cambio climático, los derechos reproductivos, la regulación de las armas o el gasto público en sanidad. Más bien, en un momento de polarización extrema en el país, incentivará la colaboración para llegar a acuerdos bipartidos, es decir, del mínimo común denominador.

Una nueva etapa

"La era del gobierno unipartidista de los demócratas en Washington ha acabado", afirmó este miércoles el líder de los republicanos en la Cámara, Kevin McCarthy, después de ser reelegido como portavoz por los miembros de su partido. Desde el año 2011 ha servido como líder de los republicanos en la cámara baja, y después de recibir la confianza de 188 congresistas, se presentará a la presidencia del órgano legislativo en enero, cuando se conforme la nueva cámara. Para ser presidente, sin embargo, tendrá que enfrentarse al ala ultraderechista de los republicanos, el caucus House Freedom, próximo a Trump, que lo culpa a él de los malos resultados y ha presentado a su propio candidato, el representante de Arizona Andy Biggs.

La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, en una imagen de archivo.

"Washington tiene ahora pesos y contrapesos (checks and balances)", se congratuló McCarthy, alegando uno de los principios rectores del sistema institucional de los EE.UU.: la independencia y el control mutuo entre las diferentes ramas del poder (ejecutivo, legislativo y judicial). Después de las midterm, el presidente demócrata se verá limitado por un Congreso bicameral dividido y un Tribunal Supremo de mayoría conservadora (6-3), que se ha hecho oír durante el último año. Entre otras decisiones polémicas, el máximo tribunal de Estados Unidos ha impuesto la eliminación del derecho federal al aborto, la limitación de la agenda climática de Biden o la ampliación del derecho a llevar armas.

Aun así, los demócratas han celebrado las elecciones como una victoria. El presidente Biden ha mantenido contra todo pronóstico el control sobre el Senado, cosa que le permitirá enmendar, retardar y bloquear la acción legislativa de los republicanos. Y ha estado a punto de dar la sorpresa en la Cámara de Representantes, donde se ha dejado muchos menos escaños de los que acostumbra a perder el partido gobernante en las primeras midterm. Bill Clinton perdió 54 escaños en 1994, Barack Obama salió escaldado con 63 menos en 2010 y a Donald Trump se escaparon 40. Esta vez el Partido Demócrata partía de la mayoría de 222 a 213, que podría quedar en una derrota por la mínima de 214 a 221, según las proyecciones del modelo 270ToWin.

Comités de investigación, principal arma republicana

Mientras los demócratas han tenido el control de la Cámara de Representantes, Biden ha podido evitar el escrutinio al que habitualmente se enfrenta la Casa Blanca. Pero esto está a punto de cambiar: ahora los republicanos tendrán en sus manos el poder de crear comités de investigación y de retirar los existentes, como el que está investigando la implicación de Trump en el asalto al Capitolio del 6 de enero. Desde su creación, el 1 de julio del año pasado, sus miembros –siete demócratas y dos republicanos– han entrevistado a más de un centenar de testigos, entre los cuales líderes del grupo supremacista blanco Oath Keepers y el abogado del expresidente, Rudy Giuliani.

Después de un año y medio reuniendo evidencias, finalmente el mes pasado se citó a Trump a declarar, cosa que tendría que haber hecho este lunes, pero se negó. Difícilmente lo hará una vez se forme la nueva Cámara, controlada por los conservadores, que ya han anticipado que acabarán con el comité e iniciarán otro sobre los vínculos comerciales del hijo de Joe Biden, Hunter, con China. Aparte, también se han comprometido al escrutinio político de Biden y sus políticas migratorias, la retirada de Afganistán o los orígenes del coronavirus en China.

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