Farol en Trump? Los socios de la OTAN ya maniobran para escabullirse del 5% de gasto militar

Italia, España, Bélgica y Eslovenia son algunos de los aliados más reacios al rearme y tratan de gastar menos en defensa de lo comprometido

Rutte y Trump en la cumbre de la OTAN de La Haya de la semana pasada.
06/07/2025
4 min

BruselasLa cumbre de la OTAN en La Haya fue una gran victoria política para Donald Trump. Regresó a Washington con el ego bien hinchado y con el 5% de gasto militar del producto interior bruto (PIB) debajo del brazo. Salvo Pedro Sánchez, todos los líderes europeos le rieron las gracias y se doblaron ante sus exigencias sin ni siquiera rumiar. Ahora bien, pocos días después del acuerdo, varios aliados atlánticos ya están buscando la manera de gastar menos de lo que el Pentágono exige y alcanzar los porcentajes de gasto militar pactados con diversas tretas.

El caso que de momento ha levantado más polvareda es Italia. El ejecutivo de Giorgia Meloni quiere que el puente del estrecho de Messina, que uniría Calabria con Sicilia, sea considerado una infraestructura estratégica en materia de seguridad y, por tanto, que su coste contabilice como gasto militar. Esta maniobra permitiría a Italia incrementar de forma sustancial y de golpe la tasa del PIB que destina a defensa, ya que se calcula que el puente costaría unos 13.000 millones de euros y en estos momentos el país transalpino se gasta en seguridad 32.000 millones al año, según los datos de la OTAN.

La justificación del gobierno de extrema derecha italiano es que se trata de una infraestructura militar porque en Sicilia existen varias bases militares que están operadas por la OTAN, como la base aérea de Sigonella, y en caso de ataque podrían ser activadas en favor de la seguridad de la Alianza Atlántica. Sin embargo, sería una infraestructura de uso eminentemente civil: podrían pasar seis millones de coches y 60.000 trenes al año, según cálculos de la empresa del diseño del puente, Webuild Group. Sin embargo, se trata de una construcción que hace décadas que Roma se plantea y que no acaba de desencallar nunca, si bien sería una buena manera de que Meloni alcanzara los porcentajes de gasto de Trump.

Otro de los aliados que ya está dando marcha atrás es Eslovenia, que directamente asegura que no pretende llegar al 5%. El primer ministro esloveno, Robert Golob, recordó en una entrevista televisiva el martes que las conclusiones de la cumbre de la OTAN de La Haya se cerraron por consenso y no por votación. Y, por tanto, considera que el compromiso de alcanzar los mínimos de gasto militar no es vinculante. De hecho, el dirigente esloveno, que es socialista, aseguró que su posición es "idéntica" a la del gobierno español e insistió en que sólo obedecería al objetivo de destinar el 3% del PIB a defensa en 2030 que aprobó el Parlamento esloveno.

Sánchez ha mantenido en todo momento que España se quedaría en el 2,1% de gasto militar y en ningún caso alcanzaría los porcentajes impuestos por el Pentágono. Sin embargo, tampoco vetó las conclusiones de la cumbre de la OTAN y mantiene que, pese a gastar menos dinero que el resto de aliados, alcanzará el nivel de capacidades militares que le corresponde proporcionalmente. Unos cálculos que ni el resto de aliados ni la Alianza Atlántica acaban de creerse y, por eso, el primer ministro belga, Bart De Wever, dijo irónicamente que si Sánchez lo consigue será un "genio".

De hecho, el dirigente de Bélgica, que es uno de los aliados atlánticos más reacios al rearme, también es uno de los que siempre se ha mostrado ambiguo con el compromiso de alcanzar los mínimos de gasto militar de la OTAN. la Alianza Atlántica de que la "situación presupuestaria" de Bélgica no permite alcanzar "ni a corto ni a largo plazo" al 5%. gasta mucho dinero en defensa por las tensiones con Turquía, que es otro socio de la Alianza Atlántica.

La marcha atrás de varios países evidencia que el compromiso de los aliados de la OTAN con los mínimos de gasto militar es sólo de carácter político. En ningún caso existe un tribunal que, como ocurre en la Unión Europea, obligue a los socios a cumplir con los tratados. Ahora bien, la presión de Trump para que los aliados europeos cumplan con los acuerdos es muy potente y en más de una ocasión les ha amenazado en plena guerra de Ucrania con no protegerlos en caso de que sean víctimas de un ataque. En el caso concreto de España, por ejemplo, el magnate neoyorquino incluso amenazó con represalias comerciales.

Es en este contexto que se entiende la voluntad de los aliados europeos de contentar a Trump pese a que a la hora de la verdad no alcancen el 5% que ha impuesto la Casa Blanca, una cifra completamente hinchada. Más allá de las declaraciones en contra de cumplir con las conclusiones, cabe recordar que en el 1,5% del mínimo del 5% pueden incluirse conceptos más amplios de seguridad de los que se habían tenido en cuenta hasta ahora, como la lucha contra el terrorismo o los ciberataques. Es decir, en realidad los aliados deben alcanzar un 3,5% de gasto militar tradicional —sigue estando un punto y medio porcentual por encima de la media de la OTAN—, pero Trump lo ha utilizado para vender en EEUU que ha logrado imponer a Europa el 5% que había prometido.

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