Europa, en alerta por las ambiciones de Trump en Groenlandia: ¿qué hay detrás de la obsesión del magnate?

El presidente estadounidense electo quiere controlar los recursos naturales y la posición geoestratégica de la isla ártica

El avión de Donald Trump en el aeropuerto de Nuuk, Groenlandia, este martes. El hijo del presidente electo estadounidense realizó una visita privada al territorio autónomo danés de Groenlandia.
Òscar Gelis
08/01/2025
5 min

CopenhagueLa Unión Europea no permitirá que otras naciones ataquen sus fronteras soberanas. Lo ha dicho este miércoles el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, en respuesta a los comentarios del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que no quiso descartar el uso de la fuerza militar para conseguir que Dinamarca le venda Groenlandia, así como para recuperar el control del canal de Panamá.

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, ha dicho que no cree que Estados Unidos invada la vasta isla ártica que forma parte de Dinamarca desde hace más de 600 años. "Obviamente, no cabe duda de que la Unión Europea no permitiría que otras naciones del mundo atacaran sus fronteras soberanas, sean las que sean", ha dicho en la radio France Inter. "Somos un continente fuerte", añadió. "Si me preguntan si creo que Estados Unidos invadirá Groenlandia, mi respuesta es que no. Pero ¿hemos entrado en un periodo en el que se trata de la supervivencia del más fuerte? Entonces mi respuesta es que sí", ha dicho Barrot . El canciller alemán, Olaf Scholz, también respondió a Trump para recordarle que "las fronteras son inviolables". Scholz, en una breve declaración, ha explicado que acababa de conversar con varios líderes europeos y que todos han expresado "una cierta incomprensión respecto a las declaraciones actuales procedentes de Estados Unidos". Y ha añadido: "El principio de la inviolabilidad de las fronteras vale para cualquier país, no importa si se encuentra en Oriente u Occidente. Y todos los estados deben atenerse a este principio, no importa si es un país pequeño o un estado poderoso".

Las desconcertantes declaraciones de Trump, que se suman a la irrupción de Elon Musk en la política europea, añaden dudas y preocupaciones en la Unión Europea ante la nueva etapa política que empezará, este 20 de enero, en Washington con el regreso del republicano en la Casa Blanca.

Los dos motores de Europa, pues, salen a defender a la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, que había respondido a Trump para dejar claro que "Groenlandia pertenece a los groenlandeses". Frederiksen remarcó que el primer ministro groenlandés, Múte Egede, "ha tenido mucho, muy claro que hay mucho apoyo entre la gente de Groenlandia que Groenlandia no está en venta y que tampoco lo estará en el futuro". "Estoy satisfecha por el aumento del interés estadounidense en Groenlandia –dijo este martes Frederiksen en una entrevista en la emisora ​​danesa TV 2–. Pero, por supuesto, es importante que tenga lugar de forma que sean los groenlandeses quienes decidan qué les ofrecerá el futuro".

No es la primera vez que Trump muestra interés por esta gran isla europea: en el 2019, cuando presidía la Casa Blanca, ya quiso "comprar Groenlandia". En ese momento, desde el gobierno de Dinamarca (que mantiene la soberanía de la isla ártica desde hace más de 200 años) la oferta de Trump se tomó medio en broma, como una astracanada más del magnate estadounidense. Seis años después, pocos días antes de que vuelva a asumir la presidencia de Estados Unidos, Trump eleva el tono y no descarta la coerción económica y militar contra Dinamarca para conseguirlo: "Lo necesitamos por nuestros objetivos de seguridad nacional. Hay aproximadamente 45.000" personas aquí. La gente ni siquiera sabe realmente si Dinamarca tiene algún derecho legal sobre la isla, pero si lo tiene debería renunciar a ella porque la necesitamos por seguridad nacional", dijo el martes en una rueda de prensa desde Mar-a-Lago.

Las palabras del republicano coincidieron con la visita de unas horas a Nuuk de Donald Trump Jr. En Copenhague, las ambiciones de Trump se están tomando ahora en serio, con una mezcla entre la desazón y la indignación por lo que se entiende como una provocación impropia de un país aliado y considerado amigo. Sin embargo, la primera ministra, Mette Frederiksen, recordó el martes que "EEUU es el aliado más importante de Dinamarca" y que "esta discusión no cambia este hecho". Con todo, Frederiksen quiso remarcar que "Groenlandia pertenece a los groenlandeses, y que cualquier discusión sobre su futuro tendrá que empezar y terminar en Nuuk".

Pese a estas declaraciones, la relación entre el gobierno de Dinamarca y el de Nuuk no pasa por su mejor momento, algo que, seguramente, no ha pasado por alto a Donald Trump. En su discurso de Año Nuevo, el primer ministro del gobierno autonómico de Groenlandia, Múte Egede, remarcó el deseo de independencia con Dinamarca afirmando que quieren "liberarse de los lazos coloniales" y forjar su propio futuro.

Controlar las bases militares y los recursos naturales

Hace más de 150 años que Estados Unidos busca adherirse al territorio ártico, y ya en 1960 el presidente estadounidense Eisenhower ofreció 100 millones de dólares por el territorio, pero Dinamarca rechazó la oferta. El experto de la Academia de la Defensa danesa, Jon Rahbek-Clemmensen, explicaba que los intereses de EEUU en Groenlandia se resumen en "consolidar su presencia en el ártico, la defensa militar y la extracción de recursos naturales".

En el extremo noroeste de la isla, los estadounidenses mantienen la base militar de Pituffik, quien, en caso de un ataque con proyectiles de larga trayectoria en la costa este americana, serviría como sistema de aviso y escudo antimisiles. Además, la base estadounidense también permite a la OTAN un enclave estratégico para vigilar los movimientos de los submarinos y barcos rusos en el ártico. El experto económico Casper Schroder añade que, "con el cambio climático y el deshielo, se están abriendo rutas comerciales que permiten reducir el tiempo de navegación, algo que para EEUU tiene mucho interés".

Pero más allá de la importancia geoestratégica, la isla ártica es atractiva a los ojos de EE.UU. por su subsuelo. Hasta ahora las riquezas minerales de Groenlandia habían sido de difícil acceso por la capa de hielo que cubre el 80% de la extensión de la isla. Pero este hielo está retrocediendo, lo que hace que el potencial para extraer minerales como el oro, el aluminio, el uranio y las tierras raras sea enorme. Estos elementos son esenciales para la industria de sectores como el tecnológico, las baterías eléctricas o el armamento, pero hasta ahora China tiene el monopolio del 80% de su producción: "Una buena motivación para EE.UU. también es asegurarse de que China no tendrá una presencia masiva en Groenlandia", dice Ulrik Pram Gad, investigador del Instituto Danés de Estudios Internacionales (DIIS).

¿Trump puede comprar Groenlandia?

"Lo de adquirir territorios ya no funciona", asegura Gad, ya que contradice a varios tratados internacionales y la propia Constitución danesa. "Pero existe la posibilidad de que la independencia de Groenlandia (si se produce) acabe con un tratado de libre asociación con EEUU", añade el experto. Esta fórmula garantizaría la protección militar y el apoyo económico de Groenlandia, "pero la mayoría de los groenlandeses prefieren hoy tener el acuerdo de libre asociación con Dinamarca", afirma el investigador del DIIS. Por el momento la situación entre Copenhague y Nuuk está encallada, ya que la economía de la isla ártica depende fuertemente de los subsidios daneses.

stats