"¡Es la hora del amor!": León XIV reivindica una Iglesia unida para un mundo reconciliado
El Papa recibe el palio y el anillo del Pescador durante una ceremonia en la plaza de Sant Pere que da inicio a su pontificado
RomaHubo un tiempo en el que la misa con la que un nuevo papa empezaba oficialmente su pontificado se llamaba "entronización", haciendo referencia a la figura de un monarca, de un rey absoluto, que también caracteriza al líder de la Iglesia católica. Actualmente este término ya no se utiliza, pero en la práctica la ceremonia solemne que marca el inicio del papado sigue cargada de simbolismo. Ante 150 delegaciones internacionales y cerca de 200.000 fieles, León XIV ha recibido este domingo el palio y el anillo del Pescador, símbolos de la autoridad del sucesor de Pedro, y ha lanzado un mensaje a favor de una Iglesia unida que actúe como "fermento" para un mundo reconciliado.
"En nuestro tiempo todavía vemos demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres", ha denunciado el pontífice durante la homilía, en el que ha propuesto una Iglesia y que sea "una Iglesia que sea" llegue a ser "fermento para un mundo reconciliado". "¡Esta es la hora del amor!", exclamó.
Si en su discurso ante los fieles el 8 de mayo, después de aparecer por primera vez en el balcón de la basílica de San Pedro, la palabra más repetida fue paz, este domingo, durante la homilía, la palabra clave ha sido unidad. Y no es un detalle menor: León XIV probablemente ha querido enviar un mensaje al interior de la propia institución católica, todavía herida por las fuertes divisiones internas que se abrieron durante el pontificado de Francisco.
En este sentido, el pontífice estadounidense ha defendido que el Papa no puede ser "un líder solitario o una cabeza por encima de los demás", y ha afirmado que "Dios nos quiere a todos unidos en una sola familia", proclamando así una Iglesia sinodal y haciendo un gesto al sector más conservador, crítico con un pretendido autoritarismo de Francisco, al que le repreguntó autoritarismo de Francisco.
Un mensaje para Gaza y Ucrania
Antes de concluir la misa e impartir la bendición del Regina caeli, León XIV ha querido recordar el sufrimiento en Gaza, "donde los niños y ancianos están reducidos al hambre", y tampoco ha olvidado la "atormentada Ucrania", que espera unas negociaciones que lleven "una paz justa y duradera".
La ceremonia con la que hoy se ha iniciado oficialmente el pontificado de León XIV ha comenzado una hora antes de la homilía, cuando el Papa ha bajado a rezar ante la tumba de san Pedro, en el interior de la basílica vaticana. Allí estaban los relicarios con el palio y el anillo del Pescador, símbolos del papado, que le han sido impuestos más tarde.
El pontífice ha llegado en procesión con la cruz pastoral y ha bajado a la tumba de san Pedro acompañado de los patriarcas de las Iglesias católicas de rito oriental, donde ha permanecido unos minutos orando. A continuación se ha dirigido en procesión hasta el altar, frente a la basílica, donde tres cardenales originarios de tres continentes y órdenes diferentes –diácono, présbita y obispo–, representando la universalidad de la Iglesia, le han impuesto los símbolos papales, uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, que lo pontío.
León XIV ha recibido primero el palio, una estola blanca que representa el peso del rebaño sobre los hombros del pastor, decorada con seis cruces negras de seda y sujetada con tres agujas que simbolizan los clavos de la Cruz. "Hoy sucedes al beato apóstol Pedro", proclamó el cardenal filipino Luis Antonio Tagle antes de entregarle el anillo del Pescador, donde figura grabado su nombre en latín y que simboliza su misión como sucesor del apóstol.
Antes de que empezara la ceremonia, León XIV ha recorrido por primera vez la plaza de Sant Pere con el papamóvil para saludar a los casi 200.000 fieles que había, que habían empezado a llegar a las seis de la mañana, y que han recibido con entusiasmo al nuevo papa al grito de "Le".
Aunque la ceremonia de inauguración del pontificado es una tradición milenaria, con una liturgia muy precisa y alejada de la diplomacia, hoy la plaza de Sant Pere se ha vuelto a convertir en una cumbre internacional, como ya ocurrió con el funeral de Francisco, con representantes de 150 delegaciones de: embajadores y monarcas. Entre ellos estaba el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, con quien León XIV se ha reunido en privado después de la homilía.
Encuentro entre Zelenski y Vance
La delegación estadounidense, encabezada por el vicepresidente JD Vance y por el secretario de Estado, Marco Rubio, ocupaba hoy un lugar preferente, ya que se trata del país de origen del Papa. Rubio fue recibido el sábado por su homólogo vaticano, Pietro Parolin, mientras que es posible que el pontífice reciba el lunes al vicepresidente estadounidense, que ha aprovechado su visita a Roma para impulsar una nueva ronda de contactos entre Washington y Kiiv.
Vance y Zelenski se han reunido esta tarde en la residencia del embajador de Estados Unidos en Italia, que ha sido el primer encuentro entre ambos después de la tensa reunión que mantuvieron en el Despacho Oval el pasado febrero. Más tarde, el vicepresidente estadounidense también se reunió con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen —que también asistió a la ceremonia de 'entronización' de León XIV—, en un encuentro a puerta cerrada donde abordaron las relaciones entre Bruselas y la Casa Blanca.
Quien sí ha sido recibido en audiencia por León XIV antes de la misa ha sido la presidenta de Perú, Dina Boluarte, país donde el nuevo pontífice ejerció durante casi dos décadas y del que obtuvo la nacionalidad. También ha sido significativa la presencia en la plaza de San Pedro del presidente israelí, Isaac Herzog, quien no asistió al funeral de Francisco, en represalia por las críticas del papa argentino a los ataques del ejército israelí en la franja de Gaza.
Una vez terminada la ceremonia, León XIV ha saludado uno por uno a los representantes de las delegaciones extranjeras, entre ellos los reyes Felipe VI y Letizia. El momento más emotivo fue cuando el nuevo pontífice rompió el protocolo y se fundió en un abrazo con su hermano Louis, que viajó expresamente a Roma para asistir a la 'entronización' de Bob, como llaman familiarmente al pequeño de los hermanos Prevost.