El ataque ruso en Ucrania

Kiev y Moscú cierran un acuerdo para desbloquear las exportaciones de cereales de Ucrania

Se citan en Estambul para firmar un acuerdo para desencallar hasta 22 millones de toneladas de grano que no pueden llegar a los mercados

EstambulUcrania y Rusia han cerrado este viernes un acuerdo para poner fin al bloqueo de cereales. Los dos países se han sentado en la mesa de negociaciones para crear un corredor en el Mar Negro, ahora vigilado por las fragatas rusas, para hacer llegar los cereales atrapados en los puertos y que no pueden llegar a los mercados globales sin ser atacados por los barcos de Moscú. El acuerdo, que dio un paso crucial la semana pasada, se ha ratificado en un encuentro en Estambul, con la mediación de Turquía y la ONU. Por parte de Rusia asistió el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, mientras que el gobierno ucraniano ha estado representado por el ministro de Infraestructuras, Oleksandr Kubrakov, que han evitado coincidir en la mesa a la hora de firmar el documento.

Según el texto –compartido por Andrí Sibiha, jefe de gabinete del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski–, Rusia se compromete a no atacar los barcos comerciales ucranianos, mientras que Ucrania no utilizará el acuerdo para introducir armas en su país. Turquía, por su parte, organizará un centro de coordinación en Estambul para velar por el cumplimiento del acuerdo. Eso sí, el documento también especifica una fecha de caducidad de 120 días: en caso de que una de las partes lo desee, después de cuatro meses podrá salir del acuerdo. Sobre las minas, que ahora mismo están junto a las costas ucranianas, han acordado que en un futuro, si es necesario, un actor indeterminado llevará a cabo las actividades de desminado. Sin embargo, Kiev es consciente de que las minas son el arma indispensable para alejar las fragatas rusas de sus puertos.

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El secretario general de la ONU, António Guterres, ha anunciado el pacto, que ha detallado que abre el camino a exportar "volúmenes significativos" de cereales desde tres puertos clave de Ucrania: Odesa, Chornomorsk y la isla Yuzhni. Ha instado a Kiev y Moscú a "implementar plenamente" el acuerdo, que ha asegurado que beneficiará a "países en desarrollo que se encuentran al límite de la quiebra y a personas vulnerables en riesgo de hambre".

Las Naciones Unidas hace meses que alertan sobre las consecuencias del bloqueo de toneladas de grano y el hambre que puede traer a los países más pobres y dependientes de los cereales ucranianos. Por eso se mostró satisfecho de que las negociaciones puedan finalizar de forma satisfactoria para todas las partes, incluida la propia comunidad internacional.

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Turquía, consciente de que es la primera vez que su mediación puede significar un paso adelante, es un mar de optimismo sobre la firma del acuerdo. De hecho, el país eurasiático ya ha sentado en la misma mesa y en varias ocasiones las delegaciones de Ucrania y Moscú desde que empezó la guerra, pero nunca ha conseguido ningún adelanto sustancial en pro de la paz: los primeros intentos tenían el objetivo de conseguir un alto el fuego y corredores humanitarios, mientras que este tiene el objetivo de aliviar el hambre en el mundo. Y si todo va bien, será la primera vez que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, pone de acuerdo a los dos países enfrentados.

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Este viernes, durante el acto oficial, el máximo mandatario turco sacó pecho de la mesa de negociación y se mostró convencido de que será el lugar donde la guerra finalizará. Erdogan ha avisado de que el acuerdo es el principio de un acuerdo de paz, bajo mediación turca: "Hace cuatro meses ya acogimos las negociaciones entre ambos países", ha afirmado, y ha subrayado que las negociaciones continúan y acabarán trayendo la paz.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ya agradeció los esfuerzos a su homólogo turco en la cumbre de Teherán, a principios de esta semana. Y Ucrania, la más damnificada, puede ver el fin del desbloqueo de sus cosechas, a pesar de que por ahora se muestra escéptica sobre la aplicación del acuerdo a las aguas. Por eso, el principal asesor del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Mykhailo Podolyak, avanzaba este viernes por la mañana que la firma sería poco amigable: “No firmaremos ningún documento con Rusia, lo haremos con la ONU y Turquía y asumiremos las obligaciones”. Después, Rusia se ocupará de firmar un documento con Turquía y la ONU. Y avisaba que, “en caso de provocaciones, la respuesta militar será inmediata”.

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Cuarto exportador de grano

Desde que Putin decidió iniciar la invasión de Ucrania, los cereales han quedado parados mientras los agricultores ya avisaban que las bombas y la artillería harían añicos sus cosechas y, como consecuencia, los mercados globales sufrirían la falta de producto. No es ninguna broma, antes de la guerra Ucrania era el cuarto exportador de grano más grande del mundo: la cosecha ucraniana representaba el 10% del trigo, el 16% del maíz y aproximadamente la mitad del aceite de gira-sol a escala mundial.

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Pero mientras la guerra empezaba a quemar en tierra firme, las fragatas rusas se hacían presentes en todo el mar Negro y en los alrededores de la costa ucraniana. Y ante el peligro de un ataque por mar a las ciudades costeras, Kiev minaba las aguas para poner freno al adelanto ruso por mar: ningún barco podía entrar ni salir de la zona. Y esto, evidentemente, incluía los barcos comerciales, muchos de ellos atracados en el puerto ucraniano más grande, Odesa, y alrededor.

“Creo que hemos llegado al límite. La cantidad más grande que podemos exportar es de unos 2 millones de toneladas al mes”, dijo Taras Vysotskyi, ministro de Agricultura ucraniano, el mes de junio. Antes del 24 de febrero, el país tenía capacidad para exportar hasta 6 millones de toneladas de cereales al mes. Por lo tanto, desde que se pararon los envíos desde los puertos del Mar Negro de Ucrania, más de 20 millones de toneladas de grano están atrapados en los silos de almacenamiento del país o esperando dentro de unos barcos que pueden marchar, pero temen que una fragata rusa los haga estallar. El acuerdo de este viernes, si se respeta, permitirá respirar hasta 400 millones de personas que, según la ONU, están en riesgo de hambre, y ayudará a bajar la inflación en todo el mundo.