Rusia y Ucrania negocian en secreto un acuerdo para desbloquear los cereales bajo supervisión de la ONU
Turquía asegura que la semana que viene se puede cerrar el pacto mientras centenares de barcos siguen atrapados en los puertos del mar Negro
EstambulLas delegaciones de Ucrania y Rusia, con la mediación de Turquía y observadores de las Naciones Unidas, se reunieron en Estambul para negociar la salida de trigo ucraniano –atrapado por el bloqueo ruso en los puertos de la costa ucraniana, como el de Odesa– en los mercados globales. Pero el acuerdo entre Ucrania y Rusia, en cualquier materia, se vende caro. De hecho, en medio de un gran secretismo sobre la reunión, ninguno de los actores quiso comunicar el resultado. Pero fuentes diplomáticas aseguraban que un posible acuerdo incluye que barcos ucranianos escolten la salida de los mercantes en aguas que están minadas, con el compromiso de Rusia de no atacarlos y Turquía, como mediador, inspeccionando las embarcaciones –con apoyo de la ONU– para garantizar en Moscú que Ucrania no las utiliza para abastecerse de armas.
A pesar de que las conversaciones no han llevado hasta ahora a un acuerdo firme, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitró Kuleba, se mostraba optimista en el diario El País antes de la reunión: "Estamos a dos pasos de un acuerdo. Estamos en la fase final y ahora todo depende de Rusia". El ministro de Defensa turco, por su parte, avisó de que el acuerdo verá la luz la próxima semana con la firma de las delegaciones, en un comunicado publicado en las redes sociales. Por parte rusa, fuentes diplomáticas afirmaban a la agencia rusa RIA Novosti que la posibilidad de un acuerdo también tiene que incluir ciertas concesiones en Moscú: "Hay obstáculos para la parte rusa en las áreas de seguro de barcos, logística, servicios de transporte y operaciones bancarias debido a las sanciones impuestas". Moscú también pediría un alivio de las sanciones internacionales a cambio de dejar salir el trigo ucraniano.
20 millones de toneladas encalladas
Ucrania tiene más de 20 millones de toneladas de trigo y otros productos agrícolas cargados en barcos que están encallados en el puerto de Odesa y otras regiones costeras. Se tienen que transportar antes de que queden malogrados y la nueva cosecha llegue a los mercados. Ucrania, de hecho, es un exportador vital de trigo y cereales como la cebada y el maíz. También suministra casi la mitad de todo el aceite de girasol comercializado en los mercados mundiales. Pero la invasión rusa ha bloqueado las exportaciones, especialmente a las naciones africanas que dependen –y mucho– del trigo ucraniano. En este sentido, la ONU ya hace tiempo que avisa sobre una crisis alimentaria. La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dice que la guerra está poniendo en peligro el suministro de alimentos para muchos países en desarrollo y podría empeorar la inseguridad alimentaria de hasta 181 millones de personas. Y Ucrania, que ha visto destruida su economía, necesita recuperar estas exportaciones.
Robo de grano
Desde que la guerra empezó, Kiev pronosticó que la cosecha de los labradores ucranianos situada en las zonas conquistadas por Moscú pasaría a manos rusas y con esto llegaría el robo de toneladas de trigo. A pesar de que Moscú es contundente a la hora de negarlo, Kiev alertó a principios de julio que un barco se llevó 7.000 toneladas de trigo del puerto –ahora ocupado por el Kremlin– de Berdiansk. Kiev informó a Ankara y las autoridades turcas se dieron prisa en pararlo y revisarlo. Pero días después el ministerio de Exteriores turco lo dejó marchar y el embajador turco en Kiev fue llamado a consultas. Un toque de atención para un país que se debate entre el amigo ucraniano y el socio ruso.
Mientras las delegaciones debatían en Estambul, un atasco de más de 130 barcos cargados de trigo ucraniano esperaba en el mar Negro para cruzar el Danubio. Los barcos esperan para acceder en los canales de Sulina y Bystre para llegar a una serie de puertos y terminales de Rumanía, desde donde se puede transportar el trigo en todo el mundo. La ruta restaría presión al bloqueo ruso, pero no satisfaría –ni mucho menos– la demanda mundial por sus pequeñas dimensiones. El mundo sigue esperando que Rusia deje de utilizar la comida como rehén y garantice una salida segura a los mercantes en el mar Negro.